Por poder se puede hacer. Incluso se puede decidir no pagar nada.
Como todo lo que se hace y lo que no se hace siempre tiene consecuencias habría que valorar los daños que producirían.
Lo peor que puede pasar es que decidan invadir tu país, convertirlo en un campo de concentración y poner a todo el mundo a picar piedra. No pienso que vaya a llegar a tanto. De ahí para abajo cualquier cosa puede ser posible.
Dudo que los países acreedores acepten que les den el cambiazo. Si prestaron euros querrán cobrar euros. La nueva moneda local no les serviría para nada aunque la aceptaran. Su papel higiénico resultaría mucho más valioso como moneda de cambio. Como el deudor no los tiene le resultará imposible devolverlo por eso que de donde hay no se puede sacar, aunque siempre se puede expoliar a la Argentina al ahorrador patrio y ver cuánto se puede rascar.
La referencia más próxima es Chipre. Aún no abandonando el euro pasó lo que todos conocemos, caso de abandonarlo por las braves el lío hibiera sido mucho más gordo.
Por otra parte algo me dice que los bancos de los países acreedores se han estado dedicando en estos años a ganar tiempo y limpiar la pocilga y sospecho que la mayor parte de la deuda impagable está en manos de los bancos nacionales de los países deudores y por ello en sus confiados clientes contratadores de fondos de inversión y planes de pensiones. Si esto es así el corralito argentino va a parecer de risa. ¿Qué podría comprar un ciudadano de ese país al día siguiente con su sueldo, pensión o ahorros aunque le proporcionaran un saco lleno de relucientes estampas?
Mucho me temo que aquéllos a los que se dice proteger sufrirían un terrible daño, probablemente avalado con su apláuso inicial. Mientras tanto los instigadores de la decisión y sus amigos ya tendrían sus dineros a buen recaudo y algún que otro avispado que haya olido la torta y cuente con los medios y conocimientos para salverse. Para el resto miseria a manos llenas.