El "político de turno" es casi como el hombre del saco. Algo más propio del mito para meter miedo que no un ser real y con poder.
Sobre control de los medios, más bien estaba pensando en la posibilidad de un grupo que tenga como cliente (de publicidad) a unos "muy conocidos grandes almacenes", que "oh! Casualidad!", quizás es el proveedor a su vez de los servicios informáticos, y el correspondiente soporte técnico. A precio de tarifa promocional no contractual muy rebajado.
Y claro, aparece alguna noticia incómoda, y...
Esos "muy conocidos grandes almacenes" no tienen porque boicotearse a sí mismos las campañas publicitarias, pero de repente ese superdescuento promocional no contractual por los servidores y soporte técnico "desaparece".
O quizás ese grupo mediatico, a la vez que contratar (como emisor) publicidad de una "prestigiosa multinacional española del ámbito de las telecomunicaciones", también los tiene como proveedores de todos sus servicios de telefonía, fijos y móviles. A precio de tarifa ridículo (por eso del volumen del contrato), pero mediante algún tipo de descuento también no contractual.
Y claro, aparece algún competidor dinámico, con potencial, del que sería muy interesante informar y hacer seguimiento, y...
Esa "prestigiosa multinacional del ámbito de las telecomunicaciones" no tiene porque boicotearse a sí mismos, y quizás crear un vacio de presencia que pudiese ser ocupado por la competencia, pero "de repente" quizás la calidad del servicio prestado empiece a tener ciertos fallos, las tarifas son re-estudiadas,...
El poder real del "político de turno" está más o menos al nivel del poder que puede tener un obispo o un militar de alto grado. Influyen, sí, en algún ámbito hasta pueden tener mando en plaza, quizás hasta alguna posibilidad de hacer y deshacer algo discrecional, pero...
En los cenáculos de poder (del VERDADERO poder), del político de turno, o les sirve de mayordomo, o se rien de él. O ambas cosas a la vez.
la plus belle des ruses du Diable est de vous persuader qu'il n'existe pas!