Las encuestas de intención de voto vaticinan que Artur Mas podría quedarse con la mitad de escaños que tenía en 2010, año en que desbancó al tripartito del Gobierno de la Generalitat. Durante todo este tiempo, el líder de CiU ha intentado disimular esa debacle con proyectos secesionistas, listas conjuntas, plebiscitos y referendos. Pero la fuga de votos se mantiene en una comunidad, la catalana, que es la única en España que no tiene ley electoral propia. A los nacionalistas siempre ha beneficiado el sistema contemplado en la ley española, de ahí el escaso interés en dotarse de otras fórmulas. A lo largo de estos cuatro años, Mas ha recurrido a distintas estrategias partidistas. Aquí van ocho de ellas:
1. Adelanto electoral en noviembre de 2012: Creyó el nacionalista que, tras la negativa del presidente Mariano Rajoy a conceder el pacto fiscal a Cataluña, podría sacar mayoría absoluta si adelantaba elecciones con un programa que incluía la celebración de una consulta sobre la independencia de Cataluña. Sin embargo, de los 62 escaños logrados en 2010, CiU se quedó con 50, lo que le obligó a buscar socios de legislatura.
2. Pacto secesionista con ERC: Mas firmó en diciembre de 2012 un acuerdo de legislatura que contemplaba una hoja de ruta hacia la consulta soberanista. Desde entonces, el presidente catalán ha invocado la mayoría parlamentaria para defender su proyecto separatista. Toda su acción de gobierno ha ido encaminada a celebrar ese simulacro de referéndum.
3. "Queremos votar": Es el lema utilizado por el presidente catalán en su actos de política exterior. La estrategia victimista de CiU pretende lanzar una imagen de opresión, como si en Cataluña no existieran elecciones autonómicas cada cuatro años. De esta forma, los convergentes pretenden utilizar la consulta para ganar la legitimidad que no le dieron las urnas.
4. Referendo, consulta, proceso participativo: Tras el rechazo del Tribunal Constitucional a una votación sobre la independencia de Cataluña, el presidente catalán fue cambiando de fórmula. Primero fue un referendo, según pusieron de manifiesto cuatro de los nueve consejeros del Consejo de Garantías Estatutarias que criticaron la ley de consultas catalana. Luego dio paso a una consulta y, tras los sucesivos reveses judiciales, el 9 de noviembre se celebró finalmente un proceso participativo en el que solo votó uno de cada tres catalanes.
5. El referéndum definitivo: No contento con el fiasco de consulta, Artur Mas afirma ahora que hay que hay que hacer el referéndum definitivo, un velado reconocimiento de que el 9-N fue una farsa y que su estrategia pasa por el constante enfrentamiento con el Gobierno.
6. Lista conjunta: Una artimaña para diluir el previsible batacazo electoral. Artur Mas pretende ocultar las siglas de CiU en una candidatura "de país" junto a ERC y otras plataformas sociales como la Asamblea Nacional Catalana. El último sondeo del Centro de Estudios de Opinión (CEO), órgano dependiente de la Generalitat, otorga a CiU entre 34 y 36 escaños frente a los 62 de las elecciones de 2010.
7. Elecciones plebiscitarias: El dirigente nacionalista propone adelantar elecciones, pero no para cambiar de gobierno, sino para elegir un ejecutivo provisional que ejecute la independencia de Cataluña en 18 meses. Pero ni ERC, ni ICV ni CUP, que le dieron apoyo en la consulta, secundan ahora los planes de Mas.
8. Sin ley electoral catalana: Y mientras Mas intenta alterar las reglas del juego electoral, Cataluña sigue siendo la única comunidad autónoma española sin ley electoral propia. Actualmente se rige por la ley española, que siempre ha beneficiado a los nacionalistas. Estos tienen su granero de votos fuera de las grandes urbes, es decir, en las comarcas interiores, donde es más fácil, obtener representación, dado el equilibrio territorial que la ley electoral plantea.