HIJOS DE LA TRIBU
por Monsieur de Sans-Foy
Tener hijos en pareja
es un hábito anacrónico.
Que lo sepas, Fray Josepho,
no te tomen por retrógrado.
Tener padre y tener madre
y una abuela en Tomelloso
que se llame Josefina
y eche pasas al bizcocho
es de carcas y paletos:
es atávico y faccioso.
Esas fotos, de pequeño,
con tus pantalones cortos,
con tu madre y con tu padre,
que eran Fátima y Antonio,
¡son la causa de tus traumas
y tus desarreglos todos!
Educarse en una tribu
es lo más beneficioso.
¿No se sabe de hace mucho
que venimos de los monos?
¡Pues dejémonos de padres
y dejémonos de rollos!
¡Engendremos en manadas,
al igual que los bonobos!
Todo macho dominante
–que es el mono más ceporro–
tendrá tratos con las hembras
al estilo del Tenorio:
un casquete... y a otra cosa,
y si de ello sale bombo,
el chiquillo es de la tribu.
¡Ya le limpiarán los mocos
y pondrán las ortodoncias
entre todas y entre todos!
Fíjate, desde Atapuerca,
qué camino tan penoso:
¡mil milenios patriarcales
no han podido con nosotros!
El humano progresista
sale ya del calabozo.
¡Somos libres, Fray Josepho!
¡Y volvemos a ser monos!
EN PRO DE LA ESPONJEIDAD
por Fray Josepho
Los hijos de la tribu son logros de progreso.
Quitemos a la prole la rancia filiación.
La envidia más cochina me asalta, lo confieso,
de ver esa valiente desprivatización.
Pero hay otro adelanto de signo progresista
que incluso es más benéfico que el hijo comunal.
Se trata de una histórica y espléndida conquista
en pro de las mujeres, del ámbito menstrual.
Merece tal avance mi elogio y mi lisonja,
pues libra a nuestras féminas de la dominación.
Se trata, caro amigo, del uso de una esponja
(marina, por supuesto) para la menstruación.
Estaban las mujeres, hasta el momento, presas
de artículos de escasa sostenibilidad.
Usaban esos días tampones y compresas,
terribles agresiones a su feminidad.
Tampones. Celulosa. Terrífico castigo:
los bosques esquilmados por un apremio snob.
¡La Pachamama os pide poneros en el higo
(perdón por la metáfora) a nuestro amigo Bob!
¡Abominad del Tampax, tiránico y fascista!
¡No hinquéis en vuestros cuerpos cilindros de papel!
¡Usad la suave esponja, benéfica y bienquista,
y no una cosa blanca que acaba en un cordel!