Este año, la celebración de la Diada catalana tendrá un componente añadido a la habitual manifestación secesionista que se celebra cada año, desde 2012: a apenas un mes de que tenga lugar, concidirá con el inicio de la campaña electoral para las elecciones del 27-S, unos ordinarios comicios autonómicos que, por el contrario, el líder de la Generalitat se empeña en revestir de plebiscitarios para poder declarar la independencia de Cataluña.
Según la encuesta de NC Report para LA RAZÓN, exactamente un 36,6% de los catalanes tiene intención de asistir. Un dato que, si equivale a la asistencia estimada a la convocatoria del año pasado, es claramente simbólica, ya que lo que refleja el sondeo es que sólo 3 de cada 10 catalanes tendrá intención de salir de su casa para participar en un día que supone el pistoletazo de salida de la puesta en escena de Juntos por el Sí –la lista unitaria con la que concurre a las urnas el presidente de Cataluña junto con ERC, ANC y Ómnium– para intentar ganar las próximas elecciones.
Dentro de este total, la mayor parte del abanico de participación está representada por los jóvenes, ya que un 44,4% de aquéllos con edad comprendida entre los 18 y 29 años querrá asistir; un 38,2% de los que tienen entre 30 y 44 años; un 33,2% de los de 45 a 64 años, siendo el porcentaje más bajo de asistencia, y un 34,4% de las personas mayores de 65 años.
El panorama que se abre ante el presidente de la Generalitat no es muy alentador, tal y como pronostican las últimas encuestas, por las cuales la lista unitaria no alcanzaría el 40% de los votos, es decir, que no se acercaría a la mayoría absoluta. Si para reformar el Estatuto de Autonomía Mas necesita la mayoría de los dos tercios del Parlamento, recientemente aseguró que le bastan 68 escaños –la mitad más 1– para proceder. A pesar de que las palabras del pressidente caen en saco roto de cara a la Justicia española, el barómetro de NC Report, realizado en 57 municipios, arroja que el 44,2 por ciento de los catalanes cree capaz a Mas de declarar la independencia de Cataluña en caso de ganar las elecciones. Eso sí, la ofensiva secesionista orquestada por Artur Mas no tiene de su parte al público, ya que el 47,7 por ciento considera que ha perjudicado a Cataluña, frente un 43,8 por ciento que opina que no. Una valoración que no se da únicamente dentro de nuestras fronteras, sino que la revista estadounidense de información económica «Forbes» publicó recientemente que «una potencial ruptura entre Cataluña y España no beneficia a Estados Unidos, ni a Europa, ni a España, ni en último término a Cataluña». Según declaró recientemente el líder de UDC, Josep Antoni Duran Lleida, un amplio sector empresarial catalán le ha trasladado su preocupación por la inestable deriva de las pretensiones secesionistas de Artur Mas.
Ante la pregunta más directa de la encuesta, «¿Está usted a favor de la independencia?», la postura de la mayoría de los catalanes es claramente negativa: un 50,3% se muestra contrario, frente un 42% que se declara a favor. La cifra de aquellos que abogan por mantener la unidad del país coincide con el último barómetro del propio CEO catalán, que la fija en un 48%. Un sentir que comparten la mayoría de los españoles según sondeo del CIS de la semana pasada, que muestra apenas un 9,7% de los españoles quiere en España estados independientes, subiendo seis puntos los partidarios de que el sistema autonómico se mantenga igual.
El viernes pasado, tras la primera reunión con el Rey en Marivent (Palma de Mallorca), el presidente del Gobierno advirtió a Artur Mas ante los medios de comunicación congregados, de que «lo que es España se decide entre todos los españoles. Hay que tenerle respeto al conjunto de los ciudadanos para no generar división y entorpecer la recuperación». Rajoy quiso dejar constancia de la importancia que concede a los próximos comicios del 27 de septiembre al anunciar que se involucrará personalmente en la campaña electoral que comenzará en la Diada. Si la intención del presidente fue la de no dejar lugar a la duda respecto a la postura del Ejecutivo, según la encuesta de NC Report los catalanes también la tienen clara, ya que un alto 73,2% considera que el Gobierno central frenará a Artur Mas, frente a un 18,6% que opina que no lo hará.
La decisión del presidente de la Generalitat de convocar elecciones autonómicas anticipadas ha sido analizada desde los distintos sectores políticos, coincidiendo en su mayoría en que se trata de la última baza de Artur Mas para afianzarse en el poder tras unos meses continuos de debilitamiento y aislamiento político. Unos comicios en los que Mas no va de cabeza de lista en la llamada lista unitaria, pero que en cambio sí implican que si la formación consigue hacerse con el poder en las urnas, seguiría siendo presidente de la Generalitat. Estrategia que, tal y como desprende NC Report, le estaría saliendo bien, ya que en la valoración de los candidatos el cabeza de lista de Juntos por el Sí, Raül Romeva, ocupa la segunda posición con una puntuación de 4,5, por detrás de Luis Rabell, líder de Catalunya Sí que es Pot, y empatado con el número 1 de la CUP a la Generalitat, Antonio Baños. Dentro de los candidatos constitucionalistas, el líder del PSC es el mejor valorado, con un 4,2, y Albiol y Arrimadas se acercan con un 3,1 el primero y un 3,5 la segunda. El otro, y no desmerecido, análisis es que además, a través de la «promoción» mediática de estos comicios Artur Mas tiene el objetivo de tapar paralelamente escándalos de corrupción como es el «caso Pujol».
La opinión al respecto se equilibra en la balanza, ya que los que descartan este «lavado» político no superan por cinco décimas, con un 41,5%, a los que opinan que sí.
Contra un pacto por la unidad
De cara a los comicios, los partidos constitucionalistas ya han anunciado su hoja de ruta de pactos: Inés Arrimadas, la candidata de Ciudanos, aseguró en una entrevista concedida a este periódico que su intención es sumar fuerzas con el PSC y el PPC «para frenar la locura de Mas», y tanto Xavier García Albiol como Miquel Iceta no descartan este posible tripartito. Sin embargo, el 39,8% de los catalanes cree que no debe, reñido con un 35,2% que sí lo creen conveniente tras el 27–S.