Frente a esta coalición se ha establecido una coalición de partidos y movimientos sociales que intentan centrar el debate político en el tema social, sin permitirle al gobierno Mas que utilice la bandera para ocultar la responsabilidad de tal gobierno en el enorme deterioro del bienestar de las clases populares. Dicha coalición tampoco permite a Mas y a su coalición presentarse como los defensores de la nación catalana, mostrando el gran daño que sus políticas han causado al pueblo catalán. Esta coalición de movimientos sociales y partidos políticos incluye Podem, Iniciativa per Catalunya–Verds, Esquerra Unida i Alternativa (con el apoyo de Barcelona en Comú), habiéndose invitado al Procés Constituent a que se sumara a tal coalición. En la última Asamblea se debatió esa posibilidad. El discurso que se publica es el realizado por Vicenç Navarro, uno de los fundadores de tal movimiento, a favor de la confluencia.
Permitidme que antes de proponer qué es lo que tendríamos que hacer como Procés Constituent (PC), haga una breve exposición de qué es lo que está pasando en Catalunya, por qué está pasando y qué es lo que podemos hacer.
Y creo que la mayoría de la Asamblea del PC, reunidos aquí en Cornellà, estará de acuerdo al establecer que el mayor problema de Catalunya es el gran deterioro del bienestar y de la calidad de vida de las clases populares, que son la mayoría de la población catalana. La gran crisis está causando un gran dolor entre nuestra población. Solo dos indicadores que reflejan este enorme dolor. El porcentaje de suicidios ha crecido un 30% en los últimos cinco años. Y la distancia entre la esperanza de vida de Pedralbes, barrio burgués y acomodado, y Nou Barris, de clase trabajadora, que ya era una de las más altas de Europa, de siete años, repito, siete años (no siete días, no siete meses, sino siete años), ha crecido todavía más en estos años.
¿Por qué pasa esto?
Los grandes medios de comunicación de la Generalitat, TV3 y Catalunya Ràdio, y el gran número de periódicos de habla catalana en Catalunya reproducen la explicación que dan las voces hegemónicas del movimiento independentista, atribuyendo este dolor al expolio de Catalunya por parte de España. Nosotros en el PC siempre hemos enfatizado que no es España sino el Estado español, controlado primordialmente por las derechas españolas, el que está explotando y ahogando nuestra nación, y no nos sentimos representados por este Estado. Y acentuamos que el mismo Estado está oprimiendo a las clases populares de otros pueblos y naciones de España con las cuales nos sentimos hermanados.
Ahora bien, esta explicación del supuesto expolio no trata la mayor causa del dolor de las clases populares, que no se tiene que buscar en Madrid sino aquí en Catalunya. Y esto es de lo que los independentistas hegemónicos no hablan y no quieren hablar, puesto que la mayor causa de este dolor es el enorme dominio que las derechas catalanas tienen sobre la Generalitat de Catalunya y sobre los grandes medios de comunicación catalanes, dominio que tuvieron durante la dictadura, y que continúan teniendo ahora. El 80% de todo el tiempo desde el inicio del periodo democrático, Catalunya ha sido gobernada por las derechas. Esta es la realidad que se intenta esconder.
Y no hay nada tan parecido a las derechas españolas como las derechas catalanas. El gobierno presidido por el Sr. Artur Mas ha ido aprobando en las Cortes Españolas y aplicando en Catalunya reformas laborales responsables de un gran crecimiento de la desocupación, del paro y de la precariedad. Y el gobierno Mas ha ido llevando a cabo algunos de los mayores recortes que se han visto en España y en Europa, a la vez que se han recortado los impuestos. El daño a la sanidad pública catalana, por ejemplo, ha sido enorme. Están destruyéndola bajo la dirección del que fue el Presidente de la Patronal Sanitaria Privada que, en una de las primeras declaraciones que hizo cuando fue nombrado Consejero de Sanidad del Gobierno de la Generalitat, aconsejó a los catalanes que contrataran seguros sanitarios privados a través de las compañías de seguros. Esta es la Catalunya del Sr. Artur Mas, apoyada por nada más y nada menos que ERC, el partido independentista que sostiene que todo el drama y daño que el pueblo catalán sufre se arreglará al conseguir la independencia, argumento también sostenido por el pensamiento hegemónico independentista, apoyando con su comportamiento la continuidad del gobierno Mas, el cual utiliza, una vez más, la bandera para defender sus intereses de clase.
¿Qué podemos hacer?
Recordemos que algunos de nosotros, hace ya años, incluyendo Arcadi Oliveras, Teresa Forcades y otros, fundamos el Procés Constituent en el intento de movilizar la población para presionar y facilitar la confluencia de movimientos sociales y partidos políticos para construir una nueva Catalunya. No nos sentimos representados por el Estado español. Pero tampoco nos sentimos representados por el Estado actual aquí en Catalunya. No nos sentimos representados por ninguno de ellos, y queríamos construir una nueva Catalunya de abajo hacia arriba, con participación ciudadana, y muy en especial con participación de las clases populares, en la construcción del país. Así nació el PC.
Pues bien, estamos cada vez más cerca de esto. Se ha creado en Catalunya una coalición de nuevos y viejos partidos (Podem, Iniciativa per Catalunya-Verds, Esquerra Unida i Alternativa) que nos han invitado a integrarnos con ellos como parte de un proceso de confluencia hacia Catalunya sí que es Pot. Cada uno de estos partidos tiene sus pros y contras, que han aparecido en las negociaciones sobre la posible coalición con nosotros, negociaciones, por cierto, en las que también han participado observadores de Barcelona en Comú, que siempre estuvieron deseosos de que la confluencia se llevara a cabo y de que el PC fuera parte de ella.
¿Dónde estamos ahora?
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Cuál es la decisión?
Entonces nos tenemos que preguntar: ¿queremos seguir siendo la conciencia de Catalunya, con TV3 y Catalunya Ràdio y todos los medios entrevistando a Arcadi y a Teresa como los referentes morales del país? ¿Queremos sentirnos bien, moralmente superiores, puros y limpios? ¿Con nuestro orgullo institucional fiel a las dos figuras morales, Arcadi y Teresa? ¿Queremos limitarnos a bendecir y dar la imprimatu a aquellos partidos que pasen la prueba de pureza que nosotros establecemos? Yo respeto esta vía, y tengo gran respeto y aprecio por los dos, y ellos lo saben. Ahora bien, esta no es mi vía.
Hagámonos, pues, la siguiente pregunta: ¿queremos resolver los temas inmediatos que la explotación de clase que existe en Cataluña impone en nuestro pueblo, colaborando con partidos que han hecho suyo el manifiesto que redactamos nosotros, trabajando también con los movimientos sociales independientes que nosotros propusimos hace unos días como condición de que continuáramos hablando? Se nos dirá que nos estamos “ensuciando”, pues en la vida política, muy a menudo se tiene que escoger entre lo malo y lo peor. Pero la lucha por el cambio exige trabajo de movilización a nivel de calle y también a nivel político y parlamentario. Tenemos que continuar movilizándonos en la calle, pues es de ahí de donde surge el poder contestatario. Pero para incidir en el cambio también tenemos que mojarnos y ensuciarnos participando en la vida parlamentaria y en el gobierno de las instituciones, donde el pacto y la negociación son intrínsecos en la vida política, y muy en especial para las izquierdas, que frecuentemente no tienen la mayoría. Las clases populares a las que deseamos servir tienen el derecho de exigirnos que estemos ahí, en el Parlament y en el gobierno de la Generalitat para defender sus intereses, hoy tan desatendidos. Los que sufren la crisis no pueden permitirse el lujo de que nosotros nos conservemos puros y limpios, alejándonos de la vida política y de coaliciones con partidos que no siempre han actuado como deberían haber hecho.
Hoy, la única alternativa que existe en Catalunya que puede ganar las elecciones es esta coalición de partidos y movimientos sociales que hemos ayudado a establecer, acabando el asfixiante dominio de las derechas sobre nuestras instituciones. Lamento que les CUP no se hayan añadido. Tengo mucha simpatía por esta formación política. Pero ella sola no ganará. Y no ha querido juntarse a la coalición. Y el PC solo, todavía menos.
Yo creo que es momento de, por un lado, apoyar a la coalición, que es la mayor oportunidad de romper con el continuismo y, por el otro, cambiar nuestro propio instrumento, es decir, el PC, pues tenemos que aceptar que hay excesivos personalismos y escasa capacidad de autocrítica y excesiva supuesta superioridad moral en nuestro movimiento, percepción derivada de la cultura predominantemente cristiana del PC, superioridad moral que francamente considero inmerecida.
Esto es lo que yo os propongo, parar esta guerra de clases cotidiana que está sucediendo en contra del pueblo catalán, guerra cotidiana realizada por las derechas catalanas, ocultas detrás de la lista del Sí que, en temas económicos y sociales, siempre se alía con la derecha española. Así de claro.
Os aseguro que si votáis no a la confluencia, las derechas catalanas y españolas estarán muy contentas y los medios controlados por la derecha catalana os darán mucha visibilidad mediática. Por favor, no contribuyáis a su alegría. Y ayudad a cambiar nuestro país para parar tanto dolor creado por los que siempre lo han gobernado. Y esto requiere participar activamente en la lucha política, con todo aquello que comporta, por muy desagradable que muchas veces esta lucha sea. Creo que esto es lo que nos piden las clases populares, que son la mayoría del pueblo catalán.
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Un saludo