El objetivo de Mariano Rajoy es sacar el 30% de los votos. Si alcanza esa meta, la dirección nacional afirma que su campaña de adentrarse en la España rural apelando al empleo, la experiencia o la estabilidad habrá funcionado, y que el PP podría hacerse con 130 escaños. En el entorno del candidato ya nadie habla de los famosos 150 diputados, que fue la cifra se filtró en septiembre, antes de los comicios catalanes.
Los trackings, sondeos para consumo interno de poca muestra que elaboran diariamente, están dando al PP una horquilla de entre el 26 y el 28% de los votos. Y esperan que la tendencia sea ascendente ante una campaña que califican de "trascendental" y "moverá mucho voto", a tenor del elevado número de indecisos. Según repiten, "hay mucho voto oculto. Los nuestros no están diciendo que nos van a votar".
En este sentido, el equipo de Jorge Moragas también trabaja con un escenario demoledor para Pedro Sánchez. Tanto que algunos cargos del PP no dudan en mostrar cierta preocupación en privado. "Estamos hablando del fin del bipartidismo", en palabras de un dirigente próximo a Rajoy. Las citadas encuestas internas confirman la posibilidad de que el PSOE deje de ser la segunda fuerza política de España en votos, aunque obteniendo más representantes en las Cortes que Ciudadanos. "Están mal, muy mal", según el gráfico resumen un alto cargo. Las fuentes consultadas auguran que ese duro revés en las urnas quedará constatado en Madrid, donde Ciudadanos le pasaría por delante aún con el PP como primera opción.
El lunes, Moragas afirmó que el PSOE es el "rival de referencia" del PP para justificar que Rajoy sólo vaya a debatir con Sánchez en un cara a cara que será emitido en televisión el lunes 14 de diciembre. Si bien, sin micrófonos delante, en Génova deslizan que el líder socialista está "en una situación muy delicada". "Ciudadanos le está quitando bastante voto y Podemos, por supuesto, también. Nuestras encuestas dicen que su caída es muy grande", insistieron las fuentes consultadas en el seno de la cúpula del PP. Dicho esto, todo apunta a que el sondeo del CIS -elaborado mediante 18.000 entrevistas- dirá este mismo jueves que Rajoy será el vencedor, seguido de Sánchez y con Albert Rivera como tercera opción.
La campaña de Rajoy
En este complejo contexto, en Génova creen que la campaña beneficiará a Rajoy. Se acogen a noticias como las conocidas este miércoles, con una caída importante del paro en noviembre y la decisión por unanimidad del Tribunal Constitucional de tumbar la declaración separatista del Parlamento catalán. "Ponen en valor el papel del presidente en las dos cuestiones clave de la legislatura", según sus estrategas. El propio candidato, desde Badajoz, tiró de esas "buenas noticias" para reivindicar su gestión de gobierno y prometer mejoras económicas. "Viva España", le gritó un militante cuando se refirió al desafío rupturista. "Viva", respondió.
Por un lado "seguridad, estabilidad, certidumbre", y por otro un candidato "más campechano". Su equipo da mucha importancia a su creciente presencia en la televisión, y en formatos no tan encorsetados como las entrevistas al uso. Con Bertín Osborne estuvo cocinando mejillones y jugando al futbolín y a María Teresa Campos le dedicará en exclusiva –no tiene nada más en agenda- el último sábado de campaña. Además, estará el día 5 en La Sexta Noche, y responderá en directo a preguntas de los ciudadanos.
Y, por supuesto, los paseos, las fotos, las cañas en un bar de la plaza mayor de algún pequeño pueblo. Rajoy estará en quince comunidades autónomas en campaña, y huirá de los grandes mítines, que previsiblemente hoy le costaría llenar. Quiere ofrecer la imagen del candidato que echa una partida de dominó, compra miguelitos para la familia y se para a ver un belén. "La clave está en las circunscripciones impares", según un ministro.
Precisamente, en Badajoz, Rajoy se dio otro baño de multitudes, y volvió a trufar su intervención de avisos sobre Ciudadanos. "Tengo más buenas noticias. Vamos a seguir extendiendo la red de alta velocidad", se revolvió frente a los planes de Rivera. José Antonio Monago fue más duro: "Algunos de los que se presentan no van a hablar ni de campos ni de pueblos. ¡Quieren cerrar los pueblos!". Y acusó al partido naranja de fomentar "ciudadanos de primera y de segunda".
"Todavía es pronto para ver si hay que hacer algún cambio de última hora, pero la percepción que tenemos es que la estrategia está funcionando y Rajoy va a más", enfatizaron desde el comité de campaña, donde no pierden la sonrisa y citan el efecto Cameron en Reino Unido. "Allí las encuestas se equivocaron". "Yo soy optimista", no para de replicar Pablo Casado. Otros no lo son tanto. En palabras de un líder regional, "el PP, aunque sea primero, perderá la mitad de lo cosechado en 2011". Esto es, cosechar poco más del 20% de los votos frente al 30% al que aspira Rajoy.