Mariano Rajoy y Albert Rivera ratificaron ayer en el Congreso el acuerdo de investidura con «150 compromisos para mejorar España», que permite al candidato del PP llegar al debate de investidura de esta semana con 170 síes, incluido el de Coalición Canaria. Ambos líderes políticos se reunieron en el Congreso con sus equipos negociadores a las 12.30, después de que ambas partes cerraran el pacto a las 2.20 de la madrugada, tras un intenso intercambio de papeles y datos. «Es un acuerdo muy positivo, pero insuficiente», advirtió Rajoy, quien necesita como mínimo otros seis «síes» u once abstenciones para poder ser investido presidente del Gobierno.
Rajoy y Rivera exhibieron su acuerdo ante un tercer protagonista, Pedro Sánchez, ausente. «Algunos hemos cumplido con el deber y hemos hecho nuestro trabajo. Pero los 170 escaños no son suficientes», subrayó Rajoy, quien apuntó a la responsabilidad del PSOE para que España salga de un bloqueo político que dura ya más de 300 días.
Los portavoces parlamentarios del PP y Ciudadanos, Rafael Hernando y Juan Carlos Girauta, firmaron el documento del acuerdo en solitario. Rajoy tenía especial interés en diferenciar la puesta en escena con la que él tanto criticó cuando el PSOE y el partido naranja sellaron su pacto en febrero, y que comparó con el acuerdo de los «Toros de Guisando».
Reunión en el Congreso
Nada más firmarse el documento, el gabinete de Rajoy se puso en contacto con el de Sánchez para cerrar una reunión entre ambos este lunes. Esta vez, el líder socialista sí que se mostró dispuesto a atender la llamada. La cita será a las 13 horas en el Congreso, pero Sánchez adelantó ayer su respuesta, al filtrar una parte del discurso que pronunciará en el debate de investidura. Será un «no» rotundo, el enésimo portazo que da a Rajoy desde las elecciones del 20 de diciembre.
Ante esa perspectiva, el líder del PP reconoció ayer, en una charla informal, que sus esperanzas de ser investido esta semana son más bien escasas. De hecho, cuando se le preguntó si piensa volver a intentarlo más adelante, contestó sin dudarlo: sí, su intención es «perseverar». Y no tiene que ser «necesariamente» después de las elecciones autonómicas gallegas y vascas del 25 de septiembre. Rajoy insistió en que su intención es aprobar los Presupuestos en tiempo y forma, para poder cumplir los compromisos europeos, y eso supondría un segundo intento de investidura más pronto que tarde.
Las 48 horas más intensas
De momento, Rajoy quiere intentarlo hasta la misma tarde del viernes 2 de septiembre, cuando se llevará a cabo, previsiblemente, la segunda votación. Fuentes de Moncloa señalaron que las 48 horas que irán desde la primera votación del día 31 hasta la segunda del día 2 serán especialmente intensas: la formación del Gobierno estará en manos exclusivamente de 11 abstenciones socialistas.
En su discurso de investidura, que pronunciará en solitario este martes a las cuatro de la tarde ante el Pleno del Congreso, Rajoy situará como primer objetivo nacional la recuperación económica y la creación de empleo. Y defenderá el contenido del acuerdo firmado con Ciudadanos, que coincide, en dos terceras partes, con el que sellaron el PSOE y el partido de Rivera meses atrás. La intención de Rajoy es dirigirse exclusivamente «a los partidos constitucionalistas».
«Sustancia del PSOE»
El pacto firmado entre el PP y Ciudadanos está diseñado para sumar al PSOE y convencerlo de que al menos algunos de sus miembros se abstengan en la investidura para poner fin al bloqueo político. Así de claro. En una larga comparecencia en la que glosó alguna de las medidas del pacto, Rivera utilizó la parte política de su intervención para apelar a su antiguo socio y recordarle que «de estas 150 reformas, 100 las firmamos Pedro Sánchez y yo». El líder naranja aseguró que «este acuerdo tiene la sustancia del acuerdo al que llegamos con el PSOE».
Aunque el partido siempre quiso poner distancia respecto a la firma con el PSOE, destacando que solo se trataba de un acuerdo de investidura, el presidente de Ciudadanos no dudó en dotar a su intervención de gran solemnidad y relevancia, asegurando que el documento de 150 medidas y el alcanzado con el PSOE presentan un tronco común de «reformas y cambios sin precedentes». Afirmó incluso que ambos acuerdos «representan el bloque de reformas más importantes suscrito en los últimos 35 años».
Papel moderador
En el partido creen que ambos pactos ejemplifican su capacidad para «atraer al centro» al PP y al PSOE y «construir un consenso» que creen que será la base de las reformas de los próximos años. Miembros del equipo negociador consideraron que han logrado imprimir su sello en materia económica y social, además de en las medidas destinadas no solo a combatir sino a «prevenir» la corrupción. «Muchas demandas del 15-M nunca se consiguieron y están en este pacto», apunta un miembro de los negociadores, refiriéndose a la dación en pago o la lucha contra el fraude fiscal.
Otro de los negociadores naranjas defendía tras la firma que ambos acuerdos, de llevarse a cabo, significarían «un giro histórico para España». La formación no logró plasmar en el acuerdo la supresión de las diputaciones pero sí ha pactado una reducción de 1.000 millones de euros en la estructura política de diputaciones y empresas públicas. Sí han logrado acordar la reforma del Senado ya pactada con el PSOE, aunque menos detallada en esta ocasión o el compromiso de no subir IVA e IRPF. Así como la simplificación de los tipos de contratos, el complemento salarial y la mochila austriaca. El líder de Ciudadanos reconoció que «los compromisos presupuestarios fueron un escollo», y defendió un plan social con el que «no se incrementa el déficit público».
El líder de Ciudadanos no ocultó su disgusto por no poder incorporar la supresión de las diputaciones. «El PP no quiere y Ciudadanos sí», reconoció, pero aseguró que ellos defenderán la supresión si se abre una ponencia constitucional. Y ese es uno de los puntos más novedosos. Lo que se ha pactado, según Rivera, es comenzar un trabajo previo y si hay consenso abordar la reforma constitucional. «El PP no la quería, al menos se suma a esa mesa de trabajo». Esos trabajos tendrán como referente el informe del Consejo de Estado de 2006, «neutral, razonable y moderado». Rajoy se encargó después de enfriar este punto: «No quiere decir que vayamos a reformar la Constitución. Lo vamos a estudiar».
Sin alternativa
Respecto al intento por convencer a Sánchez, Rivera ha vuelto a plantear que entiende que debe ser Rajoy quien trate de convencer al socialista, «no tengo problema, pero corresponde al candidato a la investidura».
Rivera defendió la posición de su partido de llegar a este acuerdo «viendo que el PSOE se desentendía del papel institucional que le corresponde», en una decisión con la que rectificó de un veto a Rajoy que mantuvo más allá de los resultados electorales del 26 de junio. Volvió a reconocer que él no ve más alternativa «que gobierne la lista más votada con condiciones. Yo estoy aquí para solucionar problemas» y retó al líder del PSOE a que muestre todas sus cartas en esta partida de póker en que se ha convertido la política española: «Si alguien quiere defender terceras elecciones que lo diga».
Los 32 diputados
Rivera terminó reivindicando sus 32 escaños, una representación parlamentaria «humilde pero muy útil» porque «podían servir para no hacer nada o para ponerse a trabajar». El líder de Ciudadanos habló ayer orgulloso, tras un verano acaparando mucha presión, combinando errores y aciertos cuyas consecuencias para el partido son todavía un misterio. Pero sonó, al fin, liberado de una pesada carga: «Hemos hecho todo lo que está en nuestras manos. Lo que no vale es abstenerse de España».