LOS PRESIDENTES DE ESPAÑA FUERON RECIBIDOS 16 VECES EN LA CASA BLANCA QUE SÁNCHEZ NO PISARÁ EN SU VIAJE
Pedro Sánchez prosigue su gira americana sin la cita más importante que pueda tener en la agenda: una reunión con su homólogo de EEUU, y en la Casa Blanca. El socialista no logra la codiciada fotografía que sí forma parte de la hemeroteca de la historia de España a través de sus antecesores, desde Adolfo Suárez hasta Rajoy.
LOS PRESIDENTES DE ESPAÑA FUERON RECIBIDOS 16 VECES EN LA CASA BLANCA QUE SÁNCHEZ NO PISARÁ EN SU VIAJE
Pedro Sánchez prosigue su gira americana sin la cita más importante que pueda tener en la agenda: una reunión con su homólogo de EEUU, y en la Casa Blanca. El socialista no logra la codiciada fotografía que sí forma parte de la hemeroteca de la historia de España a través de sus antecesores, desde Adolfo Suárez hasta Rajoy.
Solfam dijo: "no hay mayor deprecio que no hacer aprecio"
Pues para no hacerme aprecio se molesta un montón en contestarme. Cosa muy normal en una persona con un ego que no le cabe dentro del cuerpo. Es incapaz de dar por finalizada una discusión, aunque quiera, si no es usted el que dice la última palabra. Le voy a facilitar las cosas, por mi parte voy a dar por acabada la discusión de un tema de Sálvame Deluxe que no tiene nada que ver con la política. Ya puede usted contestar con tranquilidad y así satisfacer su ego: decir la última palabra. Respecto a que soy una persona "con no mucho intelecto", pues qué quiere que le diga, nunca me ha hecho falta alardear de ello como lo hace usted. Al cuestionar mi capacidad intelectual está afirmando, al mismo tiempo, que la suya es superior. Permítame que le diga una cosa: "DIME DE QUÉ PRESUMES Y TE DIRÉ DE QUÉ CARECES". The end
“Fran es violento, lo sabe todo el mundo”. Son las primeras palabras que se le escapan a un funcionario del Ayuntamiento de Leganés (Madrid) cuando se pregunta por él, ‘Fran’, el que hasta hace unas semanas era segundo teniente de alcalde. Porque hasta entonces no era más que eso: concejal, teniente de alcalde, portavoz de su grupo y líder de Más Madrid-Leganemos, la marca municipal. Ahora es un presunto maltratador.
Por lo pronto, si lo es o no es algo que tendrá que decidir el juzgado de Violencia contra la Mujer número 1 de Leganés, que abrió fase de instrucción el 17 de junio. La mañana anterior, la del día 16, su expareja le denunció por "presuntos episodios violentos y malos tratos psíquicos" continuados, según consta en documentos de la instrucción a los que ha tenido acceso EL ESPAÑOL. También pidió una orden de alejamiento, pero hasta ahora se ha desestimado.
Ella se llama Eva Martínez, y hasta hace bien poco también formaba parte del Gobierno municipal como concejal de Servicios Sociales. Lo abandonó para, en sus palabras, garantizar su seguridad y no compartir espacio con Fran, su expareja desde hace tres años. Él la acusa de esconder una “motivación política”. Por si acaso, ha sido expulsado del partido y Mónica García le ha pedido su acta de concejal, que no ha entregado.
Eva Martínez y Fran Muñoz, en una comparecencia de prensa. Más Madrid-Leganemos
El episodio de la denuncia y la exposición del presunto maltratador han hecho saltar por los aires el Gobierno municipal del PSOE, que hasta ahora se apoyaba en los dos concejales de Más Madrid. El culmen fue la dimisión de Eva la semana después, fruto de un cóctel de frustración, inseguridad y decepciones; la última de ellas, con el alcalde socialista, Santiago Llorente, que no movió un dedo contra Fran, su teniente de alcalde, de baja desde abril.
“Han dejado en la estacada a una víctima”, dice ella, sintiéndose utilizada por un pacto de Gobierno que duraba ya dos años. El alcalde no se pronunció sobre las acusaciones de violencia de género, ni apoyó a Eva durante el proceso de demanda, una actitud que para ella demuestra "equidistancia e inacción". No fue hasta que ella dimitió de su cargo, evidenciando el problema, que el PSOE dio un paso al frente y disolvió unánimemente la coalición.
En cualquier caso, la ruptura política de Llorente y Fran Muñoz tiene más de estética de que de ética, o al menos así lo parece. Fran ya no está en el Gobierno, pero sigue siendo indispensable para darle a los socialistas la mayoría absoluta en los plenos y mantener -aunque sea desde fuera- el Ayuntamiento. Por parte del PSOE, el movimiento es lógico, ya que nadie querría encontrarse con un posible imputado por violencia machista dentro de su equipo de Gobierno.
En lo que respecta a la otra ruptura, la sentimental, el abismo que separaba a Fran y a Eva desde hacía años se vislumbró para todos, ya definitivamente, en el mismo momento en que la jueza aprobó investigar el delito de maltrato. Quién lo hubiera dicho hace no tantos años.
Eva Martínez. Ayuntamiento de Leganés
“Violencia psicológica”
Empezaron su relación en 2014, el año de nacimiento de Podemos. En 2015 entraron en el Ayuntamiento bajo la enseña de Leganemos, la marca municipal del partido, y decidieron compartir su vida y sus decisiones. Durante años siguieron el camino que había marcado Pablo Iglesias, pero lo abandonaron en 2018, el mismo año que se mudaron juntos, y el mismo que Íñigo Errejón se escindió para fundar Más Madrid. Después de las siguientes elecciones, en junio, decidieron tomar caminos separados.
En realidad, fue cosa de ella. El informe médico forense de la instrucción, al que ha tenido acceso este periódico, alude a “la continuidad de la violencia psicológica” como una de las causas del fin de la relación y, paralelamente, del principio de la ansiedad para Eva. De ella, el expediente dice que “siente mucho miedo por lo que pueda llegar a suceder, con pánico a bajar a la calle por si pudiera encontrarse con él”.
Tampoco se siente segura en el Ayuntamiento, con Fran al otro lado de la pared. De él se dice que “empieza a buscarla en el trabajo y otros lugares ajenos a este”, como la casa de ella. Llegó a hacerlo incluso durante el confinamiento de 2020, alegando que estaba paseando a su perro. De ello pasa a presionarla para hacer “cosas que no desea, [generándole] ataques de ansiedad diarios debido al chantaje emocional diario”.
Los hechos en posesión de la jueza reconstruyen “una historia de malos tratos de tipo verbal, en forma de amenazas, humillaciones y vejaciones” de forma continuada y, aunque deja claro que nunca ha llegado a agredirla físicamente, sí recoge ha habido “situaciones de violencia con rotura de objetos en el domicilio compartido”. Eva, sin embargo, no percibe la violencia, y son sus compañeros de trabajo -y por tanto, también de Fran-, su madre e incluso los funcionarios del Ayuntamiento los que la incitan a tomar medidas.
Eva Martínez, Íñigo Errejón y Fran Muñoz, en un acto previo a las elecciones municipales de 2019. Más Madrid
De él, el informe le define como una persona “violenta en general, consumidora de hachís, alcohol y cocaína diariamente”. En 1995, mucho antes de entrar en política, Fran Muñoz fue sentenciado a dos años de prisión por un delito contra la salud pública por trapichear con droga. Evitó la cárcel al pagar 50.000 pesetas mensuales, unos 300 euros, durante 10 meses. Solamente estuvo entre rejas 72 horas.
Expulsado del partido
Cuando Eva dijo que su expareja le maltrataba, cada partido reaccionó de forma diferente. Leganemos, el municipal controlado por Fran, inició un proceso de Garantías y Control para investigar lo ocurrido, pero no actuó contra él. Por otro lado, Más Madrid, la marca autonómica, inició un plan de investigación y le suspendió de militancia.
“Era lento pero seguro. Más Madrid tenía un protocolo para estos casos a nivel de ciudad, por lo de Pablo Soto, pero no a nivel regional. Entonces se tardó, pero se hizo bien”, señala una fuente cercana al proceso. “Más tratándose de Fran, con su historial”, añade. En realidad, los problemas venían de lejos, incluso de antes de formar Más Madrid.
En 2016, cuando la relación con Eva todavía estaba en sus primeros compases, 122 compañeros de Leganemos hicieron público un manifiesto por el que acusaban a Fran Muñoz de “actitudes violentas” en su trabajo y en la propia formación. Este comportamiento, decían, fue la causa de la dimisión de un concejal, Javier Blanco, de una auxiliar, Susana Alvarado, y de la baja médica de una concejala, Rocío Cruz.
Los concejales de Leganemos al inicio de la legislatura de 2015. Leganemos
“Asimismo, se han dado numerosas dimisiones en la coordinadora y la baja de muchas de las personas inscritas”, concretaba el escrito. “En las cartas de dimisión presentadas y en las intervenciones de las últimas asambleas cinco de los ocho miembros del grupo municipal dejaron claro que eran víctimas de hostigamiento, intimidación y faltas de respeto constantes por parte del portavoz del grupo: insultos, agresiones verbales, mofas, etc”, en referencia al líder de Leganemos.
Al contrario que entonces, esta vez la formación municipal no se ha levantado contra Muñoz, ni ha planteado la expulsión del grupo que él dirige. La razón: mantener la alcaldía socialista de Santiago Llorente con los votos de Leganemos y el apoyo puntual de Ciudadanos, cuyos concejales no están en el Gobierno pero sí forman parte de la gestión municipal. Con Fran Muñoz pasará algo parecido: seguirá decidiendo y siendo indispensable, pero sin aparecer en la corporación local.
Con respecto a su expareja, dependerá de la jueza dictar si Fran es un maltratador. En sus círculos defienden que la denuncia busca acabar con él personalmente, y que es inocente; en los otros, que bastante se ha tardado en poner negro sobre blanco con una persona conocida por sus actitudes violentas. Por lo pronto, con el juicio todavía en instrucción, parece que el resto de las partes, unos y otros, ya lo tienen todo claro. En política funciona así.
El conocido como semáforo nutricional o NutriScorees uno de los grandes proyectos del ministro de Consumo, Alberto Garzón, para reducir la obesidad infantil. Plan que no ha estado exento de polémica por el flaco favor que hace a productos españoles como el aceite de oliva, el queso o el jamón serrano.
Por ello, la Comisión Europea se ha comprometido a estudiar la aplicación de "condiciones específicas" a "determinadas categorías de alimentos". Alimentos como el citado queso u otros productos de la dieta mediterránea que, según los productores españoles, salen desfavorecidos.
Y es que, este semáforo nutricional que pretende instaurar Garzón puntúa los alimentos según sus composiciones. Así, una Coca-Cola cero que no aporta nutrientes, pero tampoco tiene azúcares o grasas, tiene una mejor valoración que el aceite de oliva.
El problema, según los expertos, es que este etiquetado no analiza el valor nutricional y energético del producto sino su composición. Por ello, algunos grupos parlamentarios como el PP han pedido poner en marcha otros modelos de etiquetados más acordes con la dieta mediterránea.
Informe europeo
El pasado 28 de abril, la Comisión de Pesca del Parlamento Europeo aprobó su opinión sobre la Estrategia 'De la granja a la mesa', en la que se subrayaba la necesidad de un marco jurídico armonizado de la UE para desarrollar un sistema obligatorio de etiquetado nutricional en la parte delantera del envase. Etiquetado que, de entre todos los propuestos, España ha elegido NutriScore.
Esta misma Comisión solicitaba que, a la hora de elaborar estos perfiles nutricionales, se tenga en cuenta positivamente la presencia de omega-3 y se considere la proporción de grasas saturadas e insaturadas a la hora de atribuir puntos de penalización.
Unas ideas que ahora, en la citada respuesta de la Comisión Europea, parecen estar sobre la mesa y beneficiar, principalmente, a productos españoles como los mejillones, el queso o el aceite de oliva frente a ultraprocesados como las galletas dietéticas.
Aval de la sociedad civil
Con todo ello, el ministro de Consumo insiste en que el semáforo es algo bueno para el país y que, aunque con modificaciones, se va a instaurar. Lo hace apoyándose en la respuesta que la sociedad civil ha dado al proyecto de Real Decreto para su implantación.
En una respuesta parlamentaria publicada en el Senado a preguntas del grupo socialista a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, el equipo de Garzón asegura que el 64% de las propuestas u opiniones recibidas a raíz de NutriScore "están a favor del mismo y aportan ideas para incorporar en el proyecto de real decreto".
De esta forma, Consumo asegura que tras someter a consulta pública este etiquetado nutricional basado en colores, se han recibido 103 opiniones. De ellas, 5 corresponden a Administraciones púbicas, 49 a particulares, 12 a empresas, 3 a universidades y 34 a asociaciones.
El PP, en contra
Tras la presión ejercida hacia Garzón tanto en instancias españolas como europeas, no es de extrañar que el Partido Popular haya anunciado su posicionamiento en contra de NutriScore.
Los populares aseguran que quieren esperar a que Europa, como se explica en la respuesta parlamentaria, unifique un criterio único para etiquetar productos.
En estos momentos, la mayoría de los países del entorno europeo cuentan con algún tipo de etiquetado frontal: Francia, Suiza y Bélgica (NutriScore), en Reino Unido (Traffic light), Suecia, Noruega, Dinamarca, Islandia, Lituania y Macedonia del Norte (Keyhole o cerradura nórdica), Países Bajos (FOP Choices) y en Italia se está desarrollando un sistema propio llamado Nutrinform Baterry.
Este último modelo es el que más gusta a los de Pablo Casado. Afirman que el proyecto italiano pues responde más a las peticiones de los productores locales y es más acorde a la dieta mediterránea.
Etiquetado Nutriscore
"El sistema italiano, Nutrlnform Battery -argumentan en una PNL presentada en la Comisión de Sanidad del Congreso-, tiene en cuenta la participación de cada producto en una dieta equilibrada y contempla sus cualidades nutricionales en relación con las necesidades diarias recomendadas por la Unión Europea".
En estos momentos, una coalición de países de la UE como Italia, Grecia y la República Checa buscan frenar la implementación del sistema francés NutriScore (el que apoya el ministro Garzón) a nivel europeo, debido a las dudas que genera su uso. Una posición que congratula a los populares y en la que creen que "debe estar España".
Cómo funciona NutriScore
El semáforo nutricional NutriScore funciona de una manera intuitiva mediante una escala de cinco colores que van del verde (mejor calidad nutricional) al rojo. Estos colores están asociados a cinco letras (A/B/C/D/E) que hacen que el código sea más sencillo de leer. El círculo de mayor tamaño es el que indica la calidad nutricional del alimento.
Así, los productos se sitúan en uno u otro color siguiendo un algoritmo que comparan los elementos negativos (azúcares, grasas saturadas, etc.) y, por otro, los positivos (verdura, proteína, fruta).
En la teoría es positivo, pero el problema está cuando se toman alimentos como el jamón ibérico, el queso, las sardinas en aceite o el propio aceite que, sin ser perjudiciales para la salud, están mal puntuadas porque tienen muchas grasas.
Organizaciones como la interprofesional de aceite de oliva, la interprofesional del Cerdo Ibérico, la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FENil), el sector pesquero, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y un grupo numeroso de científicos españoles que han hecho público un comunicado afirmando que NutriScore es una herramienta que "elude los graves problemas nutricionales de la sociedad moderna, desinforma y confunde al consumidor".
“Fran es violento, lo sabe todo el mundo”. Son las primeras palabras que se le escapan a un funcionario del Ayuntamiento de Leganés (Madrid) cuando se pregunta por él, ‘Fran’, el que hasta hace unas semanas era segundo teniente de alcalde. Porque hasta entonces no era más que eso: concejal, teniente de alcalde, portavoz de su grupo y líder de Más Madrid-Leganemos, la marca municipal. Ahora es un presunto maltratador.
Por lo pronto, si lo es o no es algo que tendrá que decidir el juzgado de Violencia contra la Mujer número 1 de Leganés, que abrió fase de instrucción el 17 de junio. La mañana anterior, la del día 16, su expareja le denunció por "presuntos episodios violentos y malos tratos psíquicos" continuados, según consta en documentos de la instrucción a los que ha tenido acceso EL ESPAÑOL. También pidió una orden de alejamiento, pero hasta ahora se ha desestimado.
Ella se llama Eva Martínez, y hasta hace bien poco también formaba parte del Gobierno municipal como concejal de Servicios Sociales. Lo abandonó para, en sus palabras, garantizar su seguridad y no compartir espacio con Fran, su expareja desde hace tres años. Él la acusa de esconder una “motivación política”. Por si acaso, ha sido expulsado del partido y Mónica García le ha pedido su acta de concejal, que no ha entregado.
Eva Martínez y Fran Muñoz, en una comparecencia de prensa. Más Madrid-Leganemos
El episodio de la denuncia y la exposición del presunto maltratador han hecho saltar por los aires el Gobierno municipal del PSOE, que hasta ahora se apoyaba en los dos concejales de Más Madrid. El culmen fue la dimisión de Eva la semana después, fruto de un cóctel de frustración, inseguridad y decepciones; la última de ellas, con el alcalde socialista, Santiago Llorente, que no movió un dedo contra Fran, su teniente de alcalde, de baja desde abril.
“Han dejado en la estacada a una víctima”, dice ella, sintiéndose utilizada por un pacto de Gobierno que duraba ya dos años. El alcalde no se pronunció sobre las acusaciones de violencia de género, ni apoyó a Eva durante el proceso de demanda, una actitud que para ella demuestra "equidistancia e inacción". No fue hasta que ella dimitió de su cargo, evidenciando el problema, que el PSOE dio un paso al frente y disolvió unánimemente la coalición.
En cualquier caso, la ruptura política de Llorente y Fran Muñoz tiene más de estética de que de ética, o al menos así lo parece. Fran ya no está en el Gobierno, pero sigue siendo indispensable para darle a los socialistas la mayoría absoluta en los plenos y mantener -aunque sea desde fuera- el Ayuntamiento. Por parte del PSOE, el movimiento es lógico, ya que nadie querría encontrarse con un posible imputado por violencia machista dentro de su equipo de Gobierno.
En lo que respecta a la otra ruptura, la sentimental, el abismo que separaba a Fran y a Eva desde hacía años se vislumbró para todos, ya definitivamente, en el mismo momento en que la jueza aprobó investigar el delito de maltrato. Quién lo hubiera dicho hace no tantos años.
Eva Martínez. Ayuntamiento de Leganés
“Violencia psicológica”
Empezaron su relación en 2014, el año de nacimiento de Podemos. En 2015 entraron en el Ayuntamiento bajo la enseña de Leganemos, la marca municipal del partido, y decidieron compartir su vida y sus decisiones. Durante años siguieron el camino que había marcado Pablo Iglesias, pero lo abandonaron en 2018, el mismo año que se mudaron juntos, y el mismo que Íñigo Errejón se escindió para fundar Más Madrid. Después de las siguientes elecciones, en junio, decidieron tomar caminos separados.
En realidad, fue cosa de ella. El informe médico forense de la instrucción, al que ha tenido acceso este periódico, alude a “la continuidad de la violencia psicológica” como una de las causas del fin de la relación y, paralelamente, del principio de la ansiedad para Eva. De ella, el expediente dice que “siente mucho miedo por lo que pueda llegar a suceder, con pánico a bajar a la calle por si pudiera encontrarse con él”.
Tampoco se siente segura en el Ayuntamiento, con Fran al otro lado de la pared. De él se dice que “empieza a buscarla en el trabajo y otros lugares ajenos a este”, como la casa de ella. Llegó a hacerlo incluso durante el confinamiento de 2020, alegando que estaba paseando a su perro. De ello pasa a presionarla para hacer “cosas que no desea, [generándole] ataques de ansiedad diarios debido al chantaje emocional diario”.
Los hechos en posesión de la jueza reconstruyen “una historia de malos tratos de tipo verbal, en forma de amenazas, humillaciones y vejaciones” de forma continuada y, aunque deja claro que nunca ha llegado a agredirla físicamente, sí recoge ha habido “situaciones de violencia con rotura de objetos en el domicilio compartido”. Eva, sin embargo, no percibe la violencia, y son sus compañeros de trabajo -y por tanto, también de Fran-, su madre e incluso los funcionarios del Ayuntamiento los que la incitan a tomar medidas.
Eva Martínez, Íñigo Errejón y Fran Muñoz, en un acto previo a las elecciones municipales de 2019. Más Madrid
De él, el informe le define como una persona “violenta en general, consumidora de hachís, alcohol y cocaína diariamente”. En 1995, mucho antes de entrar en política, Fran Muñoz fue sentenciado a dos años de prisión por un delito contra la salud pública por trapichear con droga. Evitó la cárcel al pagar 50.000 pesetas mensuales, unos 300 euros, durante 10 meses. Solamente estuvo entre rejas 72 horas.
Expulsado del partido
Cuando Eva dijo que su expareja le maltrataba, cada partido reaccionó de forma diferente. Leganemos, el municipal controlado por Fran, inició un proceso de Garantías y Control para investigar lo ocurrido, pero no actuó contra él. Por otro lado, Más Madrid, la marca autonómica, inició un plan de investigación y le suspendió de militancia.
“Era lento pero seguro. Más Madrid tenía un protocolo para estos casos a nivel de ciudad, por lo de Pablo Soto, pero no a nivel regional. Entonces se tardó, pero se hizo bien”, señala una fuente cercana al proceso. “Más tratándose de Fran, con su historial”, añade. En realidad, los problemas venían de lejos, incluso de antes de formar Más Madrid.
En 2016, cuando la relación con Eva todavía estaba en sus primeros compases, 122 compañeros de Leganemos hicieron público un manifiesto por el que acusaban a Fran Muñoz de “actitudes violentas” en su trabajo y en la propia formación. Este comportamiento, decían, fue la causa de la dimisión de un concejal, Javier Blanco, de una auxiliar, Susana Alvarado, y de la baja médica de una concejala, Rocío Cruz.
Los concejales de Leganemos al inicio de la legislatura de 2015. Leganemos
“Asimismo, se han dado numerosas dimisiones en la coordinadora y la baja de muchas de las personas inscritas”, concretaba el escrito. “En las cartas de dimisión presentadas y en las intervenciones de las últimas asambleas cinco de los ocho miembros del grupo municipal dejaron claro que eran víctimas de hostigamiento, intimidación y faltas de respeto constantes por parte del portavoz del grupo: insultos, agresiones verbales, mofas, etc”, en referencia al líder de Leganemos.
Al contrario que entonces, esta vez la formación municipal no se ha levantado contra Muñoz, ni ha planteado la expulsión del grupo que él dirige. La razón: mantener la alcaldía socialista de Santiago Llorente con los votos de Leganemos y el apoyo puntual de Ciudadanos, cuyos concejales no están en el Gobierno pero sí forman parte de la gestión municipal. Con Fran Muñoz pasará algo parecido: seguirá decidiendo y siendo indispensable, pero sin aparecer en la corporación local.
Con respecto a su expareja, dependerá de la jueza dictar si Fran es un maltratador. En sus círculos defienden que la denuncia busca acabar con él personalmente, y que es inocente; en los otros, que bastante se ha tardado en poner negro sobre blanco con una persona conocida por sus actitudes violentas. Por lo pronto, con el juicio todavía en instrucción, parece que el resto de las partes, unos y otros, ya lo tienen todo claro. En política funciona así.