Re: España país de pandereta y genocidio
Es una vergÚenza. Supongo que esa sede es VPO. Y si no lo es alguien se lo inventará. jajaja
El silencio es hermoso cuando no es impuesto.
Es una vergÚenza. Supongo que esa sede es VPO. Y si no lo es alguien se lo inventará. jajaja
El silencio es hermoso cuando no es impuesto.
Nunca pensé que mi improvisada diatriba contra Echenique o Echeminga-dominga, flamante teórico del neoseparatismo baturro, tuviera tanta repercusión: 330.000 descargas en YouTube llevaba ayer. Muy mal anda España para que a un simple aficionado a enterarse de dónde ha nacido, que eso es la Historia, lo atiendan tantos.
Pero en toda improvisación se cuelan errores, así que aclararé tres que los escuchantes me han señalado: 1/ el Compromiso de Caspe fue en 1412 y no 1420. 2/ Rosario, ciudad natal de los defraudadores Messi y Echenique, que cuando hace años estuve dando una conferencia tanto me recordó la Zaragoza de 1969-70 donde estudié Filosofía dos años, no es la capital de la provincia de Santa Fe, aunque sí la ciudad mayor, con 1.300.000 habitantes. La capital es Santa Fe (450.000), fundada por Juan de Garay sobre el solar de Cayastá, muy anterior a la Villa de Rosario y a la propia Buenos Aires. Dije que Rosario era la capital porque vi su empaque y porque, cuna de liberales clásicos y de estafadores modernos, Pujol Ferrusola compró su puerto hace unos años, con dinero robado, supongo que pensé que semejante capitalón merecía una capitalita. Erré.
Recuerdos de una Zaragoza olvidada
El tercer error fue decir, más enfadado que despierto, que Caesar Augusta (Saraqusta-Zaragoza) fue fundada por Julio César y no por su sobrino Octavio. Hoy creen los historiadores que la ciudad, base del Conventum, existía antes de César y cambió después de Augusto. Qué más da. Todo lo que fundó o reformó Julio César en Hispania, que fue muchísimo, lo mejoró Octavio Augusto, Pero el error tiene una explicación zaragozana y divertida que tal vez valga la pena recordar.
Cuando viví allí, Labordeta me animó a hacer una antología de la excelente poesía aragonesa de posguerra, libro que terminé y no publiqué porque me fui a Barcelona y lo perdí de vista. Estará entre los papelotes de José Antonio o perdido del todo. Para hablar de su parte en esa antología, una tarde de domingo fui a casa de Julio Antonio Gómez, uno de los dos grandes malditos de la cultura aragonesa moderna (el otro fue el cineasta turolense José Antonio Maenza), excelente poeta e inocultable aunque ocultón gay que murió en Marruecos regentando una especie de pensión dizque de chaperos. Era El Gordo un tipo estrepitoso y genial, en el estilo de la generación del Niké cuya gran figura fue Miguel Labordeta, hoy semiolvidado y seguro que desconocido por el pibe Echenique, Sobre él publiqué, hace mucho, un ensayo malo y, hace menos, un pastiche bastante bueno en Poesía perdida. No creo que Echenique lea poesía, pero sobre la más antigua de mis tareas literarias le remito a Antón Castro en El Heraldo de Aragón.
Total, que esa tarde, Julio, tras enjabonar, secar y perfumar a un descargador del mercado, me dijo, en confianza:
Mira, niño: aquí hay que decir que nos fundó Julio César porque era más guapo y porque César Augusta da Zaragoza. Si decimos que nos fundó Octavio nos llamaríamos Octaviaza, que ya es lo que nos faltaba.
¿Sabrá algo Echenique de la generación del Niké, del Miguel de Sumido 25, del José Antonio de Las Sonatas, del Julio Antonio Gómez del título interminable: Al oeste del lago Kiwú los gorilas se suicidaban en manadas numerosísimas? ¿Sabrá de los borrachos líricos de El Pozal, de Ciordia, de Luciano el impresor -me editó tres poemas y logró cobrarlos-, de aquellos personajes extraordinarios de la Zaragoza gusanera, siempre quitándose importancia, en cuya Universidad enseñaron Blecua (ah, sus Clásicos Ebro), Ynduráin, Mainer, Díaz Borque, Sanz Villanueva…. ¡Y eso, sólo en Literatura!
¿Sabrá algo de las formidables librerías zaragozanas, boticas de todas las novedades? Recuerdo ir a Hesperia a comprar los libros prohibidos del exilio, que estaban en un cuarto disimulado tras un panel giratorio. Y mirar sin cansarme los escaparates con lo último de lo último del 68 francés en la Universitaria, la mayor de las de los Alcrudo, cuyo hijo José Miguel fue el editor y uno de los fundadores, con los aragoneses Rubio, Broto, Tena y yo mismo, de la revista Diwan?¿Sabrá Echenique que lo que un podemita instruido –alguno hay- llama lunfardo pirenaico y él pretende usar ahora como bandera de la soberanía aragonesa, es la fabla de toda la vida, que el rebautizado Anchel Conte (Ángel antes de suspender las oposiciones e ir de maestro al Pirineo), oyó a sus alumnos y editó Batlló en El Bardo? ¿Sabe algo Echenique de lo que hace cuarenta años era la actividad intelectual en Zaragoza? ¿Sabe que Andalán, origen no sólo de tantos disparates nazionalistas que presenta como suyos, fue concebido por el beato Eloy Fernández Clemente, Labordeta y los arrecogíos del colegio San Pablo de Teruel, donde tanto aprendimos y tantísimo disfrutamos los becarios de nuestra provincia?
Recuerdo de un Teruel más que ilustrado
Él no lo sabe, porque es de Rosario y no ha estudiado. Yo sí, porque soy de Teruel y, gracias a una beca, estudié en ese hogar del aragonesismo moderno, con mentores como Jesús Oliver, en aquel Instituto loco dirigido por Eduardo Valdivia, con pupitres de a cuatro, al lado de Jaime Caruana (hijo), Virto (tío de Cristina Pardo), Manuel Pizarro o los Trillo. Allí enseñaban Caruana (padre), Saro Garcés, Juana de Grandes, Duhalde, Novella, Amparo Benaches o Marie-Claude Grélier, que nos enamoró del francés. Allí leíamos las novelas del Boom, escribimos poesía, nació (perdonadnos) la canción aragonesa, con Labordeta, Carbonell y Cesáreo Hernández, se creó el cineclub Luis Buñuel y La balumba, dirigida por Labordeta y Sanchís -cuya entonces esposa Magüi Mira había dejado el teatro y nos daba té y simpatía-. Entre los actores, mi vecino Pedro Espinosa, mis amigos Fernando Sarrais, Gonzalo Tena y Maria Pilar Navarrete, Carmen Magallón… y yo.
Todo esto lo he contado, con más detalle y humor, en el prólogo que me pidió Labordeta para uno de sus libros de memorias, Tierra sin mar. Si lo recuerdo ahora es para que se entere Echenique de que Aragón, incluso en su provincia más pobre, Teruel, incluso los más pobres de esa provincia, los becarios del Instituto, de la Escuela de Maestría Industrial y la Escuela Sindical (FP, mucho mejor que la de hoy) y de Magisterio, incluso los que dejamos nuestros pueblos a los 10 años para estudiar el Bachillerato con sus révalidas y Preu, en el internado del Frente de Juventudes (luego en el privado y autogestionado San Pablo), y las chicas, que en igualdad de condiciones estudiaban en las Teresianas, las Terciarias o el Sagrado Corazón, nosotros, los pobres, ni fuimos ni nos hicieron sentir jamás cabecitas negras, criaturas tercermundistas o descamisaditos de Evita a los que acogían por lástima.
Al contrario: gracias a la política educativa del tardofranquismo y al esfuerzo de los profesores, tuvimos acceso a una excelente educación, comparable a la mejor de entonces y mejor que cualquiera de las de ahora. Porque ni Aragón ni España eran el Tercer Mundo ni nosotros esclavos de las colonias esperando que un Echenique nos autodeterminara. Nosotros éramos, sencillamente, niños españoles que tuvimos el apoyo de la Nación para poder estudiar una carrera y ganarnos la vida honradamente, mejorando las circunstancias familiares de pobreza, aislamiento u orfandad que por la Guerra Civil o cualquier otra desgracia hubiéramos heredado. No nos educó nadie en el rencor. Sencillamente, nos educó. Nadie nos dijo que nos regalaba nada, aunque nos dieron lo que tenían. España necesitaba "que ninguna inteligencia se pierda por falta de medios". Ese era el lema del PIO (Patronato de Igualdad de Oportunidades), el de las becas que se renovaban con media de 7 pero gracias a las que pudimos estudiar miles de niños venidos de cualquier rincón de Teruel.
Podemos se abona al separatismo
Si cuento esta historia que no es simplemente mía sino la de toda una generación que, por primera vez en nuestra larga Historia, pudo estudiar solamente en función de su talento y esfuerzo, no de su cuna y su dinero, es porque ningún español debería tolerar por más tiempo que se nos niegue lo que hemos vivido para alterar lo que somos y destruir lo que podríamos ser. Nadie debería callarse mientras vemos a la izquierda populista de Podemos proporcionar la dinamita que necesitan el separatismo catalán y vasco para volar nuestra nación, aquella España generosa que nos pagó los estudios.
Lo de menos es el espectáculo grotesco de un argentino nazionalista propugnando la liberazión de Aragón. Nada superará su interpretación de la delicada jota feminista de La minga Dominga, mientras los Iglesias, beodos, le llaman "¡Presidente, Presidente!".Pero, aunque infame, la patulea no es tonta. Y esta semana, Teresa Rodríguez y Echenique han anunciado el plan podemita para emprender un proceso paralelo al catalán de rebelión contra el Estado y de negación de la nación española, en dos regiones clave para su fracaso: Andalucía y Aragón. Este audaz movimiento cambia la estrategia de comunistas y separatistas y les otorga la iniciativa política ante un Gobierno, el del PP, recién nacido y casi muerto, abonado a la eterna subvención del separatismo catalán; y ante un PSOE que es incapaz de aclararse con la P y con la E.
Rodríguez y Echenique se han limitado a repetir el mantra que ZP convirtió en oficialmente progre: España como nación es "un concepto discutido y discutible". A cambio, es indiscutible cualquier nación no española que, por esclavitud de la historia, siempre fue España: Cataluña, Aragón, Andalucía, etc. La de los Clinton de Cádiz dice que Andalucía es "una nacionalidad histórica" y pide ejercer su soberanía, léase autodeterminación, independencia o algo. El jotero pampero cambia la letra pero no la música. Tras cinco píldoras de Laclau, el fascioleninista que hizo de Errejón un Valdanágoras, Echeminga presenta al separatismo aragonés como "alud ciudadano", "sujeto constituyente" o "soberanía de la gente". Tanto da. Se trata de negar a España, de convertir a Aragón en un "país" más, como cualquiera de los "Països Catalans" y desarmar la resistencia que, por legitimidad y fuerza electoral, suponen Aragón y Andalucía.
Por eso, en lo referido a Aragón, empecé la improvisada prédica matutina con esta afirmación: "España es anterior a Aragón". Lo es, pero eso es lo que resulta inaceptable para el separatismo catalán, que pretende imponer la idea contraria: Cataluña es anterior a España, creación artificial.
Volviendo a la historia del nacimiento de Aragón: el condado dependiente de Pamplona que hace poderoso Aznar I Galíndez, y que recibe a título de Reino aunque sin derecho a titularse rey, porque no era primogénito, Ramiro I hace mil años, pero lo recibe de Sancho III el Mayor, que se titulaba "Rex totius Hispaniae". Porque Aragón, como Castilla tras León y Asturias, fueron siempre piezas de un proyecto político cuyo fin último, apoyado desde Europa por Carlomagno y, de forma más fértil por el Camino de Santiago, siempre fue el de reconquistar la Hispania/España de Roma y de la Cruz.
Tras la caída del Imperio Romano, Hispania se convirtió en un reino independiente bajo el dominio militar de los visigodos, que finalmente se mezclaron con los hispanorromanos, abrumadora mayoría, renunciaron al arrianismo y con Leovigildo y Recaredo asumieron la idea que ya rige en tiempos de Teodosio, en el Siglo IV, que desarrolla rasgos culturales y religiosos que algunos llaman pre-nacionales y que, al margen del nombre, definen desde el principio lo hispano como hijo de la civilización romana y cristiana, Espada de Roma o Roma después de Roma. Siempre fue así.
La historia de Aragón se resume en dos tumbas
La doctrina del nacionalismo aragonés, calcada del catalán y que ahora copia Podemos, pretende que un minúsculo rincón pirenaico, que dependía del pequeño reino pamplonés, que a su vez dependía militarmente de los francos cuando apretaba el Islam, pudo desarrollar espíritu nacional y crear una estructura de Estado. En cambio, ocho siglos de civilización romana y gótico-romana no pudieron desarrollar absolutamente nada. El problema del nacionalismo en fabla que simiescamente imita Echenique es que se olvida de casi todo el Aragón real, que llega hasta Teruel, mientras sueña con un Aragón nunca existente y cuya reciedumbre es pura filfa. No obstante, podríamos olvidar las gansadas de estos okupas del nacionalismo aragonés si no desembocaran en la petición de una soberanía nacional que, por lo visto, nos fue hurtada estos últimos mil años. En los mil anteriores, de saber algo, Echenique podría haber incluido el Estado romano que con capital en Osca (Huesca) creó Sertorio, que dominó casi media Hispania. Y en los dos siglos de Estado visigodo, de no ser asaltacapillas, podría haber señalado la figura de Braulio, comparable a la de San Isidoro de Sevilla, que en Zaragoza consiguió un respetado y respetable lugar de civilización. Claro que, como el autor del Laudes Hispaniae, el gran canto a la nación española, Braulio no creía que Aragón y España estuvieran por emancipar.
¿Lo creían Alfonso I El Batallador, conquistador de Zaragoza, Jaime I El Conquistador, que tomó Valencia, perdida desde la muerte del Cid, en cuya conquista, por cierto, ayudó Pedro I? ¿Y los compromisarios de Caspe que eligieron a Fernando de Antequera, un Trastámara, cuando siguiendo la costumbre regional de morir sin descendencia lo eligieron rey de Aragón? ¿Lo creía nuestro mejor rey, Fernando El Católico, que lo fue también de Castilla - consorte y regente tras morir Isabel- cuando incorporó a Navarra definitivamente a la Corona de España (vía Castilla) desbaratando el plan borgoñón y antiaragonés de pactar con su enemiga secular, Francia que es lo que quería su yerno, Felipe el Hermoso?
No. Los reyes de la Corona de Aragón, como los de la de Castilla, tenían el mandato histórico de recuperar la España romana y cristiana. Y lo hicieron. La historia de la Corona de Aragón se resume en dos tumbas: la de los antiguos reyes en San Juan de la Peña y la de Fernando en Granada. Lo que empieza como reducto de resistencia al Islam termina en el lugar de su derrota. La gloria de Aragón es forjar, con Castilla, la Corona Española. Si Echenique quiere empezar a alfabetizarse en Historia de Aragón debería ver esos dos lugares. ¿Cómo reducir a mísero "país" a uno de los grandes actores de la recuperación de la España antigua y la creación de la nueva?
Otro día me extenderé –hoy ya lo he hecho en demasía- sobre lo que los aragoneses del Siglo de Oro, la Ilustración, los Sitios de Zaragoza o las Cortes de Cádiz entendían que era su nación. Si Echenique fuera algo más que un oportunista al soviético modo, que busca romper España mediante taifas nacionalistas que, asociadas al separatismo etarra y catalán, le lleven al Poder de lo que quede, estaría dispuesto a servirle de guía en los Pirineos y Sierra Nevada. Mientras, seguiré combatiendo pacíficamente ese sórdido proyecto de liquidar mis dos patrias, la chica y la grande. Claro que podría volverse a la suya de nacimiento y los dos nos ahorraríamos el esfuerzo.
Él no lo sabe, porque es de Rosario y no ha estudiado
¿Científico sin haber estudiado? Eso sí que tiene mérito.
El silencio es hermoso cuando no es impuesto.
CRÍA CUERVOS
por Monsieur de Sans-Foy
¿Histórico, Aragón? Es evidente:
un reino con más años que Cascorro.
¡Y fíjate, que viene este pedorro
a hablarnos del Poder Constituyente!
Te dieron tu carguito y, a lo zorro,
te meas en España y en su gente.
Disfrutas enchufándonos el chorro
certero y abundoso y percutiente.
Y puede que funcione con algunos.
Tus torpes argumentos batasunos
producen paranoias... y parné.
Qué grande, el argentino visionario,
que viene, como Messi, de Rosario...
que viene de Rosario, como el Che.
ECHENIQUE NO HA INVENTADO NADA
por Fray Josepho
A ver, Mesié, pensemos. Si dice el Echenique
que su Aragón demanda derecho a decidir,
pues déjelo que hable. No lo descalifique.
De algo en esta vida se tiene que vivir.
Porque él no es el primero. Son muchos los bribones
que inventan nacioncitas vejadas por doquier.
Costumbres, lenguas, himnos, banderas, tradiciones,
ultrajes seculares y deudas que atender.
España es una cárcel de pueblos oprimidos.
Madrid es la metrópoli de la autocracia atroz.
¡Y a todos estos súbditos robados y vencidos
Podemos les ofrece la fuerza de su voz!
También Teresa quiere que sea Andalucía
vanguardia de la lucha por la liberación.
Y clama por los fueros y la soberanía
de la grandiosa Al Ándalus, ubérrima nación.
Muy pronto Extremadura, y Asturias, y La Mancha,
y Murcia, y La Rioja querrán la libertad.
Las voces del desquite, la torna, la revancha,
la sangre y la discordia… ¡La Santa Identidad!
El déficit comercial alcanzó los 13.227,1 millones de euros en los nueve primeros meses del año, lo que supone un descenso del 29% respecto al mismo periodo del año anterior.
Éste es el segundo mejor saldo registrado para el acumulado de los nueve primeros meses del año desde 1997, según ha anunciado hoy la nueva secretaria de Estado de Comercio, María Luisa Poncela.
Las exportaciones crecieron un 1,2% entre enero y septiembre, hasta los 188.485,2 millones de euros, lo que supone un máximo histórico de la serie para el acumulado en este periodo. Por su parte, las importaciones cayeron un 1,6%, hasta los 201.712,3 millones de euros.
La tasa de cobertura se situó en el 93,4% al término del mes de septiembre, 2,5 puntos porcentuales más que en las mismas fechas de 2015, cuando se situó en el 90,9%, según datos provisionales proporcionados por la Secretaría de Estado de Comercio.
Por su parte, el saldo no energético registró un déficit de 1.177,9 millones de euros, frente al superávit de 2.034,1 millones de euros del año anterior, mientras que el saldo energético disminuyó un 41,7% en este periodo como resultado de la caída de los precios de la energía.
"Seguimos avanzando de manera muy positiva en el comercio exterior", ha explicado Poncela, que se estrena este lunes en el cargo tras sustituir al anterior secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz.
El 18 de noviembre de 1976, es decir, hace cuarenta años, se votaba en las Cortes españolas, todavía franquistas –aunque el dictador había muerto un años antes– la ley para la Reforma Política. Se trataba de un texto legal que tendría una enorme trascendencia en el futuro del país, pues fue la norma que abrió paso a la Transición democrática, en medio de grandes tensiones y dificultades. Cuatro décadas después arrecia el debate sobre el significado de aquella operación política que consistió en salir de la dictadura sin violentar la legalidad de Franco (es decir, sin ruptura democrática) para llegar a un nuevo marco legal democrático, basado en una monarquía constitucional. Se apunta como defecto de la actual corriente revisionista de la Transición que tiene poco en cuenta el ambiente de la época, las presiones de los llamados poderes fácticos –en especial, del Ejército–, los miedos atávicos a un conflicto civil y la debilidad de una oposición política ilegal hasta entonces y, por lo tanto, clandestina. EL REY Y SUÁREZ El equilibrio de fuerzas entre los herederos de la dictadura, con el Rey y Suárez a la cabeza, y las fuerzas democráticas era muy favorable a los primeros. No obstante, lograr el llamado 'harakiri' de las Cortes franquistas fue una tarea compleja en la que abundaron el posibilismo, la astucia y las presiones soterradas. Recuérdese que las fuerzas democráticas pidieron, sin ningún éxito, la abstención en el referéndum que validó aquella reforma. Pero lo más interesante del nuevo enfoque de la Transición es si ha llegado el momento, como reclaman fuerzas como Podemos o Esquerra, de volver a la casilla de salida y plantear todo aquello que quedó en el limbo hace 40 años, precisamente por el poco peso de los demócratas auténticos en la España de mediados de los 70. En particular, la forma de Estado –monarquía o república–, el borrón y cuenta nueva con las autoridades y represores franquistas y la cuestión territorial, incluido el asunto clave del derecho de autodeterminación. Ese es el fondo del debate actual que más tarde o más temprano deberemos abordar.http://www.elperiodico.com/es/noticias/opinion/debate-transicion-democratica-suarez-5640402
Què exportaciones ni niño muerto. Si a los últimos datos sobre exportaciones le quitamos las de Catalunya... creo que te estirarías de los pelos
serra cuando seais independientes españa exportara mas ....je je ya que os venderemos mucho ya veras...eso si con aranceles saludos desde hispania
Jeje!, como no nos vendáis chorizos...!
chorizos ya teneis vosotros unos bien grandes...pero si os podemos vender ropa, aceite, jamon, vino, aerogeneradores, lavadoras, coches....
Serán con obsolescencia programada, seguro.
El silencio es hermoso cuando no es impuesto.
La senadora y exalcaldesa de Valencia Rita Barberá ha fallecido este miércoles tras sufrir un infarto en un céntrico hotel de Madrid. Sanitarios del SUMMA la atendieron en las inmediaciones del hotel y más tarde confirmaron su fallecimiento.
Barberá se encontraba en la capital para comparecer ante el Supremo como investigada por un delito de blanqueo y financiación ilegal en el PP valenciano. Una investigación que le había llevado a abandonar el PP el pasado septiembre.
Esta caída a los infiernos de la que un día fuera la alcaldesa más importante del país sirvió a El Intermedio para realizar más de una parodia e incluso para dedicarle todo un programa en la pasada Semana Santa.
Entonces, como cada año con motivo de la Semana Santa, sacó una imagen en procesión: la de Rita Barberá, Nuestra Señora del Santo Aforamiento. Años antes lo había hecho con Luis Bárcenas, Nuestro Señor de las Tres Demandas; también con Isabel Pantoja,
Tal era la importancia que Barberá tenía para el programa de laSexta que la política tuvo su hueco durante la celebración de sus 1.500 programas. Dani Mateo aprovechaba para recordar los 1.500 piropos que la valenciana había recibido de los miembros de su partido. José María Aznar, María Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santa María o Mariano Rajoy, le dedicaban unas bonitas palabras en intervenciones públicas.
NANO MAYOR
Una de las últimas parodias que se recuerdan se producía hace apenas unas semanas. Entonces, el programa mandaba a exdirigentes populares de Valencia a rehabilitación, pero, entonces, Nano Mayor se enfrentaba a su caso más duro: Rita Barberá. Una mujer investigada por blanqueo y que rechaza a la autoridad.
Otra de las parodias que se recuerdan es la de 'El Diario de Rita Jones'. Para el programa de Wyoming, Barberá se estaba convirtiendo en un referente y se proponía empezar un diario en el que contaría con todo lujo de detalles sus progresos en su vida en el Grupo Mixto.
Asimismo, la exalcaldesa también se convirtió en un "pokémon" en su particular juego PPMon GO. El primer Pokémon capturado por El Gran Wyoming fue 'Ritánder', tipo fuego que tiene como habilidades tirar petardos y aforarse.
En su disputa con los príncipes luteranos, constituidos en la Liga Esmalcalda, Carlos V confió el control de sus ejércitos al Duque de Alba, que, siguiendo su habitual modus operandis, desgastó a la fuerza enemiga y sacó el máximo partido a la desunión entre las filas protestantes. Cuando el 24 de abril de 1547, se presentó al fin la ocasión de aniquilar a la fuerza enemiga el duque no rehuyó la batalla a pesar de que un río separaba ambos ejércitos. Diez soldados, entre los que se encontraba Cristóbal de Mondragón, cruzaron a nado y en completo silencio el helado río Elba. Después de matar a los exploradores, tomaron las barcas necesarias para garantizar el paso de todas las tropas. La bravata terminó con el ejército luterano huyendo en desbandada.
El Emperador recompensó a cada uno de aquellos diez soldados resistentes al agua helada con una vestimenta de terciopelo grana guarnecida de oro y plata, y cien ducados. Además, Carlos V designó a Mondragón «el mejor soldado del mejor tercio de la infantería española» y lo nombró alférez allí mismo. Empezaba aquí la leyenda de uno de esos patriarcas de los Tercios que murió con las botas puestas y ni un escofrío a la vista.
El humilde fruto de dos hidalgos vascos
Nacido en Medina del Campo, Mondragón procedía de una humilde familia de hidalgos vascos y se vio obligado, por ello, a escalar desde soldado raso hasta coronel. Así era conocido entre sus hombres, el justo y sabio coronel: El Viejo. En 1532, con 18 años, se alistó en el ejército, combatiendo en Italia, y pronto demostró ser un experto en operaciones anfibias y en heroicidades varias. Un año después de la batalla de Mühlberg, ya era capitán de una compañía de caballería ligera en Italia.
Carlos V en Mühlberg
Carlos V en Mühlberg
Su gélida trayectoria militar le llevó de Italia a Alemania, y de allí a Francia cuando, ya en tiempos de Felipe II, estalló la guerra contra los galos. A las puertas del desastre francés tras la batalla de San Quintín, el Duque de Guisa contraatacó conquistando Calais, la última posesión inglesa importante en el norte de Francia. Solo siete días después de iniciarse el asedio, las tropas inglesas se rindieron y entregaron la ciudad a Guisa. Inglaterra y España vieron aquello como una grave derrota.
La facilidad con la que se rindió la población, no en vano, ha hecho sospechar tradicionalmente a los historiadores que los defensores habían pactado entregar la ciudad con el único pretexto de desprestigiar a la Reina María Tudor, que estaba casada con Felipe II y aliada con España. Cristóbal de Mondragón junto a otros españoles que guarnecían Calais cayeron prisioneros, siendo que tuvo que saltar desde una torre hasta el foso para escapar y volver con los suyos. En determinación era raro que le ganara alguien.
En abril de 1559, el castellano fue nombrado gobernador de Damvillers en el Ducado de Luxemburgo, la provincia más fiel a España, y más tarde coronel de valones de los Tercios de España. Durante la rebelión contra Felipe II encabezada por Guillermo de Orange, Mondragón tuvo que defender las villas de Lieja y Deventer, atacadas por los mendigos del mar, nombre con el que se conocía a los piratas holandeses. La incapacidad de contar con una flota española desplegada en el mar del Norte hizo que Mondragón y otros oficiales de secano tuvieran que afilar su ingenio y levantar flotillas destartaladas.
Si bien en Alemania no había dudado en calarse hasta los huesos, tampoco lo haría en Holanda, donde avanzó con el agua hasta el cuello por terreno cenagoso
Tras una breve estancia en España, donde custodió a la nueva reina Anna de Austria, hubo de marchar a prisa a Flandes. Las cosas se descontrolaron allí a partir de 1570. La inesperada llegada de una flotilla de barcos piratas a varias ciudades de Holanda y Zelanda reanudó la rebelión cuando parecía que Felipe II iba a terminar al fin con el incendio. El Duque de Alba encargaría al oficial de orígenes vascos la misión de defender las plazas norteñas frente al ataque masivo rebelde.
Junto al maestre de campo Sancho Dávila, Mondragón protegió la ciudadela de Amberes y las poblaciones cercanas. Como explica Fernando Martínez Laínez en «El ocaso de los héroes I: Aceros rotos», desde esta posición organizó una flotilla que navegó el Escalda y fue asaltando uno a uno diques enemigos. Si bien en Alemania no había dudado en calarse hasta los huesos, y en Francia en saltar desde una torre; tampoco lo haría en Holanda a la hora de avanzar con el agua hasta el cuello por terrenos cenagosos y encabezar numerosas encamisadas.
En el otoño de 1572, Guillermo de Orange puso sitio a Goes, en la provincia de Zelanda, con 8.000 hombres y una flota de 50 navíos. Dávila y Mondragón intentaron sin éxito socorrer también esta plaza, hasta que ya desesperados buscaron un plan alternativo. Así decidieron vadear el río en la bajamar a pesar de las fortísimas corrientes. Cristóbal de Mondragón y tres mil valientes, «descalzos y remangados», vadearon los quince kilómetros de mar toreando como pudieron las corrientes y el agua helado. Simultáneamente a una furiosa salida de los defensores, los españoles sorprendieron desde el mar a los rebeldes en su campamento. La cifra de muertos entre las filas de Orange fueron tan elevadas como para convertir el asedio en una catástrofe.
Las tropas españolas dirigidas por Mondragón cruzando Zijpe, un municipio neerlandés
Las tropas españolas dirigidas por Mondragón cruzando Zijpe, un municipio neerlandés
La situación española en Holanda y Zelanda era en todo momento precaria y ondulante. Asediado en Middelburg, capital de Zelanda convertida en la última fortaleza de los católicos de la zona, Mondragón fue víctima de un cerco desesperado, en el que las enfermedades y la falta de suministros obligaron a los españoles a rendir esta plaza. Se contentó el orgullo del oficial castellano con que la capitulación fue en términos muy beneficiosos para los españoles: mantuvieron las banderas, las armas y se respetó la vida de los sacerdotes, funcionarios y religiosos que quisieron acompañar a los soldados hacia el sur.
En el epicentro del Saqueo de Amberes
Luis de Requesens, sustituto del intransigente Duque de Alba, autorizó la rendición de Middelburg porque consideraba que cabía dar un paso atrás antes de dar cinco hacia delante. El nuevo gobernador tenía un plan para recuperar Zelanda. Y este empezaba derrotando a Luis de Nassau en Mock, en el año 1574, donde Dávila dirigió la batalla y el regimiento de valones de Mondragón cargó contra las trincheras enemigas. Los rebeldes emprendieron finalmente la retirada, dejando aquella jornada más de 3.000 cadáveres entre los que estaban los de los tres jefes de su ejército.
Pero Requesens no pudo siquiera saborear los frutos de la victoria. Cuando las tropas españolas al mando del coronel Cristóbal de Mondragón –con el agua al cuello y soportando los disparos de los soldados y marinos holandeses– avanzaban de nuevo hacia Zelanda, se extendió un motín generalizado entre los ejércitos hispánicos por el retraso en las pagas de la soldada. El Rey enviaba más dinero que en el periodo de Fernando Álvarez de Toledo como gobernador (en 1574, más del doble que en los dos años anteriores), pero los gastos del Ejército, que en esas fechas contaba con 86.000 hombres, superaban con creces las posibilidades económicas de la hacienda real.
El 1 de septiembre de 1575, Felipe II declaró la suspensión de pagos de los intereses de la deuda pública de Castilla y la financiación del Ejército de Flandes quedó en punto muerto. Sin fondos, sin tropas y cercado por el enemigo, Luis de Requesens trató de cerrar un pacto con las provincias católicas durante el tiempo que su salud se lo permitió. Enfermizo desde que era un niño, el catalán falleció en Bruselas el 5 de marzo de 1576, a causa posiblemente de la peste, dejando por primera vez inacabada una tarea que le había encomendado su Rey y amigo Felipe II. La rapidez con la que se propagó la enfermedad imposibilitó que el Comendador de Castilla pudiera dejar orden de su sucesión. Fue el conde de Mansfeld quien se hizo cargo temporalmente del mando del disperso ejército de 86.000 hombres, que llevaban más de dos años y medio sin cobrar.
Grabado de Cristóbal de Mondragón y Luis de Requesens
Grabado de Cristóbal de Mondragón y Luis de Requesens
Mondragón, junto a otros veteranos capitanes como Julián Romero, Dávila, Bernardino de Mendoza y Hernando de Toledo, trataron sin éxito de convencer a los amotinados para permanecer unidos ante el enemigo común: los rebeldes, que aprovecharon las disensiones para medrar terreno. Temiendo precisamente que pudiera caer Amberes, Dávila mandó proveer a la ciudadela con 400 soldados y provisiones para un largo asedio. Además, los españoles pidieron auxilio a sus compatriotas, amotinados incluidos, lo que devino en un saqueo de Amberes de dimensiones bíblicas. El saqueo empujó definitivamente a los Estados Generales de Flandes a unirse a Holanda y Zelanda para concertar una tregua entre católicos y protestantes, la Pacificación de Gante.
Mondragón, junto a otros veteranos capitanes trataron sin éxito de convencer a los amotinados para permanecer unidos ante el enemigo común
En 1578, Don Juan de Austria tomó posesión del cargo de gobernador, con dos años de retraso y todo el país, salvo Luxemburgo, sumido en el caos. Y a Mondragón este caos le sorprendió en el cargo de gobernador de Gante, tierra natal del Emperador Carlos, que se sublevó con la familia del castellano refugiada en la ciudadela de esta población, también conocida como el Castillo de los españoles.
Su esposa fue capturada y paseada, entre insultos, por varias ciudades rebeldes. También Mondragón fue apresado al salir de Zierkizee con una escasa escolta. No fue hasta el regreso de los Tercios de Flandes, reclamados por un desesperado Don Juan, que Mondragón se vio libre y a cargo de una compañía otra vez. Tomó en estas fechas Limburgo y el castillo de Dalhem. Además, en junio de 1579, Maastricht fue conquistada por las tropas de Alejandro Farnesio (sustituto, a su vez, de Don Juan) después de cuatro meses de asedio en los que tuvo una importante participación el coronel Mondragón.
Los gobernadores y los generales no dejaban de ir y venir, no así los fieles y rocosos oficiales de los Tercios españoles. Ellos se adaptaban como nadie a las turbulencias y a los cambios. En el tiempo en el que Farnesio fue gobernador, el prestigio del viejo coronel no dejó de crecer y se incorporó al Consejo de gobierno de los Países Bajos. En una visita de cortesía a la Corte madrileña, causó gran impresión a Felipe II y pudo trasladar con paciencia sus recomendaciones.
En 1582 fue nombrado maestre de campo del Tercio Viejo, que con el tiempo llevaría su nombre, Tercio de Mondragón. Al frente de esta unidad legendaria luchó en una batalla contra el ejército del duque de Alençon, hermano del Rey de Francia y candidato a reinar en los Países Bajos; resistió en Ninove un durísimo asedio y tomó el castillo de Linquerque a pesar del frío y de las condiciones extremas. O precisamente gracias al frío. El río Escalda quedó helado permitiendo a los españoles asaltar la fortaleza por rutas alternativas. Como se ha visto: Mondragón tenía alguna clase de pacto con el demonio invierno.
Sin recompensa a tantos servicios
Después de participar en el legendario asedio de Amberes, Mondragón quedó designado castellano de esta estratégica ciudad. Desde aquí siguió con su táctica de ataques preventivos en todo el área próximo. Además, hubo de enfrentarse a varios conatos de rebelión a cargo de los protestantes locales, a los que se les había puesto un plazo de cuatro años para liquidar sus bienes y abandonar la ciudad. En esas fechas le hubiera también tocado participar en la Armada Invencible y en la invasión a Inglaterra, si es que los Tercios de Alejandro Farnesio hubieran contactado con la flota de Medina Sidonia.
Felipe II no dejaba pasar ni una ocasión de lanzar a sus tropas a nuevos conflictos. De Inglaterra a Francia... Cuando Farnesio se vio implicado por Felipe II en las guerras de religión francesas, el oficial de orígenes vascos se encargó de cubrir la retaguardia española ante la ofensiva de los holandeses, que no querían desaprovechar la ausencia del comandante rival. Sus avances fueron escasos gracias al oficio de Mondragón.
Casi octogenario, el viejo coronel fue nombrado capitán general y maestre de campo general del ejército de Flandes a la muerte de Farnesio en Francia. En ese tiempo obtuvo la que puede que sea su victoria más prestigiosa, frente a Mauricio de Nassau a orillas del río Lippe. Allí, el escaso ejército de Cristóbal de Mondragón se enfrenta a las numerosas tropas de Mauricio de Nassau en una guerra de trincheras que duró meses. Tras una fallida emboscada, el ejército de Mondragón destrozó a los holandeses y causó la muerte del Conde Felipe de Nassau (primo de Mauricio).
Pero aquellos meses de barro y humedad no pasaron sin consecuencias para la castigada salud de Mondragón. En diciembre de 1595, se retiró al Castillo de Amberes, donde murió el 4 de enero de 1596, después de sesenta y cuatro años de heroico servicio en los Tercios.
«Entre los soldados no miramos la sangre, sino al soldado que más adelanta»
Entre las pocas espinas clavadas en su imponente hoja de servicios, estaba su frustración por no haber logrado ningún título de nobleza o acaso el hábito de alguna orden militar. Si bien Felipe II le concedió el hábito de Santiago, las pruebas de limpieza de Sangre realizadas por la Orden hallaron que un pariente de su abuela materna había sido quemado por judaizante un siglo atrás. Una minucia que, de hecho, no impidió a sus nietos obtener el hábito décadas después; pero que en tiempos del Rey Prudente resultó algo infranqueable.
En esta Corte los requisitos eran extremos y, como descubrió el militar castellano, «personas graves me desengañaron». Es por eso que volvió a Flandes a seguir guerreando y no volvió a enfrascarse en más politiqueos: «Entre los soldados no miramos la sangre, sino al soldado que más adelanta», diría el propio Mondragón.
La espada del viejo coronel fue colocada a modo de pararrayos en la torre de la iglesia mayor de la ciudad de Luxemburgo, a modo de recuerdo por la defensa que Mondragón hizo del catolicismo en este territorio.
El Día de Acción de Gracias, una de las fiestas más emblemáticas de EE.UU, tiene su origen oficialmente en el año 1621, cuando un grupo de peregrinos (los puritanos ingleses) celebró en Plymouth, en el actual estado de Massachusetts, el final de la cosecha compartiendo su comida con los indígenas de la zona. Sin embargo, como han defendido recientemente varios historiadores del estado de Florida, los conquistadores españoles habían protagonizado celebraciones de características similares al menos en 1565 y en 1598, sobre lo que hoy es suelo americano.
El primer asentamiento europeo en Norteamérica, San Agustín de Florida, había sido fundado por Pedro Menéndez de Avilés 56 años antes
Se quiera o no EE.UU. tiene profundas raíces hispanas. Los estadounidenses han consagrado en su memoria colectiva la llegada de los puritanos ingleses como el génesis de su nación, bajo el sello de una colonización anglosajona, desdeñando así la labor civilizadora y evangelizadora de España desde el sur de los Estados Unidos hasta el mismo corazón del continente. La presencia del Imperio español en el Norte del Nuevo Mundo se remonta a principios del siglo XVI y desmonta muchos de los mitos fundacionales de este país.
La historia convencional de Norteamérica considera punto de origen de su nación la llegada de un barco llamado el «Mayflower» a Plymouth en 1620, donde un grupo de puritanos ingleses –cansados de las supuestas concesiones de su país a la Iglesia Católica– estableció varias colonias permanentes en lo que luego fue conocido como Nueva Inglaterra. No obstante, sobredimensionar la importancia de aquel episodio ha terminado por solapar una realidad histórica inapelable: el primer asentamiento europeo en Norteamérica, San Agustín de Florida, había sido fundado por Pedro Menéndezde Avilés 56 años antes.
Primera comida de Acción de Gracias, San Agustín septiembre de 1565
Primera comida de Acción de Gracias, San Agustín septiembre de 1565- Florida Museum of Natural History
Tras más de medio siglo impidiendo que cualquier otra nación europea se estableciera permanentemente en el continente descubierto por Cristóbal Colón, los españoles vieron una grave amenaza en los planes franceses de levantar una colonia en la zona del norte, explorada desde la llegada hispánica pero sin asentamientos fijos. Así, un grupo de hugonotes (los calvinistas de Francia) desembarcó en febrero de 1562, en el estuario del río conocido hoy como el St. Johns River, y se estableció al sur de Carolina. Sin víveres ni apenas recursos, los pocos supervivientes tuvieron que regresar a Francia al cabo de varios meses. Pero pocos años después, otra expedición francesa mejor preparada consiguió establecerse en Florida, sobre la región actual de Jacksonville, en lo que fue bautizado como Fort Caroline.
Pavo, venado y guiso de cerdo salado
El éxito de la incursión hizo saltar las alarmas en la corte madrileña, desde donde se decidió enviar a uno de sus marinos más prestigiosos, Pedro Menéndez de Avilés. Tras dispersar la flota francesa y tomar posesión del lugar en nombre del Rey de España el 28 de agosto de 1565, el almirante asturiano se ayudó de la tribu saturiwa –hartos de la presencia gala– para encontrar y atacar el asentamiento hugonote. Con 50 soldados, Menéndez dio caza a los habitantes de Fort Caroline y ordenó algo duramente criticada por toda Europa: ejecutar a todos los prisioneros. Desde España se justificó la medida, desde el punto de vista legal, como la habitual cuando se capturaban a piratas. Los Reyes españoles consideraban que todo el continente les pertenecía por derecho y cualquier intrusión estaba considerada piratería.
Solo un mes después de la fundación de San Agustín, Pedro Menéndez de Avilés celebró una comida muy parecida a lo que se conmemora por Acción de Gracias en honor a sus aliados saturiwas. El menú probablemente incluyó pavo, venado y guiso de cerdo salado. Además, europeos y nativos asistieron después a una solemne misa cocelebrada por cuatro obispos españoles.
La colonia de Plymouth ni siquiera era la primera fundada por ingleses en el norte del continente
A finales de siglo, en 1598, el explorador español Juan de Oñate organizó una gran celebración en las orillas del Río Grande, también con miembros de tribus nativas, después de liderar a los colonos en una ardua caminata de 563 kilómetros por el desierto mexicano. Un episodio histórico muy parecido al organizado 23 años después, en 1621, por los 50 colonos ingleses llamados «pilgrims» (peregrinos), que compartieron su comida con sus vecinos, los amigables indios Wampanoag. En ambos casos se trataron de encuentros entre civilizaciones muy distintas con el objeto de agradecer a Dios que seguían vivos a pesar de su lucha desigual contra los elementos.
Sin embargo, hay que recordar que la colonia de Plymouth ni siquiera era la primera fundada por ingleses en el norte del continente. En 1583, la Reina Isabel I de Inglaterra autorizó al pirata Sir Walter Raleigh a fundar una colonia al Norte de Florida, a la que llamó Virginia. Fue en esta tierra donde otro grupo de peregrinos y de indios compartieran una comida dos años antes que en Plymouth. Lo que ha llevado a muchos historiadores estadounidenses a defender que fue en Virginia donde se celebró por primera vez la festividad. De hecho, la compañía de Londres que envió a estos peregrinos, al enterarse del acto de fraternidad entre civilizaciones, ordenó que la fecha se marcase como la celebración anual de Acción de Gracias.