La élite del TS juzgará el mayor golpe a la democracia desde el 23-F
La trayectoria de los siete magistrados del tribunal del «procés» entierra cualquier intento de desprestigio de un proceso histórico
Nati Villanueva
Siete magistrados de la Sala Penal, la máxima instancia jurisdiccional del país, juzgarán a los doce líderes del «procés» a partir del próximo martes.
Seis hombres y una mujer cuya solvencia y talla jurídica está fuera de toda duda, aunque haya sido cuestionada por algunas defensas a través de recusaciones desestimadas de plano.
También por parte de la Fiscalía este juicio contará con primeros espadas: nada menos que cuatro fiscales de sala del Alto Tribunal, la máxima categoría de la carrera, llevarán las riendas de la acusación en esta vista histórica en la que se juzgará el mayor golpe a la democracia desde el 23-F. Con estos mimbres, los independentistas tendrán complicado continuar con la estrategia de desprestigio al poder judicial español dentro y fuera de nuestras fronteras.
El presidente del tribunal, Manuel Marchena, que también será el ponente de la sentencia, tendrá un papel fundamental a lo largo de la vista por ser la persona que la conducirá, marcará el ritmo de las sesiones y tendrá que llamar al orden a los procesados si deciden convertir sus intervenciones en una tribuna política.
El veterano: 21 años en la Sala
Su talante moderado y su capacidad de diálogo fueron determinantes para que Gobierno y el Partido Popular pactaran su nombre para presidir el Tribunal Supremo en la última renovación del Consejo General del Poder Judicial. Un mensaje en «WhatsApp» del portavoz del PP en el Senado, Ignacio Cosidó, a su grupo parlamentario, señalando con este nombramiento tendrían controlada la Sala Segunda, dio al traste con la operación y motivó la renuncia de Marchena, presidente de la Sala Segunda desde 2014, en un gesto de reivindicación de la independencia judicial que fue muy alabado en la carrera.
Por su parte,
Martínez Arrieta es el magistrado más antiguo de la Sala Segunda. De talante progresista, llegó al Gabinete Técnico del Tribunal Supremo en 1988 (procedente de la Audiencia de Madrid). Diez años después, con solo 43 años, sería nombrado el magistrado más joven de esta sala. En su haber tiene causas como el incendio en los almacenes Arias, la desaparición del «Nani»,
la inhabilitación de Arnaldo Otegi hasta 2021 por intentar reconstruir Batasuna o la condena al juez Garzón por las escuchas de Gürtel.
Juan Ramón Berdugo, de perfil conservador, lleva en la Sala Penal desde 2004. Los dieciséis anteriores los pasó en la Audiencia de Córdoba. Recientemente ha sido el ponente de una sentencia que endurece la pena por denuncia falsa en casos de maltrato. Fue autor de un voto particular contra la sentencia del Pleno de la Sala Segunda que consideró que
la agresión de un hombre sobre una mujer siempre es violencia de género sin necesidad de probar la dominación del primero sobre la segunda. Firmó, junto a Marchena y Martínez Arrieta, el auto de admisión a trámite de la querella de la Fiscalía General del Estado del pasado 31 de octubre contra la expresidenta del Parlamento catalán, Carme Forcadell y también formó parte del tribunal que condenó a Garzón por las escuchas ilegales de Gürtel.
La última vista de Varela
De sensibilidad contraria al anterior es
Luciano Varela, fundador de Jueces para la Democracia. Es magistrado del Supremo desde 2007. Sus anteriores destinos fueron Álava, Avilés y Pontevedra. Varela instruyó la causa contra Garzón por las fosas del franquismo y participó en tribunal que le condenó por Gürtel. Para él este será su último juicio pues el próximo mayo se jubila tras cumplir los 72 años de edad.
Sin embargo,
para Antonio del Moral esta va a ser su primera vista en el Supremo, del que fue nombrado juez en 2012 por el turno de juristas de reconocida competencia (es fiscal por oposición).
Fue ponente del recurso que recientemente rebajó un año la condena de inhabilitación de Artur Mas por la consulta del 9-N para igualarla a la de Francesc Homs, juzgado por el Supremo.
En aquella resolución la Sala avanzaba que «no existe un derecho a participar en un proceso de votación cuya ilegalidad viene proclamada por quien es intérprete y garante de los derechos fundamentales». Del Moral, conservador, fue también el ponente del caso Nóos. Condenó a Urdangarin a cinco años y diez meses.
Ana Ferrer, progresista, es la primera mujer que accedió a la Sala Segunda del Supremo. Lo hizo en 2014, procedente de la Audiencia de Madrid, que presidía desde 2008. Fue la instructora del caso Roldán y más recientemente ponente del auto que
inadmitió la querella contra Pedro Sánchez por acoger el Aquarius y del que archivó la causa abierta contra la senadora del PP Pilar Barreiro.
Por último, Andrés Palomo fue elegido magistrado de la Sala Penal el mismo año que Ferrer. Era presidente de la Audiencia Provincial de Segovia. Fue el instructor de
la causa abierta contra Francesc Homs por desobediencia y prevaricación y quien dictó el auto de apertura de juicio oral contra él por estos delitos.