Trapero comienza su declaración como acusado desvinculándose del condenado Jordi Sànchez
La Audiencia Nacional celebra el juicio contra el mayor de los Mossos, una subordinada y dos responsables políticos del cuerpo policial
Josep Lluís Trapero, durante el juicio en la Audiencia Nacional. Fernando Villar AFP
El jefe operativo de los
Mossos d'Esquadra durante el
1-O,
Josep Lluís Trapero, ha comenzado su declaración como acusado en la
Audiencia Nacional desvinculándose del ya
condenadoJordi Sànchez. Cuando el fiscal le ha preguntado por su relación con Sànchez previa a los
incidentes en torno a la
Consejería de Economía, ha explicado que sólo lo había tratado en dos ocasiones, ambas antes de ser presidente de la
ANC. En esta fase, al hoy condenado por sedición ya no lo trató: "Sabía que era una de las voces cantantes del tema ese de la independencia, de votar, porque sale en la tele cada día".
El teniente fiscal, Miguel Ángel Carballo, ha comenzado su interrogatorio intentando aclarar el papel de Trapero en el asedio que sufrió la comitiva judicial que llevó a cabo registros en la Consejería de Economía el 20 de septiembre de 2017, a pocos días del referéndum del 1-O. Trapero ha reconocido que el entonces consejero de Interior Joaquim Forn, también condenado, le dijo que Sànchez se pondría en contacto con él para colaborar en la gestión de la situación. Trapero ha reconocido una docena de conversaciones con el presidente de la ANC, pero ha negado que le concediera "ningún título de nada" para que actuara de mediador. Simplemente se aplicó, ha dicho, el protocolo de los Mossos de intentar solucionar las situaciones con alguien con "ascendente" sobre los manifestantes.
Tras varias preguntas indirectas en torno al control que las Mossos habrían concedido a los responsables de la ANC, el fiscal ha optado por la vía más directa: "¿Que el cordón de los voluntarios [para que saliera la comisión judicial] no permitiera pasar un coche fue una imposición de Jordi Sánchez?, ha preguntado el teniente fiscal de la Audiencia Nacional. "No. El señor Sànchez no es nadie para imponer ninguna condición. Creo que no lo intentó en las comunicaciones conmigo y no creo que en otras. No se le habría permitido en ningún caso", ha respondido Trapero.
Al margen de su relación con Sànchez, Trapero ha insistido en sus respuestas en que los Mossos no tuvieron aviso previo de la operación de la Guardia Civil contra implicados en el procés. Según ha explicado, es habitual que se haga un aviso, al menos genérico, cuando va a haber operaciones importantes. Eso supuso que tuvieran problemas para improvisar el envío de medios a las decenas de puntos conflictivos que se generaron con las detenciones y registros. "A primera hora de la mañana, con una serie de escenarios que teníamos y con pocos efectivos, teníamos que ser muy cautos. Lo hicimos con la mejor de las voluntades, no puedo decir otra cosa", ha resumido Trapero.
El Mayor ha añadido que durante parte de la mañana la Consejería de Economía, donde finalmente se produjeron los mayores problemas, no era ni siquiera el lugar más conflictivo. "La actitud más violenta no fue en Economía a esa primera hora de la mañana, fue en otros lugares".
La declaración de la sesión de la mañana se ha centrado exclusivamente en los incidentes de septiembre. El acusado ha asegurado que buscó salidas "alternativas" para la comitiva judicial y que se le ofreció a la letrada de la administración de Justicia del Juzgado de Instrucción número 13 de Barcelona la posibilidad de salir por el tejado y llegar al teatro adyacente al finalizar la función. Sin embargo, un responsable del local se opuso para no tener problemas si se conocía esta circunstancia. Fue el propio Trapero quien lo ordenó. Finalmente, la letrada salió por esta vía mientras que la Guardia Civil tuvo que esperar a una carga de los Mossos de madrugada para poder irse con los vehículos policiales, que fueron destrozados, así como con las cajas de documentación. Trapero ha añadido que los manifestantes de la noche frente a Economía nada tenían que ver con los de la mañana, cuando no hubo cargas. Los manifestantes de madrugada tenían otra actitud: "Lanzaban botellas e iban borrachos, son los violentos que en las concentraciones buscan la provocación" .
AÚN NO HAY CAMBIO DE ACUSACIÓN
Antes de que comenzaran los interrogatorios, la Fiscalía ha explicado que es "consciente" de que el Tribunal Supremo no condenó por un delito de rebelión en el juicio del procés, pero ha descartado retirar ya esa calificación jurídica y ha aplazado la decisión al final de la vista oral. "La Fiscalía de la Audiencia Nacional es consciente de la sentencia del Tribunal Supremo y lógicamente en el momento oportuno se considerará la conveniencia de calibrar la calificación jurídica que corresponde. No se va a a hacer una modificación en este momento", ha explicado el teniente fiscal. La ley deja para el final de la vista oral la calificación definitiva de los hechos enjuiciados. Será una vez concluida la prueba testifical, pericial y documental cuando el Ministerio Público indique qué delito atribuye a los acusados. Previsiblemente será el de sedición, el mismo por el que condenó el Supremo.
La Audiencia ha empezado este lunes el juicio contra Trapero y otros tres acusados: la intendente de los Mossos Teresa Laplana, el ex número dos de la conselleria de Interior César Puig y el ex director de los Mossos Pere Soler. La acusaciçón con la que la Fiscalía llega a juicio pide 11 años de cárcel por rebelión para Trapero, Puig y Soler. A Laplana se le piden cuatro años por sedición, por los incidentes en torno a la consejería de Economía un mes antes de la votación.
De la resolución del Alto Tribunal no se desprende con claridad una absolución o condena de los acusados. Contiene pasajes que le comprometen, como el que habla del «a todas luces insuficiente despliegue» de los Mossos y la búsqueda de un «aparente cumplimiento» de la orden de impedir la votación. «La coartada de la insuficiencia de Mossos en cada uno y en todos los centros para cumplir con el mandato de la magistrada del Tribunal Superior de Justicia se mostró con cínica notoriedad», dice el Supremo.
Pero también hay otros apartados que les favorecen, en particular a Trapero. Son los que relatan actuaciones del acusado que apuntalaron las condenas a los políticos. Se trata de las reuniones en las que explícitamente Trapero dijo a Carles Puigdemont y Oriol Junqueras que cumpliría con las órdenes judiciales, les pidió que desconvocaran el referéndum y les advirtió de que habría enfrentamientos.
La tesis esencial de la defensa de Trapero, que ejerce la abogada Olga Tubau, es esa: que él siempre cumplió con las órdenes de jueces y fiscales. Y que, aunque discrepó de la coordinación impuesta por Interior, la acató. Si el operativo no pudo frenar la votación fue, entre otros motivos, por los recelos de Interior y porque la participación desbordó los medios disponibles.
Él mismo lo expuso en su declaración como testigo en el Supremo. Resaltó que la juez les indicó que debían actuar «con paciencia, contención y garantizando en todo momento la paz social», lo que se tradujo en que los Mossos no usaran la fuerza en ninguna ocasión. Trapero añadió que el acuerdo que se alcanzó fue que las intervenciones de orden público en los centros de votación eran tarea de la Policía y la Guardia Civil.
La tesis de la Fiscalía -única acusación en este juicio- es que Trapero nunca estuvo realmente dispuesto a impedir la votación y diseñó un operativo bocado al fracaso. Sólo así se explicaba la absoluta pasividad del cuerpo autonómico. «El acusado, con el conocimiento y aquiescencia de los otros dos acusados [Puig y Soler], como máximos responsable de los Mossos d'Esquadra, diseño de forma deliberada unos mecanismos de actuaciones que impidieron que los agentes pudieran cumplir con las instrucciones dadas por el Ministerio Fiscal y las resoluciones del Tribunal Superior de Justicia», sostiene el escrito de acusación del teniente fiscal de la Audiencia, Miguel Ángel Carballo, y el fiscal Pedro Rubira, que intervendrán en el juicio.
Está previsto que el juicio dure dos meses, hasta el 19 de marzo. La mayor parte del tiempo se lo llevará la fase testifical, para la que hay más de un centenar de citados. El primero será el coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos, coordinador del operativo del 1 de octubre y némesis de Trapero en el operativo. Pérez de los Cobos cargó con dureza contra el Mayor cuando declaró en el juicio del procés.
También están citados en la última fase del juicio el ex president Artur Mas y los condenados Oriol Junqueras, Joaquim Forn y Jordi Sànchez. Está previsto que los presos -si para entonces las defensas no han renunciado a su citación- testifiquen por videoconferencia.
El juicio y la sentencia están en manos de la Sección Primera, con una composición heterogénea y de gran categoría. La presidenta del tribunal es la también presidenta de la Sala Penal de la Audiencia, Concepción Espejel. También integra el tribunal el ex presidente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid Francisco Javier Vieira. Ambos son miembros de la mayoritaria y conservadora Asociación Profesional de la Magistratura (APM). El tercer miembro y ponente de la resolución -encargado de redactarla- es Ramón Sáez Valcárcel, un magistrado de reconocida talla jurídica y marcadísimo perfil progresista.