Así deja España Zapatero
Tanto en lo bueno como en lo malo, Zapatero es un presidente de récords económicos. En su primera legislatura la tasa de paro alcanzó el nivel más bajo de la historia reciente y las cuentas públicas entraron por primera vez en superávit.
Pero estos hitos se convirtieron pronto en un espejismo más. El problema es que logró estos datos al poco tiempo de llegar a La Moncloa gracias, en gran medida, a la burbuja inmobiliaria y a la saneada herencia de las cuentas públicas que dejó el anterior Ejecutivo.
Para evaluar el impacto de sus políticas hay que mirar a la segunda legislatura, en la que también hay grandes marcas, aunque no tan alentadoras, que pasarán a los libros de historia.
Las estadísticas dan un abrumador suspenso al testamento económico de José Luis Rodríguez Zapatero. El Ejecutivo socialista dejará La Moncloa a finales de año con el PIB al borde de la recesión, con más de cinco de millones de personas en desempleo y con una agujero presupuestario y una deuda pública mucho mayor que la que dejaron Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González y José María Aznar cuando abandonaron la presidencia del Gobierno.
Sus decretos también se estudiarán en las universidades: especialmente el mayor recorte del gasto social de la democracia, que se aprobó de un plumazo en mayo de 2010, y la mayor subida de impuestos de la historia reciente, que llegó de la mano de los Presupuestos Generales del Estado de 2010.
Duro golpe a la actividad después de casi cinco años de crisis
Crecimiento nulo. Éste es el último dato de actividad que podrá exhibir Zapatero y su vicepresidenta económica, Elena Salgado, en público. La desconfianza generada por la tormenta de la deuda y el golpe de las subidas de impuestos al consumo han hecho que España vuelva, varios meses después, al filo de la recesión. Cuando se convocaron las elecciones, todos los analistas y los servicios de estudios pronosticaban que el repunte de la actividad durante el verano gracias al turismo permitiría al candidato del PSOE exhibir temporalmente que España se recupera.
España ha destruido decenas de miles de empresas por la morosidad pública y el parón del crédito, monopolizado prácticamente por las administraciones.
Sin embargo, la incapacidad de los líderes europeos frente a la crisis ha puesto en jaque la recuperación, algo que los estrategas políticos no esperaban. En términos interanuales, Zapatero dejará el PIB creciendo un exiguo 0,7%.
Lejos del avance de la actividad del 1,7% cuando se fue Calvo Sotelo y del avance del 2,2% al final de la era González. El abismo es mayor si se compara con la tasa de crecimiento que dejó José María Aznar: un repunte interanual del PIB del 2,9% en el primer trimestre de 2004.
Batacazo en el empleo y récord histórico de parados
El paro es, sin duda, el dato que más empaña la gestión del Ejecutivo. Sin embargo, Zapatero podrá defenderse, si bucea en las estadísticas, diciendo que la peor herencia no es la suya, sino la de Felipe González.
Depende de los datos que se miren. En número de parados, el legado de Zapatero es, sin parangón, el peor. Se va de La Moncloa con más de cinco millones de parados, si se tiene en cuenta la última estadística de octubre de la oficina estadística europea (Eurostat). En cambio, Felipe González dejó el país con 3,7 millones de parados y Calvo Sotelo y Aznar con 2,8 millones de desempleados.
No obstante, habría que analizar la tasa de paro, que elimina el efecto del aumento de la población, para hacer una comparación más ortodoxa. La era Zapatero se cierra con un 21,5% de la población activa desempleada, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, algo por debajo del 22,8% que dejó en herencia González, que ahora participa activamente en los mítines de Rubalcaba. A cierta distancia está el legado de Calvo Sotelo, que dejó la tasa de paro en el 16,6%, y el de Aznar, en el 11,5%.
Ninguna de estas cifras de paro se considerarían aceptables en algún país europeo, por lo que habrá que hacer duras reformas laborales, en la negociación colectiva y en la fiscalidad para favorecer la creación de empleo cuando España vuelva a la senda del crecimiento.
La Comisión Europea considera en su último informe preocupante que el conjunto de la zona euro vaya a tener al 10% de la población en edad de trabajar en el paro durante 2011, 2012 y 2013. Mientras tanto, Zapatero se despide con una tasa de paro juvenil del 46%, con 1,4 millones de familias con todos sus miembros en paro y duplicando el desempleo de larga duración entre 2008 y 2010.
Desequilibrio sin precedentes en las arcas de las administraciones públicas
Ningún presidente ha dejado un agujero presupuestario tan abultado como el de Zapatero. Si se confirman las cifras de las autoridades comunitarias, los números rojos equivaldrán al final de este año al 6,6% del PIB. Esta cifra podría ser peor si se tiene en cuenta que los ingresos tributarios no terminan de arrancar (de hecho estaría en negativo si no fuera por las subidas fiscales del Ejecutivo), que los ingresos de la Seguridad Social caen un 2,6% y que los gastos del sistema de pensiones aumentan a un ritmo del 2,3%. Para colmo, a mitad de año las autonomías ya habían acumulado casi todo el déficit con el que tendrán que cerrar el año.
El balance de los números rojos será peor si se abre el melón del déficit oculto en el comienzo de la próxima legislatura, como sugirió ayer Cristóbal Montoro, portavoz económico del PP en el Congreso. El golpe de una revisión de las cifras como la que se ha hecho en Cataluña y Castilla-La Mancha a nivel estatal propinaría un duro varapalo a la confianza.
Pero hay otra patata caliente, la de la prórroga de los Presupuestos. El calendario electoral que Zapatero puso sobre la mesa obliga al nuevo Ejecutivo a elaborar un decreto para actualizar las cuentas del Estado en menos de dos semanas. Sobre esta Ley estarán puestas todas las miradas, ya que evidenciará si el nuevo equipo que entre en La Moncloa está dispuesto a hacer, con urgencia, los sacrificios que exige Bruselas.
La deuda de las administraciones, en el 67,4%, camina hacia el 90% del PIB
Los compromisos electorales superfluos e improductivos (como el cheque de 400 euros en el IRPF, el Plan E o el cheque bebé) no han salido gratis. El endeudamiento de España ha crecido de manera vertiginosa desde que Zapatero llegó al poder. Hace 7 años la deuda era del 46,2% y en 2011 se quedará al borde del 70%. La Comisión Europea calcula que rozará el 90% del PIB en 2013, una herencia a la que contribuirá el avance de los compromisos de gasto a largo plazo (el que todavía no se ha ejecutado) del Gobierno central.
El mercado inmobilario sigue sin tocar fondo
Zapatero dejará el cargo con el mercado inmobiliario hundido. El presidente cultivó el boom de la vivienda en sus primeros dos años y no logró el “aterrizaje suave” que vaticinaba su partido. La burbuja aún sigue desinflándose después de cuatro años: las ventas de vivienda se hundieron un 28% en septiembre, según los datos del INE. Sólo se cerraron 25.881 operaciones, la segunda cifra más baja de la historia, un hito que también se alcanzó durante el mandato del dirigente leonés.
El reto al que tendrá que enfrentarse el Ejecutivo que salga de las urnas es, cuanto menos, ambicioso: hay aproximadamente un stock de un millón de viviendas sin vender. Los expertos del sector avisan de que aún no se ha tocado fondo.
La morosidad de las administraciones y la sequía del crédito han destruido decenas de miles de pymes
Las administraciones públicas están financiándose a costa del sector privado. Los ayuntamientos no pagan las facturas pendientes (en total, acumulan una deuda de 29.523 millones, según el Banco de España). Mientras tanto, el crédito al sector privado brilla por su ausencia y el que se concede a las administraciones ha avanzado en plena crisis. Pese a que Salgado lo ha negado en el Congreso, muchos economistas insisten en señalar que existe un claro efecto crowding out (la reducción del crédito para la inversión de las compañías por el aumento de la financiación a las administraciones).
El mayor recorte del gasto social de la historia reciente
No era su intención inicial. Pero la crisis europea hizo que Zapatero diera luz verde en mayo de 2010, cuando España estuvo al borde del rescate financiero por el contagio de la crisis helena, al mayor recorte del gasto social de la Democracia. Ningún Ejecutivo había bajado hasta entonces el sueldo de los funcionarios ni congelado las pensiones. El recorte al Estado del Bienestar fue, de golpe, de 15.000 millones.
La mayor subida de impuestos de la Democracia
Un año antes del recortazo de 2010, el presidente anunció en la Cámara Baja un aumento de la presión fiscal de 15.000 millones, la mayor de la historia reciente. ¿El objetivo? Parar in extremis un déficit que alcanzó niveles de alarma en el 11,1% del PIB. La subida del IVA y la supresión del cheque de 400 euros en el IRPF han castigado especialmente a las clases medias y bajas. Zapatero deja a España como uno de los países con el Impuesto sobre Sociedades más elevados y con cargas fiscales demasiado elevadas para crear empleo.