La gestión del problema del coronavirus ha sido NEFASTA. Se ha perdido un tiempo precioso en la adopción de medidas. Una prueba de ello es que en los centros educativos hace dos semanas que los alumnos chinos no asisten a clase. Para justificar la ausencia, los padres nos entregan una circular en la que nos informan de que consideran que las autoridades no están adoptando las medidas preventivas adecuadas y, por ello, sus hijos no irán al colegio hasta que el problema sanitario esté resuelto.
Pero no le echemos toda la culpa al gobierno central. Desde las comunidades autónomas tampoco se ha movido un dedo pera anticiparse a los hechos. Han esperado pacientemente a que el gobierno central tomara las decisiones para, posteriormente, en algunos casos, criticarlas; bien por su supuesta carga política (155 encubierto), bien por laxas.
Igual da el signo político. Ninguna comunidad ha adoptado alguna medida realmente preventiva. Si lo ha hecho, ha sido cuando el virus lo tenía ya hasta debajo de la cama.
Uno de los ejemplos más claros es la Comunidad Valenciana. Aquí no se adoptó ninguna medida preventiva hasta que el presidente del gobierno salió en los medios de comunicación. Aún así fue la última comunidad autónoma en adoptar la medida de cierre de centros educativos. Esto nos ha llevado a pensar que el objetivo principal del gobierno de la comunidad era salvar las FALLAS. Una vez suspendidas, se han subido al carro de la prevención.
Resumiendo: ningún político adopta medidas impopulares, aunque éstas sean en beneficio de los ciudadanos. Después, todos quieren ir un paso por delante para demostrar que son mejores.