Obsoleta por varios motivos:
Partes de una consideración del dinero como algo concreto y finible, digamos que vives (mentalmente) aun en los tiempos no ya del patrón oro, sino del cofre de monedas del sr. marqués. Y sí, claro, en aquellos lejanos tiempos, habían taitantas monedas y no más.
Desde que los templarios, los banqueros italo-bajo-medievales, o los comerciantes hanseáticos inventaron el dinero-crédito (el cheque, el pagaré, la reserva fraccionaria,...) pues como que ya quedó obsoleto eso de pensar en el dinero como algo concreto y finible.
Y desde que el dinero en sí es solo una mera anotación en cuenta, en formato digital, en base a dinero fiduciario, pues como que estamos en otra dimensión cuántica.
Vamos, la misma distancia que pensar como un cazador-recolector, o ir al supermercado a comprarte comida.
Sigues con una visión del dinero como algo de un solo y único uso posible. Si recibo una moneda, y me la gasto, esta desaparece....
Y la verdad, no es así. Si te quedaste en un estado de mentalidad infantil y aun crees en los trucos de magia y prestidigitación, pues son solo eso ilusiones.
Si tú te gastas una moneda, otro la gana a su vez, que asimismo, procederá a hacer otros gastos, a circularla.
Esos 50 € del borracho, tanto da que los destine al mesonero o a una pilingui, que estos a su vez re-destinarán ese dinero a otros fines, etc etc etc.
Al final, el dinero que hay y existe no es solo esos únicos e iniciales y fungibles 50 €, sino toda la cadena de circulaciones posibles que se generen.
Imbuyes todo tu razonamiento (por calificarlo de alguna manera) en una asociación exclusivamente moral. Solo aquellos gastos que a tu entender sean justos y morales, son gastos legítimos. La moral espiritual y la circulación de bienes y servicios no cuadra bien, y salvo los fundamentalistas religiosos (más los musulmanes, menos pero también los cristianos), actualmente es generalizada la visión que dijo aquel: Dar a Dios lo que es de Dios, a al Cesar lo que es del Cesar. O sea, no mezclar, que algunas combinaciones son cosa mala.
Por último, construyes tu escenario y modelo social en miniatura desde una visión digamos cuasi-paleolítica, de economía natural, donde solo hay escasas personas humanas, con sus escasos medios y fines.
Hace ya milenios que la sociedad humana evolucionó, inventó la alfarería, aprendió a domesticar animales y plantas, y creó los entes sociales y las personas jurídicas. Casi desde el inicio de esa revolución, las personas ya no solo fueron personas, sino que su conjunto o agrupación trascendió a si mismos, y se crearon los Estados.
Simplificar hasta negligir la existencia de ese extraordinario factor (el Estado NO somos nadie concreto de nosotros, aunque esté hecho de nosotros), hace que tu razonamiento sea un dislate.
Reconstruyo tu relato en algo más contemporaneo:
Había una vez un pueblo con solo tres habitantes, un borracho arruinado, un mesonero desesperado, y una pilingui sin actividad.
El alcalde (¿Quien de los tres sería...?), vista la desazón social y ruina económica del pueblo, decidió dar una ayuda-subvención de 50 € al borracho.
El borracho, con sus 50 €, se fué a ver al mesonero (¿o fue a la pilingui, a darse una alegría?).
Tanto da, fuese primero al mesonero, o a la pilingui, tras esa primera visita y consumo, o fue el mesonero el que visitó a la pilingui, o fue la pilingui, que tras la visita pasó por el mesón.
El pueblo, satisfecho y con ese dinero que ahora circulaba, se recuperó de su desazón, todos tenían la posibilidad, y la materializaban, de cumplir sus cometidos sociales, la actividad económica se activó y recuperó, y sí, si bien todos sabían que entre los tres "se debían" 50 € por la necesaria emisión de una deuda pública inicial, todos ahora eran y se sentían más ricos.