El texto de Alfonso José Vicente Vázquez Vaamonde ilustra nuestra situación:
Las cinco estafas del gobierno
Un buen estafador elude su protagonismo para que, si se descubre, no le imputen. En la estafa individual es fácil identificar al estafador. La estafa institucional a escala nacional que implique al gobierno tiene garantía de impunidad. Está demostrada la estafa en los “chiringuitos financieros” en que el gobierno convirtió a las Cajas de Ahorro. Algunas tenían una historia y un origen inmaculado, como la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid creada por el P. Piquer para ayudar al trabajador abandonado por el gobierno a la explotación por patronos y prestamistas.
La primera estafa ¿legal? fue transformar las Cajas en “chiringuitos” y el desembarque digital ¿legal? de los amiguetes del Jefe. Se especula si fue una maniobra hecha a medias con los bancos para acabar con la competencia “desleal” de las Cajas. La “deslealtad” de las cajas nacía de la falta de avaricia: no repartían beneficios, como los bancos, las condiciones de préstamos no eran abusivas, como los bancos, y realizaban una obra social, no así los bancos.
Los bancos “ofrecieron” a los partidos políticos y sindicatos el control de las Cajas, caramelo que chuparon con fruición siguiendo el principio ético de ese político del PP que dijo - él lo niega, ¡claro!: “me he metido en política para forrarme”, sucedáneo de “para robar”.
Tras el cambio la ley: la primera estafa “legal”. Los miembros de sindicatos, falsos “garantes” de los trabajadores, de partidos políticos y jefes de asociaciones empresariales que presumían - con el apoyo ético de sus colegas - de no pagar a la Seguridad Social “y a mucha honra” cobraban como consejeros por comer y callar. Como los tres monos no veían, no oían y no contaban lo que el amigo del Presidente hacía: préstamos sin interés y sin avales.
La segunda estafa la ejecutaron los empleados siguiendo “órdenes de arriba” perseguían, sobre todo a los clientes que cumplían dos requisitos: edad elevada o jubilados, y mínima o nula instrucción. La estafa fue un abuso de confianza. Prometían “velar por sus intereses” ofreciendo “instrumentos financieros”, sin riesgo y con más interés. La estafa funcionó: el ignorante se fía de quien le parece honrado. El estafador parece honrado.
La tercera estafa del gobierno es triple. No persigue de oficio a los estafadores, sino 1º financia a los bancos quebrados con los recursos de los ciudadanos estafados; 2º como ni así llega el dinero para devolverlo “legaliza” la conversión de la deuda en acciones que no cotizan en bolsa y, 3º hacer creer a los estafados que pueden recuperar ese dinero el valor de las acciones dentro de unos años. En pocos días se desmorona Bankia, lo que consuma la estafa.
La cuarta estafa apuntala las anteriores inventando el arbitraje. Las cajas estafadoras envían folios ininteligibles que hacen creer al ciudadano estafado que recibirá el 100 % de su dinero si acepta el arbitraje. Dicen otra cosa: que si aceptan el arbitraje aceptan recibir ¡a los sumo!, el 100 % del capital estafado ya toda acción legal sobre este mismo asunto. Eso garantiza al estafador pagar menos y librarse de toda resp0onsabifliad penal ¡que es mucha!
La quinta estafa es que si el árbitro decida devolver menos eso es inapelable. Pero esto es algo que el ya tetra-estafado tampoco se lo explican bien cuando acepta el arbitraje. Dice el art. 28CP: “Son autores [de la estafa] quienes realizan el hecho por sí solos, conjuntamente o por medio de otro del que se sirven como instrumento. También serán considerados autores: a) Los que inducen directamente a otro u otros a ejecutarlo. b) Los que cooperan a su ejecución con un acto [las leyes] sin el cual no se habría efectuado”.
El art. 29CP dice: “Son cómplices los que, no hallándose comprendidos en el artículo anterior, cooperan a la ejecución del hecho con actos anteriores o simultáneos”.
Vd. elige, ciudadano lector: ¿cree que tenemos un gobierno de estafadores, uno de cómplices o uno de “pobres víctimas”? ¿Qué opina de la supervisión del Director del Banco de España - al que nombra el Gobierno - que obligado a controlar que esto no sucediera, hizo caso omiso de los informes de los técnicos del banco que le dijeron lo que estaba pasando?
“La soberanía reside en el pueblo del que emanan todos los poderes del Estado” (art.1.2CE78): ¡de su opinión soberana sobre el comportamiento del gobierno!