Buenos días a todos, me voy a marcar un offtopic de manual. Algunos de vosotros sabéis que tengo la mala costumbre de escribir, que ya tengo un libro en amazon y que llevo terminando el siguiente desde hace dos años (hola Carla xd). Con toda la desfachatez y abusando de vuestra confianza comparto con vosotros una de las últimas poesías que escribí (ahora me cuesta) poco antes de que todo se desmoronara.
Pero la cosa no se queda ahí (los de Rankia o vosotros me vais a echar y con razón por pesado). Hace un año la psicóloga del grupo de Prevención del suicidio, me pidió que anotara en un post-it (para la semana próxima) como me sentía y lo que pensaba. No sabía lo que hacía :P. Este otro texto es un reflejo de como me sentía y para que engañarnos, como me sigo sintiendo.
SOBRE UN FONDO MARINO DE HOJAS SECAS
En el bosque mis pasos…
sobre un fondo marino de hojas secas,
y a la luz que escupe dorada el cielo,
mantienen su color de miel y sueño.
Las hebras que fueron verde
son ocre.
El cascabel que azuza el viento
seduce a mi esencia,
y en un tácito deseo
mi sentir se impregna de melancolía.
La misma materia y
las mismas fintas esquivas.
Las heridas profundas en la tierra baldía
son también mis pulmones,
derramando saturados la vida.
Siento al viento fresco que me llama,
es el tiempo:
en mis manos, en mis ojos…
Son las lágrimas arrancadas del pesar
las que anegan esta ciénaga
Son también las lágrimas nacidas de la alegría
las que liviano me hacen flotar
como una hoja seca sobre el fondo marino.
Y al ser hoja seré pez y como pez surcaré los mares.
Y el pez se alzará sobre las aguas.
Y será pájaro…
Y desde la cumbre,
desde el más puro de los cielos
alcanzaré a ver el reflejo de mis ojos,
cautivos entre los fragmentos de un espejo roto.
Me veré pidiéndome que regrese,
que despierte...
Una oscura niebla aparece,
y se come los colores
y la luz.
Y el viento se amansa cada vez más
y el cascabel dejó ya de sonar.
EJERCICIO PSICÓLOGA
“Ahora estoy en casa y me siento protegido, éste es un estadio más y por tanto temporal, transitorio. Eso me dicta la experiencia. Y me pregunto cuánto de verdad contiene, o si no es más que un artificio que he creado para sobrevivir. ¿Es natural o se trata de un espejismo impostado? A veces, siento y he sentido que no vivo mi vida, en momentos de tensión desconecto de la realidad y mi mente se bloquea, otras veces es como si fuera un espectador, observándome desde fuera. Lo jodido es que que nunca logro desconectar, evadirme. Estoy pendiente de todo y en tensión, me siento observado y fiscalizado. Esto me sucedió en los juzgados, y me había sucedido antes. No hablo solo de mi primer intento de suicidio, es algo que siempre ha estado ahí, como latente, y que depende de como me encuentre será soportable o insoportable.
Recuerdo cuando hace más de veinte años, sumido en una profunda depresión, le decía a mis padres que lo que yo quería era ser una persona normal. Y descubro que en el fondo ahora pienso lo mismo: que no he evolucionado, que mi mente continua creando, erigiendo un mundo de ficción paralela, y me digo que ya sé, que las personas, todas, tienen sus propios problemas e incluso temores que las hacen entrar en conflicto con los demás o consigo mismas. Sí, la teoría la tengo clara.
¿Por qué me duele vivir? ¿Por qué esta desconfianza, esta necesidad de sentir que me he de reivindicar con cada cosa que hago? Esta realidad que ven mis ojos y piensa mi cabeza, es hostil y amenazadora cuando estoy en tensión. Mis alertas se disparan hasta llevarme al bloqueo, y de ahí ya no sé salir: el trabajo ha pasado a convertirse en una zona prohibida, soy una suerte de rey Midas, estrechando cada vez más el círculo, hasta convertir todo lo que me rodea en una trampa mortal. Entonces, contemplo desde mi atalaya invertida, desde la envidia, cómo vivís vuestras idealizadas vidas.
Sé que me exijo demasiado. Paradójicamente, esto sucede sin antes siquiera haber comenzado cualquier tarea o proyecto. Como ya he dicho, la mayoría de las veces afronto mis propósitos con ese temor larvado a no dar la talla, a que la gente piense que soy imbécil.
Recuerdo que cuando tenía 13 años, un amigo me dijo: tu problema Santi, es que piensas demasiado. Pensar demasiado... cuánta razón tenía, tantas veces he deseado que mi cabeza dejará de darle mil vueltas a las cosas, que apretando un interruptor se apagara. Cuántas horas de sueño perdidas pensando demasiado.
Esta pasada noche, Eli puso su mano sobre mi pecho, la besé, el tacto suave de su brazo mientras mis dedos lo acariciaban y su voz hicieron que me sintiera bien. Allí, en ese estado de paz y tranquilidad, pensé que estaría bien que ambos pudiéramos descansar para siempre el uno junto al otro, compartiendo un sueño eterno.
Entonces pensé que siendo yo una persona no creyente, tal vez de algún modo sí que lo fuera, pues al idealizar la muerte, al pensar en ella no como en un final abrupto, sino como un billete para viajar en mis pensamientos: fijando a perpetuidad estampas bucólicas, o sintiéndome liviano, etéreo, nadando entre océanos y mares de agua cristalina, volando entre las nubes rojas teñidas por el atardecer; ¿no estaba yo prometiendo(me) lo mismo que ofrece la religión?: negar el presente para ofrecer una vida mejor en el más allá.
Termino este ejercicio con una confesión: me gusta escribir, pero me gusta aún más que alguien me lea. Puede que mi egolatría haya truncado(espero que solo en parte) lo que me pediste, pero ya te digo, me resulta difícil el no buscar agradar, ser aceptado, admirado o llámalo como quieras.”
Santi