Avante
16/09/19 16:41
Ha comentado en el artículo Algo que nunca le explicaron acerca de Vida-Ahorro
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¡Hola Bulgakov!
Gracias por tu amable valoración acerca del blog. Es de agradecer porque uno nunca sabe si es de utilidad. Por poner un ejemplo, este artículo lleva cerca de 28.500 lecturas completas y solo un "like".¿Fue de utilidad? Bueno, espero que sí.
Intento responder a tus preguntas si bien en algunos puntos deberé guardar silencio pues con la info disponible no puedo ni debo pronunciarme.
Siempre que entiendas que un interés técnico no es financiero y que aplica sobre las provisiones matemáticas (primas menos gastos) tendrás una visión de la bondad de un producto de ahorro asegurador. Tal como indicas a principios de los noventa el interés financiero de mercado podía estar en torno al 11 - 14%; en seguros era habitual ver intereses técnicos del 10-12% en primas únicas a medio plazo (3-5 años) y la prudencia les llevaba a ofrecer un 6% en los seguros de prima periódica a muy largo plazo. Las posteriores bajadas de tipos propiciaron que ese interés técnico fuera tan bueno que algunas aseguradoras llegaron al extremo de sustituir contratos a sus clientes por otros al 3% siendo condenadas por ello. Otras llegaron a sobornar a sus clientes si migraban su seguro al 6% a un plan de pensiones sin interés garantizado (obviamente). En el Reino Unido se teme que algún día AVIVA entre en zona de riesgo dados sus compromisos a largo plazo con intereses altos en un contexto de interés tendente al 0%.
En esta ecuación lo interesante es comprobar el capítulo "gastos" en el que hay una oscuridad cuasi absoluta en todo el sector. Yo podría comercializar seguros de ahorro con el 0.5% de comisión (hoy día no me dedico a este tipo de productos pues no tengo confianza en ellos) mientras ciertas corredurías con sistemas piramidales de ventas tienen comisiones de más del 60% que jamás cubrirán con interés a los tipos vigentes.
Aparte está la ética de las inversiones: hallé aseguradoras que obtienen rendimientos más altos para sus clientes pero lo hacen recurriendo, por ejemplo, a la industria de armamento. No puedo, por ética, ser un cooperador necesario en ese tipo de negocios.
En el contexto actual y precedente no es posible, con activos de mercados serios y responsables con un riesgo controlado o limitado, ofrecer rentabilidades por encima de un 6%. Por eso lo de las participaciones en beneficios ha quedado en una mera declaración de intenciones sin más recorrido.
La fiscalidad, obviamente, es muy importante. Pero no tenemos control sobre la misma y, por ello, me niego a recomendar algo por su rendimiento financiero-fiscal. Desde el 90 hasta la fecha se han vivido muchos cambios y un producto contratado entonces tendrá que aplicar diferentes tratamientos por tramos de aportación. Si en 1990 o 1995 el consejo englobaba el tratamiento a vencimiento (en 2019, por ejemplo) fue un brindis al sol. A esto me refiero. Nuestra oportunidad, como clientes y su asesor, es ir dando golpes de timón si el entorno fiscal cambia pero no tenemos capacidad de manipular el marco impositivo futuro.
Por cuanto a las rentas vitalicias (o temporales): lo que mucha gente no entiende es que difieren radicalmente de un depósito bancario. En este último cobramos periódicamente intereses pero el capital se mantiene constante; si queremos, como opción, podemos acumular los rendimientos y no tributar por ellos hasta el vencimiento en otros productos a medio o largo plazo como, por ejemplo, bonos. Pero en las rentas aseguradoras lo que ocurre es que el capital está destinado a consumirse a lo largo del periodo de vida estimada del asegurado (por eso es una operación actuarial, aseguradora, y no un producto financiero bancario). Si el asegurado fallece antes de lo previsto en su esperanza de vida el asegurador gana y si sobrevive más allá de dicha esperanza de vida el asegurador pierde. Con la Ley de los grandes números y con tablas de mortalidad fiables el asegurador puede hacer de ello un negocio. Pero eso significa que en cada pago de renta una parte es capital preexistente y otra parte es interés. Podemos entender, entonces, por qué una renta vitalicia o temporal tiene un "buen tratamiento fiscal": el Estado nos cobra menos que en rendimientos del capital o del trabajo por el mero hecho de que si nos cobrara igual estaría gravando dinero por el que ya nos cobró impuestos previamente. Eso sucede, especialmente, en los primeros años donde apenas hubo tiempo de generar interés mientras que a largo plazo el equilibrio preexistente/nuevo interés se va desplazando. Ello puede que justifique el por qué las rentas premian el medio plazo vs el largo plazo en materia fiscal pero no tengo confirmado el motivo. Solo hago un planteamiento lógico a la luz de lo ya explicado.
Si una renta de 500€ al mes tiene 450€ de capital nuestro,preexistente, de provisiones matemáticas aportadas... no sería justo que se tributara sobre los 500€. Eso, estimado Bulgakov no me hace pensar en buena fiscalidad sino en simple lógica.
Las rentas, sean vitalicias o no, no se rescatan. Por definición siguen ese esquema indicado de consumir las provisiones matemáticas. Nada más entrar no hay intereses así que ya se empieza a repartir tarta.
Para que sean rescatables hay que romper todo el esquema de inversión a largo plazo del asegurador y eso no es gratis. Para empezar tendremos valores liquidativos de los activos que van a depender del precio de mercado de los mismos en el momento de la solicitud. Como no sabemos cual puede ser este obliga al asegurador a machear la operación (generalmente con swaps) lo cual tiene un coste ¿quien lo va a pagar? El asegurado ¿Cómo? Con una renta menor dado que se cargará ese gasto a la prima y minorará la provisión matemática futura. Si el asegurado, además, quiere recuperar el capital consumido entre la fecha de inicio del seguro de rentas y el momento del rescate... pues tendrá que pagar por ello, del mismo modo. Si el asegurado quiere dejar a sus herederos todo o parte del capital aportado deberá hacerse - al inicio - un seguro de vida entera a prima única la cual se descontará de la prima aportada, minorará salvajemente las provisiones matemáticas (un seguro de vida para un anciano no es precisamente barato) y, con ello, la renta mensual garantizada.
Por tanto mi consejo consiste en analizar muy bien, llegado el momento del vencimiento de un seguro, si recibimos el capital o generamos unas rentas y si estas se generan ¿con quién? Porque el tratamiento puede diferir enormemente entre un asegurador y otro: no necesariamente quien ofrecerá mejores condiciones es aquel con quien teníamos el seguro anterior.
Por cuanto a la última cuestión: realmente un asegurador en los 90 no tenía modo de saber que hoy día estaríamos en el 0% o en rentabilidades negativas. De haber intuido eso dudo mucho que se hubieran embarcado en la aventura que conoces. Hoy día son más prudentes y abordan el reto con pactos de interés garantizado variable: normalmente de forma periódica - anual o trimestral - van modificando el interés garantizado del siguiente periodo. De esta forma no van a pillarse los dedos como sí hicieron hace unas décadas con compromisos futuros dificilmente asumibles.
Espero haber sido de utilidad.
Un cordial saludo,