Boswell
03/07/10 01:22
Ha comentado en el artículo La Despedida
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Desvelada, gracias. Como dice Germinio, lo bueno de este espacio es que es libre de verdad, y no hay límites en los temas. Que le den por culo a la economía, sobre la que no tenemos ninguna influencia.
La escritura como liberación, como desahogo, y desde luego como la mejor forma de recuperar el tiempo perdido (pero jamás olvidado. Qué seríamos sin recuerdos, los arbotantes de nuestra personalidad?).
Buen tema para un debate, aunque quizás para algunos, inteligentes y con sentido común, prevalezca la doctrina de una creencia religiosa, doctrina que ni siquiera se puede rastrear en los libros milenarios (Evangelios o así), pero que ha sido impuesta por la interpretación de unos supuestos doctos infalibles a través de Concilios y demás reuniones. Paro aquí porque si no voy a empezar a desbarrar sobre la muy Santa Madre Iglesia y luego me arrepiento.
Empiezo por el final, que siempre es la mejor manera de empezar. Sí a la eutanasia, bajo ciertas condiciones.
Desde luego, sin ninguna intervención del Estado, como bien proponen 3…s y Viejo. Viejo hablaba de los experimentos nazis. Pues eso.
Montaigne (que lo supo todo, y escribió sobre todo, más que cualquiera otro en la historia, y encima con un estilo alegre y sencillo. Joder, mira que no me hacéis caso con Montaigne, como tampoco a Germinio con Jared Diamond. Los Ensayos de Montaigne también los tenéis en una fabulosa edición de Acantilado. Centésima vez que lo escribo, y no tengo ningún interés mercantil en esa editorial de Barcelona, desgraciadamente) decía que los malo no es morir, sino cómo se muere.
Uno tiene que tener la capacidad (y el amparo legal) de decidir cuándo quiere morir. Ya es posible en Suiza y creo que en Holanda, tan avanzada siempre para estas cosas.
La eutanasia (según el diccionario “f. Acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los pacientes desahuciados, acelera su muerte con su consentimiento o sin él. || 2. Med. Muerte sin sufrimiento físico.”) que es decidida libremente y con las facultades mentales plenas (éste es el gran problema, cuando se llega a ciertas edades o se padecen ciertas enfermedades mentales o degenerativas) no es suicidio. Leches: no sé por qué se empeñan algunos en confundir las cosas.
El suicidio es fruto de la máxima desesperación. La eutanasia es fruto de una elección: querer morir cuando nuestro cuerpo no se merece el espíritu que tenemos.
Llegará un día en que será posible elegir el momento de morir. Yo lo he pensado alguna vez.
Me imagino ya muy viejito. Hecho una mierda. Ni una farmacia entera de viagras me la levanta. A lo mejor soy muy dependiente, pero con la misma lucidez que ahora (entonces, estoy “apañao”. Ja, ja). Decido morir. Arreglo todos los temas materiales, para que mis dos hijos no acaben mal. Me voy con mis hijos (a lo mejor nietos) a darme la mejor comida de mi vida (espero que entonces tenga el apetito de ahora). Y después una siesta, de la que esperaría no volver a despertarme.
Yo creo que esto es mejor que morir solo en una UBI, de madrugada. Pero sobre gustos, colores.
Hay dos grandes problemas con la eutanasia. Por un lado, nuestra decisión de morir en determinado momento choca contra nuestro genético y atávico instinto de supervivencia: nos gusta vivir (aunque sea en precarias condiciones de salud). Y por otro, si tenemos de verdad plenas facultades mentales. Quién puede valorar que las tenemos?
Y un tercer problema más grave. El viejo o el enfermo, y aunque tenga plenas facultades mentales, a lo mejor no puede hablar bien, por supuesto no puede escribir, por ejemplo debido a un ictus. Quién interpreta la voluntad del enfermo?
Así fue el caso de mi padre hace ahora unos tres años. Y hace mucho tiempo le prometí a mi padre, y viendo él en el estado senil y enajenado en el que acabó su madre, que no consentiría que él acabara así.
Pues yo no hice nada, por supuesto. No porque ahora sea un delito. Eso me la sopla. Mi padre hubiera estado mil veces antes que el riesgo de cualquier acción penal de un Estado que cada vez se mete más en nuestra vida íntima. El Estado es una mierda y punto.
No lo hice porque ni siquiera se me pasó por la cabeza hacerlo. Uno siempre tiene la esperanza de que la situación de un enfermo mejore. Y si no tienes finalmente esa esperanza, sí que piensas que al menos el enfermo, en la medida de sus escasas posibilidades, todavía pueda disfrutar de algo de la vida.
Tema complejo el de la eutanasia. Todos queremos morir sin dolor. Y que ese misterioso tránsito que es la muerte, sea lo más fluido y menos dramático posible. Que conste que es tránsito hacia la Nada, o más poéticamente, hacia polvo, más polvo enamorado, para así fundirnos con el resto del polvo de estrellas de los multiuniversos infinitos (es la teoría más atrevida y última de la física teórica, muy unida a la teoría de las cuerdas de la física cuántica).
En resumen: que el Estado despenalice la eutanasia, y que la regule mínimamente para que no haya abusos o posibles asesinatos interesados (por ejemplo, matar a un viejo muy rico, para que la joven viuda pueda disfrutar cuanto antes de una buena herencia).
Si no nos pidieron permiso para nacernos, al menos deberíamos tenerlo para morirnos.
Mira: una buena frase.
Me voy a ver una peli con mi hijo. Quiere que vea una japonada/friquida/otakunada que se llama “El viaje de Sihiro” o así. Es de dibujos animados. A mí las de Disney tipo “El Rey León” me gustan. Las vi hace años muchas veces con ellos, cuando eran pequeños.
El candor e inocencia de mi hijo de casi 16 años (este mes los cumple) me fascina. Ya tendrá tiempo de espabilar. Mientras, no está haciendo el gilipollas en un botellón como muchos de su edad.
Amigos: buenas noches y demás saludos en los idiomas provincianos (Ja, ja. Es broma). Y gracias a la dulce Desvelada, que ha superado su timidez y se ha animado a ser autora de un post. Muy bien, Desve.
P.D. Como muchas veces, mis comentarios no son precisamente breves. Pues os jodéis.