Para empezar, estoy de acuerdo en que no tiene mucho sentido que el Estado subvencione docencia privada, sobrando plazas en colegios públicos. La bajada de la natalidad va a provocar el cierre de colegios por todos lados en pocos años. Era necesario cambiar la ley Wert simplemente porque no la había redactado el PSOE. Los partidos políticos de todo pelaje de este país, en especial los nacionalistas, no soportan que otros también puedan adoctrinar a la juventud. En primero de BUP yo participé en la olvidada huelga que consiguió la casi gratuidad de BUP y COU, estando el PSOE en el poder. Hace ya muchos años, yo trabajé un trimestre en un colegio concertado en un barrio bien pobre de Graná, en el que no se cobraba ni un duro a las familias. No sé cómo andará la cosa ahora. La directora me dijo un día que Felipe González cedió ante la Iglesia porque le lanzaron el órdago de cerrar los colegios de sopetón. Que yo sepa, que se hayan permitido cuotas extrañas se debe en parte a que la mayoría de los colegios concertados apenas cubren gastos con las subvenciones estatales. Es decir, el Estado se estába ahorrando dinero. Ahora se les quiere y puede pegar el palo por la pérdida de influencia de la Iglesia, por hacer un favor a los nacionalistas (otro más), por la natalidad actual, por ahorrarse huelgas en colegios públicos, y por la preferencia de PSOE+UP por la enseñanza pública. Que conste que no tengo nada en contra de ella. De hecho, yo estudié EGB, BUP, COU y la licenciatura en centros públicos.Yo pondría a la señora ministra Celaá una semana a dar clase en algún colegio de barrio pobre que yo me sé. Sería suficiente para que se tragara las palabras que soltó sin despeinarse en este artículo: https://elpais.com/educacion/2020-11-21/isabel-celaa-la-nueva-ley-de-educacion-cambia-una-filosofia-elitista-por-la-equidad.html Sólo destaco una frase, que muestra su falta de conexión con la realidad: El que habla solo del esfuerzo del alumno, se equivoca. Ese hay que suponerlo, como al soldado el valor.Desconozco las razones de la falta de motivación en muchos sitios. Pero ahí está, y negarlo es un craso error La triste realidad es que, de nuevo, se hace una ley tan importante como la de educación sin un amplio consenso parlamentario, sin un debate serio y profundo y, aun mucho más grave, sin apenas consultar con los docentes.Es lo de siempre. En cuestiones fundamentales a nivel nacional, impera el ceder ante el oportunismo nacionalista centrífugo, aunque sea malo para el conjunto de España, el deshacer lo que ha hecho el otro por simple ideología, el influenciar a la juventud más que otros. Todo eso antes que un debate serio, calmado y profundo buscando el consenso, contando con amplias capas de los afectados, acerca de las necesidades reales. Porque en ese debate, a lo mejor, el de enfrente puede dar una idea medio sensata contraria a tus creencias.