Adorar e identificarse con una fulana que se mete por la nariz hasta el orégano, me parece que es un fiel reflejo de hasta que punto hemos llegado. Y no hablemos de como utiliza y explota a su hija (recordemos la advertencia del defensor del menor). Lamentable.
No digo que tengamos que dedicar las sobremesas a fumar en pipa y leer a los clásicos alemanes, pero de ahí a tragarse esta bazofia...