2015 fue un año difícil, con turbulencias graves y el posible inicio de un mercado bajista que puso en duda la solidez de la recuperación. 2016 va camino de hacerlo parecer bueno, empezando con caídas fuertes e indiscriminadas. ¿Cómo obtener retorno en un entorno tan peligroso?
¿Dónde diría que estamos? En mi opinión, claramente en un autobús sin conductor. Seguimos insistiendo en evitar la renta fija con tipos negativos y acumular oro, y con la renta variable nunca olvidar que compramos negocios a un precio, no letras y números en una pantalla. No nos vayan a convertir en libros de saldo.
Hace algún tiempo recomendábamos de manera general evitar la Renta Fija. Considerábamos ilógico hacer inversiones a rentabilidades cero o negativas. Pero tras el inevitable pinchazo de la burbuja, fuimos claros recomendando comprar, aunque con perspectiva cortoplacista.
Respecto a la deflación: Es uno de los dos motivos que están llevando las tires a terreno negativo claro. ¿Es suficiente para justificar la compra de bonos? En nuestra opinión no.
En un activo como la renta fija existen dos partes, un emisor que emite la deuda y un comprador que presta su dinero. Una de las partes, el emisor obtiene liquidez a cambio de un compromiso futuro de devolución de ese capital más unos intereses. Por otra parte, el comprador de la deuda espera rentabilizar ese préstamo y obtener un interés por ello al cabo de un tiempo.
Ya saben ustedes que vivimos en una bonanza tan grande que atamos los perros con longanizas y la renta fija no paga, sino que cobra. Por si no queda claro, que la renta fija tenga rentabilidades negativas significa que usted paga por prestar el dinero durante unos años, y a eso le llamamos invertir.