El límite de precio al petróleo ruso es una medida estúpida por ineficaz y peligrosa. Lo que consigue es aumentar la inseguridad energética europea y mundial.
1. Introducción
Cuando escribí la serie del "fin del mundo tal y como lo conocemos" (partes I, II, III y IV) ya advertía que con la pandemia habíamos puesto el turbo hacia un mundo muy distinto a en el que hemos crecido. Un mundo en el que tendremos que encontrar nuestro lugar, caracterizado por el decrecimiento energético. Europa tiene muy malas perspectivas, porque es una de las regiones del mundo más deficitarias en energía (figura 1). Por suerte Europa tiene muy cerquita a la Comunidad de Estados Independientes (Rusia y aliados) que actualmente tiene un gran excedente energético.
¿Por suerte? Los EEUU y nuestros preclaros líderes europeos han decidido jugar a la geopolítica energética con motivo de la invasión de Ucrania, país con el que no tenemos compromiso alguno. Para los EEUU el beneficio es doble, eliminar a Putin convirtiendo a Rusia en vasallo proveedor de materias primas como lo fue en tiempos de Boris Yeltsin, y eliminar a Europa como competidor tanto en consumo energético como en producción comercial de exportación. ¿Cual es el beneficio para Europa? ¿Cual es el riesgo?
2. El ataque a la economía rusa no está funcionando
Rusia es probablemente el país con la economía más autónoma del mundo. Produce prácticamente todo lo que necesita y exporta más de lo que importa. Vladimir Putin vio como las gastaba Occidente durante el desastroso periodo de Boris Yeltsin, y cuando accedió al poder en 1999 tenía muy claro que para no estar en sus manos tenía que construir una economía resistente e independiente. Rusia tenía entonces 262 acuerdos de producción compartida (Production Sharing Agreements), la mayoría desfavorables a Rusia, como el de Sakhalin-2 firmado en 1994 para la explotación de gas y petróleo en la isla de Shakalin con destino principalmente a Japón, extremadamente favorable a Shell. Putin ha eliminado 260 de dichos acuerdos durante su mandato, quedando tan solo dos en el momento de la invasión de Ucrania (los dos de Sakhalin). No es de extrañar que Occidente le odie.
Durante el mandato de Putin la economía rusa ha mejorado enormemente, multiplicando su PIB, adquiriendo unas reservas de oro y de divisas enormes y reduciendo su deuda al 19 % (figura 2). Esta mejoría contrasta con la evolución de la economía de la UE que ha mejorado mucho menos a costa de endeudarse hasta las trancas.
Occidente se ha propuesto destruir la economía rusa perjudicando gravemente a sus ciudadanos, a pesar de que Rusia no le ha hecho nada a Occidente. Rusia es el país más sancionado del mundo (figura 3). Ya tenía 2700 sanciones antes de la invasión por su implicación en la guerra civil Ucraniana desde 2014 y por el envenenamiento con novichok de Sergei Skripal y su hija en Inglaterra en 2018. Las sanciones sobrepasan ya las trece mil.
Cuando hablamos de las sanciones de Occidente nos referimos a EEUU, la UE, el resto del G-7 (Australia, Canadá, Japón y Reino Unido) y Suiza (figura 4), acompañados de Corea del Sur, Taiwán y Nueva Zelanda.
Joe Biden, en su discurso "ruble to rubble" (el rublo a escombros) de Varsovia del 26 de marzo de 2022 se refirió a las sanciones como el poder de inflingir un daño que rivaliza con el poderío militar:
Como resultado de estas sanciones sin precedentes, el rublo casi inmediatamente se reduce a escombros. La economía rusa - (aplausos) - es cierto, por cierto. Se necesitan alrededor de 200 rublos para igualar un dólar. La economía está en camino de reducirse a la mitad en los próximos años. Estaba clasificada - la economía de Rusia estaba clasificada como la 11ª mayor economía del mundo antes de esta evasión [sic] - invasión. Pronto ni siquiera estará entre las 20 primeras del mundo (aplausos). En conjunto, estas sanciones económicas son un nuevo tipo de política económica con el poder de infligir daños que rivalizan con el poder militar.
¿Qué tal va esa guerra económica en la que nosotros somos la carne de cañón?
Pues no muy bien. Putin ha conseguido que el rublo sea inatacable por especulación. Es una moneda con muy poca liquidez, controlada por el banco central ruso y con unas reservas de oro tremendas. De hecho Rusia vende su petróleo con un 30 % de descuento y algunos intermediarios compran oro físico en Londres para pagarlo obteniendo al vender el petróleo un beneficio tremendo. De esa manera el oro europeo encuentra su camino a Moscú como en su día lo encontró el oro español. La prohibición rusa de venta de bonos, stocks y activos inmuebles para extranjeros y la obligación de pagar por su energía y productos en rublos han surtido efecto. Tras las famosas palabras de Biden de "ruble to rubble" el rublo rebotó y podemos ver que el que se está convirtiendo en escombros es el euro (figura 5). A Rusia no le interesa que el rublo se aprecie demasiado, y lleva camino de convertirse en una de las monedas más estables.
Por supuesto las sanciones son un duro golpe para la economía rusa, que ha perdido al menos 5.500 millones de euros de exportaciones, pero su capacidad de aguante ha sido claramente subestimada. La inflación en Rusia también se disparó tras la invasión hasta niveles muy elevados, pero está descendiendo mucho más deprisa que en el resto del mundo dado su control sobre la energía (figura 6)
Aunque la crisis económica global que se avecina tiene muchos factores contribuyendo a ella, desde el pico de petróleo de 2018 hasta la situación de la COVID en China, es obvio que la guerra económica contra Rusia está contribuyendo fuertemente a ella, no solo por los altos precios de la energía, sino también por la reducción del comercio y el divorcio económico con Rusia que ha llevado a fuertes pérdidas a muchas empresas. El impacto en EEUU es menor pero en Europa, el principal cliente de Rusia, el impacto es muy fuerte, con muchas empresas europeas teniendo que asumir fuertes pérdidas y disminuciones del volumen de negocio. Las sanciones son un arma de doble filo y la importancia económica de Rusia es muy grande, mayor aún de lo que su PIB indica, por ser una de las principales fuentes de energía y materias primas.
3. El límite de precio al petróleo ruso
El límite de precio al petróleo ruso es una medida estúpida y peligrosa, aparte de ser ilegal. Los países de Occidente han decidido no solo no comprar petróleo ruso transportado por mar, también han decidido ponerle un precio límite de 60 $/barril para todo el mundo, lo cual es claramente ilegal y ataca de una manera nunca vista al mercado libre del petróleo. Para imponer un precio sobre un producto que no es suyo, independientemente del precio al que quieran comprarlo terceros compradores, abusan de su dominio sobre las aseguradoras de fletes marítimos y sobre las navieras, prohibiéndoles asegurar y transportar petróleo que se vaya a vender a más de 60 $/b.
Desde el inicio de las sanciones en marzo, Rusia se ha visto obligada a vender su petróleo con descuento, principalmente a China y la India. Dicho descuento, que llegó a ser de más de 30 € en la primavera y verano, se ha ido reduciendo hasta los 20 € en noviembre (figura 7). Está por ver el efecto de esta nueva ofensiva en la guerra económica contra Rusia.
Ahora mismo el petróleo ruso se vende a menos de 60 $/b por lo que la medida no tendría efecto. La OPEP+ (con Rusia y otros productores) redujo su producción de petróleo en noviembre desde 43,85 a 41,85 millones de barriles diarios ante el enfado de EEUU que acusó a la OPEP de tomar partido por Rusia. La OPEP+ piensa como yo que se avecina una crisis global muy fuerte que va a deprimir el precio del petróleo y está intentando sostenerlo.
Si Rusia tuviera compradores dispuestos a pagar más de 60 $/b hay muchas cosas que puede hacer. Rusia lleva tiempo comprando petroleros viejos y tiene su propia flota. Es insuficiente pero va creciendo. También ha creado su propia aseguradora con apoyo estatal, y las aseguradoras asiáticas pueden aprovechar para crecer a costa de las de Occidente. Además hay todo un sistema internacional de transporte de petróleo sancionado de Irán y Venezuela que usa petroleros que incluso mezclan petróleo de distintas procedencias y lo trasvasan a otros barcos para que no se sepa su origen. Buena parte del petróleo ruso se va a seguir transportando porque comporta un gran beneficio y el mundo lo necesita.
La medida por tanto es de dudosa eficacia. Además tiene muchas excepciones. Los países europeos sin puerto necesitan el petróleo ruso y por ello el de oleoducto sigue permitido. La mayoría de las refinerías en la Europa del Este están diseñadas para trabajar con petróleo ruso y no pueden trabajar con otro. El petróleo de la isla de Sakhalin está exento de sanción, porque Japón lo necesita. Hungría, que se opone a la sanción porque va contra sus intereses y los de Europa, también ha recibido una exención.
Es probable que si la medida afecta al precio del petróleo sea al alza y no a la baja, así que lo mejor es que no lo afecte. Si se reduce el petróleo ruso y el precio se encarece podríamos tener una crisis económica global con un petróleo caro que la haga mucho peor. Además Occidente se reserva el derecho a ir bajando ese precio límite hasta hacer colapsar la economía rusa o la mundial, la que aguante menos el embate. Se avecinan tiempos inciertos.
Una medida de dudosa eficacia que entraña un grave riesgo es una medida estúpida. Es como si Europa se apretara su propio cuello. El petróleo ruso es el más cercano. Al comprar petróleo a mayor distancia los costes se incrementan. El embajador ruso en Viena ya ha amenazado con no vender petróleo a quienes implementen el límite. Rusia hará lo que le convenga pero si le corta el petróleo a Europa (no creo que lo haga por ahora) tendremos un problema muy serio a nivel mundial. Europa necesitará comprar el petróleo en otra parte y transportarlo, y eso tensionará el mercado de petróleo global. Muchos países podrían tener serias restricciones de petróleo con fuertes repercusiones para la economía global. No entiendo que jueguen con estas cosas. Las apuestas se están volviendo tan fuertes que nadie se puede creer que esto va de una guerra en Ucrania que está estancada y Rusia no está ganando. Occidente ha decidido aprovechar la guerra para avanzar en su geoestrategia sin importarle ni el riesgo ni el bienestar de su propia población.
4. Efectos a medio plazo
El resto del mundo está tomando buena nota de como Occidente utiliza su posición económica dominante para desatar una guerra económica contra quien no hace lo que quiere. Occidente no respeta nada y no conoce límites en sus medidas de guerra económica. Rusia ya estaba reduciendo su dependencia de Occidente, pero ahora lo hará más. Va a redirigir su economía y energía hacia Asia, donde se está creando una zona económica cada vez más independiente de Occidente. La pérdida es para Europa, que inconsciente de su decadencia no se da cuenta de que los papelitos que produce su banco central sin respaldo alguno van a ser apreciados cada vez menos por el resto del mundo, con el consiguiente empobrecimiento de su población. Europa con Rusia crearía una zona de importancia global más resistente al decrecimiento energético. Seguir a EEUU nos arrastra a la perdición, empobrecidos e irrelevantes.
Las acciones de Occidente dañan el sistema bancario internacional. Perjudican la confianza de que los depósitos Tier 1 (de máxima seguridad) que los bancos centrales depositan unos en otros están a salvo, puesto que los rusos han sido congelados y si los precedentes indican algo es que serán robados, al menos los depositados en el banco central de EEUU. Dañan el negocio mundial de las navieras (la griega en particular) y de las aseguradoras. La globalización, que lleva unos años a la baja, también se ve dañada, y ello reduce el PIB mundial.
La producción de petróleo puede verse dañada. Si Rusia cierra algunos de sus campos más antiguos y agotados podrían no reabrirse nunca. Pareciera que estamos haciendo lo posible por agravar el declive del petróleo tras su pico de 2018.
Aunque no ha dicho nada, la OPEP debe estar en shock por lo que Occidente está haciendo con el mercado de su materia prima esencial. Dudo mucho que estén de acuerdo. ¿Qué ocurriría si la OPEP decidiera no suministrar petróleo a quien le ponga un límite de precio? Al día siguiente el límite tendría que ser cancelado. Una medida así no se va a tomar, al menos de momento, pero yo no descarto que los países de la OPEP estén meditando qué hacer para que lo que le está pasando a Rusia no les pase a ellos en el futuro. Occidente se ha arrogado un derecho que no le pertenece poniendo al mercado del petróleo mundial en riesgo.
El alto precio del petróleo debería favorecer a la industria de las renovables en Europa, que sin embargo ha entrado en barrena. Supuestamente las renovables producen energía muy barata, pero Europa ya perdió su industria de paneles solares que se marchó a China. Ahora la industria de aerogeneradores se viene abajo. Los costes se han disparado a la vez que los contratos de largo plazo que habían firmado les hacen perder dinero con cada turbina que instalan. El problema se ve agravado por las perturbaciones en las cadenas de distribución que retrasan entregas y proyectos. Vestas lleva perdiendo 150 millones de euros cada trimestre de este año, y Siemens Gamesa ha declarado unas pérdidas anuales de 940 millones de euros. Poco a poco algunos se van dando cuenta de lo que este blog ha defendido desde hace años. Las renovables y el coche eléctrico no van a evitar el decrecimiento energético tras el pico de petróleo. La transición energética es una quimera que no resiste el mínimo análisis. Con reducción de energía fósil e inmersos en una economía en contracción es imposible sustituir la infraestructura energética. Que Alberto Nuñez Feijoo pida retirar los coches con más de 10 años le lleva a uno a preguntarse si hay algún político en este país que tenga la cabeza bien amueblada y sepa lo que está pasando.
5. Conclusiones
Hemos iniciado el decrecimiento energético. Nuestras autoridades deben saberlo porque es la única explicación a la política de cero emisiones que se nos intenta imponer con la patética excusa del cambio climático. Cabría esperar que en esta situación no se hiciera nada que agravara el problema energético, mientras se busca como reducir su impacto. Incomprensiblemente España y Europa se han empeñado en socavar los cimientos de su sistema energético. A la estúpida pelea de Sánchez con Argelia se añade la guerra por delegación y económica contra Rusia. ¿Qué necesidad había de ello? ¿Por qué Europa está jugando a la geopolítica en Ucrania contra una potencia nuclear? Europa tiene una gran responsabilidad en muchas de las cosas que han sucedido en Ucrania en las últimas dos décadas que han sido determinantes de la invasión rusa. Como aficionado a la historia cada vez tengo más sensación de estar viviendo los momentos de locura y falta de racionalidad que precedieron a los grandes conflictos.
A cada medida que toma Occidente contra Rusia nuestro futuro energético se ensombrece. Ello se va a traducir en contracción económica y pobreza energética creciente. Por ahora la gente está convencida de que la culpa es de Putin y las petroleras (figura 8), pero si la situación empeora lo suficiente les va a dar igual de quién sea la culpa.
Al estar en decrecimiento energético las recuperaciones de las crisis serán parciales. La gente ya está viendo que la recuperación de la pandemia no ha sido como se esperaba cuando ya se nos viene encima otra crisis. Putin es responsable de iniciar una guerra y causar miles de muertos. No es responsable de la crisis de energía en Europa. De ella son responsables nuestros dirigentes y a ellos debemos pedir cuentas.