Hace unos meses traté de explicar en un post que la estabilidad de los ingresos y en el empleo es importante para mantener el sistema económico en circulación por el lado de la demanda. Es fácil entender que la confianza y tener unos ingresos con un mínimo de estabilidad es condición necesaria para que los trabajadores consumamos los productos que las empresas hacen.
Desde el punto de vista macroeconómico, nos encontramos con unas críticas a un modelo en el que se ha permitido de todo, de forma que la flexibilidad ha sido tal que a la mínima todo se derrumba, pero en lugar de solucionar esto, nos encontramos con que ahora se pide más flexibilidad aún, (sin caer en lo obvio, que es la flexibilidad exagerará las subidas y las caídas, ya de por si exageradas). Por tanto, si se quiere un modelo de empleo más estable, debe restringirse la enorme flexibilidad que supone el empleo.
Desde el lado de la productividad, la realidad es que tampoco la flexibilidad en el factor trabajo va a ayudar a la inversión en bienes de equipo o i+d debido a que facilitando la flexibilidad en ese factor, lo que se va a conseguir es que nadie invierta en el factor sustitutivo. Un caso extremo es el modelo austriaco, en el que el coste de tomar la decisión de despedir pasa a ser cero.
Por otro lado tenemos el lado de la justicia acerca de los riesgos; es fácil entender que cada persona tiene que elegir. O busca estabilidad o busca conseguir unos beneficios a costa de asumir un riesgo. Lo que no tiene sentido ninguno es que las empresas se queden los beneficios y lo primero que hacen cuando las previsiones no se cumplan sea pedir que los trabajadores asuman los riesgos. De esta forma cuando las empresas generan beneficios, estos han de ser para accionistas y empresarios, pero cuando las empresas generan perdidas, estas han de ser para los mismos y aquellas personas que buscan estabilidad a cambio de renunciar a unos ingresos mayores, pues no tiene sentido que pierdan estos.
Con todo esto, hay un punto que aún no se ha tratado y que salta cuando se habla de la posibilidad de despido o de la inestabilidad en los ingresos a los funcionarios, (ligados a lo que sea). Cuando se ha planteado esto, todo el mundo entiende que existe una gran verdad y que la independencia de los funcionarios tiene una importancia vital en el entorno económico en el sentido de que es un bastión, (cada vez más tocado), para frenar a los políticos y a los gestores de la empresa privada.
Imaginemos que un inspector de hacienda, tiene que inspeccionar a un banco o a una gran empresa, sabiendo como sabemos todos, el poder que tienen determinados grupos. ¿Podrá inspeccionar bien?. ¿Podrá un funcionario negar todo tipo de chanchullos a los políticos si puede ser despedido o puede cobrar menos sin un procedimiento rígido?. ¿Podrá un guardia civil negarse a cumplir las órdenes más absurdas para que el organismo recaude en lugar de controlar el tráfico y ayudar en carretera?. ¿Podrá un médico ordenar determinados procedimientos que supongan un coste elevado para el sistema de salud?.
El hecho de que el trabajo y(o) el sueldo de los funcionarios dependa de lo que los políticos digan, implica inmediatamente que estos no tendrán ni un solo tipo de freno, y ni tan siquiera existirán las críticas, a las que distintos tipos de funcionarios nos tienen acostumbradas.
Y esto es así de básico. El problema está en que la productividad de un trabajador se mira en unos objetivos que interesen a los gestores de turno. Estos objetivos que interesen a estos gestores, pueden no coincidir con los objetivos sociales de forma que al final, estas propuestas lo que buscan es someter a los pocos que aún pueden decir no a toda esta inmensa tontería.
Pero, si bien está claro que todo el mundo intuye o puede temer de alguna forma el hecho de que desaparezca la independencia de los funcionarios respecto a los políticos, (eso es exactamente la propuesta), no está tan claro este mismo razonamiento en las empresas privadas.
Por ejemplo, y para que todos nos entendamos, ¿Puede un médico de la seguridad privada ir en contra de los criterios de una aseguradora para prestar el servicio que efectivamente contrató una persona, pero que no cumple requisitos de rentabilidad?. ¿Puede un director de sucursal bancaria o empleado negarse a vender determinados activos que no pueden ser calificados como basura financiera?. ¿Puede negarse un periodista a publicar una información que no conviene a algún anunciante?. ¿Puede un mecánico de una compañía aérea dejar un avión en tierra por una avería que a priori no es muy importante?.
Podemos seguir exponiendo numerosos casos y casuísticas, y lo que está claro es que si bien es cierto que existe un papel de freno para los funcionarios que consiste en frenar las ocurrencias y tratar de velar por el bien común; pero tan cierto es esto, como que cualquier persona (aunque en distintos grados), tiene una responsabilidad y tiene gestores que son tan malos o más (en algunos casos), que los propios políticos y que desde luego tienen tanta o más responsabilidad que muchos funcionarios.
Da igual que un inspector de hacienda vaya a una empresa que tenga capacidad de presión, o que vaya un empleado de una auditoría a la misma empresa. Si ambos saben que su sueldo y su puesto de trabajo dependen de la satisfacción de sus jefes, y esta a su vez depende de la satisfacción de la investigada o auditada, la realidad es que la empresa podrá defraudar a su gusto y la auditoría simplemente no sirve de nada.
¿Lo pongo en un ejemplo?. Pues es sencillo; yo en este blog puedo ser sincero, (y equivocarme como todo el mundo, pero siendo sincero), por una sencilla razón; no dependo de lo que me diga o me limite un jefe. ¿Puede decir lo mismo un periodista?. Yo puedo escribir para un periódico y como no vivo de esto y no lo voy a hacer; me puedo poner muy digno. Pero claro; ¿Y si soy un becario en un periódico o incluso periodista indefinido teniendo en cuenta que me pueden despedir o pagar lo que les de la gana?. ¿Destaparé muchos escándalos, miraré las cuentas y criticaré?. Simplemente tendría que dedicarme a lo mismo que se dedica ahora la mayoría que es a escribir los publirreportajes dictados.
En este ejemplo, yo me puedo poner muy digno y de la misma forma, también diría que no colocaría fondos inmobiliarios a punto de caer, participaciones preferentes ruinosas u obligaciones difícilmente justificables. Pero la realidad es que yo me puedo permitir algo que es un lujo actualmente; lujo que es una necesidad para la sociedad.
El camino no es abaratar o flexibilizar la función del funcionario. La función es corregir la tremenda dependencia de los criterios de gestores, (incluso contrarios a la ley y sentido común), que existen en muchos casos de las empresas privadas, para que de esta forma, los empleados puedan ejercer una función de control dentro de las empresas.
Y por supuesto, si esto significa que los riesgos vuelven a estar en las empresas, pues miel sobre hojuelas, porque de esto se trataba, ¿no?.