Un dogma recurrente para explicar nuestra baja productividad, competitividad y todo lo que se nos ocurra, aparte de justificar las reformas que vienen en educación, está en que todo viene de una escasa cualificación de los trabajadores españoles.
Este dogma será real, en tanto en cuanto sean ciertas las relaciones causales que están implícitas en esta frase. Es decir; asumir que la nula capacitación laboral sea la causa para la escasa competitividad española, significa asumir que primero existe una baja capacidad laboral; significa que además de que existe un déficit de capacitación en el mercado laboral, esto provoca efectos en las empresas y esto a su vez en el país.
Sé que decir o tan siquiera dudar de que EXISTA el problema de la baja capacitación laboral, es algo parecido a una herejía; pero ya que estamos cuestionándonoslo todo desde el principio; ¿Por qué no?. En definitiva es curioso comprobar que habla de que el problema del desempleo es la falta de formación de los empleados, es el que dice (y así lo traté en un post de hace un tiempo) lo siguiente:
“Hay que ser conscientes de que algo no funciona cuando no se es capaz de generar empleo estable para la generación mejor preparada para el mercado de trabajo en España”.
Y es completamente cierto; al final la base del desempleo está conformada por personas de baja cualificación que provienen sobre todo del sector de la construcción y de una generación que está tan o más cualificada que en el exterior, pero que no tiene la mínima oportunidad. En todo caso, lo que falla cuando no se es capaz de generar empleo estable para la generación mejor preparada para el mercado de trabajo en España no puede ser (por pura definición) la preparación.
Pero es que además resulta curioso, que para explicar tanto el derrumbe del mercado inmobiliario, como la falta de educación, se suela recurrir a otro tópico. Se afirma que muchas personas que encontraban trabajo sencillamente en la construcción o en otros sectores arrastrados, dejaron de estudiar porque obtenían mejores sueldos que aquellos que estudiaban. La pregunta que nos debemos hacer es por tanto muy sencilla: ¿Cómo es posible que las condiciones de trabajo sean mejores para la gente no cualificada que para la gente cualificada?.
En cualquier mercado, la escasez o abundancia de un determinado bien, servicio o recurso, es un factor determinante del precio y las condiciones de este. Por tanto, el hecho de que las condiciones laborales de los trabajadores cualificados sean peores en términos relativos no acaba de encajar con una supuesta escasez de trabajadores cualificados. Por supuesto, este efecto se ve con mucha mayor claridad en el pasado en el que se crecía. En ese momento, las condiciones de los trabajadores cualificados eran en muchos casos muy inferiores a las de los no cualificados. Evidentemente cuando la crisis llega, los trabajadores no cualificados pierden su trabajo, pero difícilmente podemos llegar a suponer que existe hoy una presión al alza en los sueldos de los trabajadores cualificados. ¿Cómo es posible que exista un problema de escasa cualificación en el trabajo, cuando los cualificados no tienen sueldos demasiado altos?.
Pero quizás podamos mirar con cierto detalle los flujos migratorios. En un entorno donde existan carencias de personal cualificado, lo normal es que las empresas busquen fuera este tipo de personal.
El hecho de que en España el flujo migratorio se haya compuesto por una entrada masiva de trabajadores sin elevada cualificación, coincidiendo en el tiempo con la salida del mercado laboral español hacía otros países de trabajadores con elevadas cualificaciones, atraídos por muchas mejores condiciones laborales, tampoco encaja con un supuesto escenario en el que exista un déficit de personal cualificado.
Podemos seguir exponiendo situaciones llamativas, que desde luego, contradicen un escenario en el que España tenga un problema de cualificación en los trabajadores; y a título de ejemplo, podemos exponer el uso masivo de instrumentos como becas para personal investigador, que acaba desarrollando sus funciones en otros países, o el hecho de que Angela Merkel busque en España personal formado para Alemania.
En definitiva, tenemos que tener claro que cuando decimos que tenemos un problema de déficit de personal cualificado, difícilmente podríamos encontrarnos en una situación en la que los desempleados estén adelgazando los currículos, para no ser penalizados por estar sobreformados. Tendríamos que tener claro que estaríamos ante una situación en la que las empresas tendrían mucha presión para encontrarlos, y nos encontraríamos con una proliferación de cursos de castellano en otros países; (Fruto del anuncio de Merkel que buscaba personal cualificado se dispararon los cursos de alemán).
Por supuesto, tal circunstancia tiene muchos efectos sobre la educación; ya que al final la situación es muy simple; por un lado tenemos que los incentivos para la formación se reducen; ¿Para qué formarnos?, si luego vamos a mejorar individualmente más mediante otras técnicas; y por otro lado, resulta que los que se han formado, (y en los que se ha invertido una pasta pública), están investigando en Estados Unidos, son médicos en Portugal, enfermeras en Gran Bretaña o están aprendiendo alemán para irse; ¡Animados por un gobierno que no entiende el problema!.
Por tanto, creo que la primera parte de la afirmación de que nos encontramos en la situación actual es por culpa de la falta de formación; cae por muchos motivos. Si no existe tal carencia, la realidad es que la falta de productividad española no puede venir de esta carencia. Es más, en otro post intentaré explicar que la falta de productividad española es la causa de que en España ¡sobre mucho personal cualificado!.