Miguel Ángel Fernández Ordoñez y su institución se han cubierto de gloria también a lo largo de estos años. Es cierto que no ha sido el único banco central que ha hecho lo contrario a lo que tenía que hacer en todo momento, pero de la misma forma debemos entender que esto precisamente no es un consuelo, sino que empeora el problema.
Ayer contaba cómo se justificaba la compra de cedulas bancarias por el Banco de España, a la vez que sutilmente se recomendaba dicha inversión en un artículo de expansión de mayo de 2009.
Recientemente nos hemos encontrado con el reconocimiento desde la comisión nacional del mercado de valores de la existencia de ciertos problemillas en la comercialización de participaciones preferentes por las entidades financieras.
El economista publica un análisis sobre el informe del Banco de España sobre el esfuerzo de los españoles para comprar una casa a lo largo de 2011, que demuestra un hecho que sorprende un poco al analista, periodista o becario que escribe el artículo.
Siempre hubo una frase de Einstein que me ha encantado: “sólo hay dos cosas infinitas; la estupidez y el universo; aunque del segundo no estoy seguro”. Es curioso que una frase histórica se adecue como un guante a lo que se espera, se pide o a lo que los bancos centrales pueden ofrecer.
Ayer trataba de explicar que cuando se habla de que las entidades financieras deben reconocer pérdidas, o sacar los esqueletos del armario, (como hoy lo ha llamado el ministro de finanzas sueco), se hablaba de una falsedad en el balance, derivada de la invención de unos beneficios en el pasado. Me gustaría repasar algunos de los métodos más cercanos para conseguir generar estos beneficios.
En la discusión de banco malo, la única pega que le ven los analistas no está ni en el hecho de que tengamos que pagar las pérdidas de entidades financieras, ni el riesgo moral, ni nada por el estilo. El grave problema que se ve a dicha solución está en que las entidades se verían obligadas a reconocer pérdidas.
Estamos en un país donde tenemos reclamaciones colectivas y denuncias colectivas por SWAPS, suelos ridículos y por la colocación de productos “que son como imposiciones a plazo”, y que han sido autenticas ruinas como los valores Santander, cedulas hipotecarias de la Caixa, deudas y obligaciones subordinadas de varias entidades, fondos conservadores de Banif, por no hablar de bonos Islandeses.
La primera puede ser contratar en España depósitos de entidades financieras extranjeras que operan en España bajo el paraguas de los fondos de garantías de depósitos extranjeros; (sería el caso de Espiritu Santo o ING); la segunda es contratar depósitos en otros países de la zona euro y la tercera es contratar depósitos fuera de la zona euro
Estos días ha tocado hablar de los depósitos y por supuesto de la conveniencia de cancelar los depósitos debido al riesgo. En este momento tenemos que tener en cuenta que existen dos tipos de riesgo distintos. (y un tercero que podríamos llamar anexo).
Tras esta serie de post, una de las preguntas que me han hecho, es ¿Qué hacemos con el dinero?. Lamentablemente, no tengo ni la menor idea. Y además lo realmente triste es que nadie puede saberlo.
Comentaba ayer que el patrimonio comprometido de los fondos era de 2.900 millones en la mejor de las situaciones; pero que curiosamente en el fondo de las cajas constaba que no existía patrimonio no comprometido. Dado que parece un poco curioso que se haya llegado al cero, vamos a tratar de analizar un poco la situación del fondo de garantía de las cajas
Tras los antecedentes colocados, se puede intuir que la situación no es demasiado boyante. Pero más allá de intuiciones, no hace falta un estudio demasiado profundo para conocer la situación y por tanto la garantía que existe sobre los depósitos. Tan sólo basta leer los informes financieros de los distintos fondos.
Acabé el repaso a la evolución del Fondo de Garantía de Depósitos, cuestionando la oportunidad de las reducciones de las aportaciones, que se acordaron en 2002 para los bancos y 2009 para las cajas, (obvio las cooperativas de crédito, por ser poco relevantes).
Recientemente a cuenta de la decisión de unir los tres fondos de garantía de depósitos, (el de bancos, cajas de ahorro y el de cooperativas de crédito), hemos escuchado ciertas incoherencias. Por un lado desde el gobierno se nos dice que al cubrirse los rescates de las entidades mediante los fondos, estas reestructuraciones serán pagadas por el propio sector financiero y no por el contribuyente.