La Voz de Galicia recoge un artículo elaborado por Jose Antonio Bravo para Colpisa del Grupo Vocento, en el que se justifica que las decisiones del BCE son buenas para hipotecados, pero malas para bancos y ahorradores.
El otro día coloqué un post en el que explicaba que cuando establecemos una relación inversores-oferentes no estamos ante el mismo caso que cuando establecemos una relación oferentes- demandantes. En esta historia tenemos un error mental que se repite en multitud de análisis y que sería inconcebible en el mundo real. Voy a poner un ejemplo un tanto extremo.
La semana pasada desde el FMI se lanza el mensaje de que España (y otros) países están o casi están ya en la situación anterior a la crisis. A veces es increíble como una frase logra transmitir tanta carga tanto por lo que se afirma como por lo que se olvida.
Si nos damos cuenta las entidades ofrecen la información de una forma un poco curiosa; por un lado nos dan los beneficios que se han obtenido, aclarando inmediatamente que la caída de los beneficios se da porque se han dotado millonarias provisiones, bien por un criterio de prudencia, bien porque determinadas normativas les han obligado.
En junio de 2010, justo después de la irrupción de Grecia y la crisis del euro, y justo después de unas primeras medidas en España tomadas por el presidente Zapatero, (el cual no se arrepiente), era un clamor en los medios de comunicación el caso de Irlanda.
Todos los impactos que están asumiendo los ciudadanos, que suponen un mayor coste por los productos y servicios básicos, con una mayor precariedad y menores ingresos , en el caso de que los tengan, nos están destrozando. Esto es un hecho que puede corroborar cualquier empresa que intente vender algo a lo que se venía llamando clase media.
Lo del mundo empieza a ser patético; ahora resulta que Andrew Huszar, ex Morgan Stanley y la persona que lanzó el primer QE en la reserva federal, reconoce que a pesar de que contaban que dicho plan era para reactivar la economía y el empleo, en realidad lo único que se trataba era del mayor rescate del sector financiero en la historia
El otro día comentaba que la historia no siempre responde a la realidad, sino que depende más bien de la documentación y de los análisis que de esta se hagan en cada momento del tiempo.
Conozco a una persona que estaba trabajando en una publicación acerca de la evolución de Pescanova, teniendo en cuenta que esta empresa tiene una importancia incuestionable en la historia económica de Galicia. Para ello, pues llevaba una buena temporada buceando en registros, publicaciones, periódicos, testimonios y demás para prepararlo.
En verano nos hemos encontrado con la propuesta desde la comisión europea para reducir los salarios en España para tratar de mejorar la situación del mercado de trabajo. Para ello, nos ponen como ejemplo el caso de irlandés, que ha anticipado la adopción de estas medidas al año 2008, en los primeros momentos de esta crisis.
Estamos otra vez ante el argumentario de que nos estamos recuperando. Nada nuevo bajo el Sol en un punto donde absolutamente nadie es capaz de ver problemas, pero mucha gente es capaz de encontrar recuperaciones en los sitios más insospechados. Hoy estamos con una frágil recuperación y síntomas evidentes de mejora, que no es más que la enésima variación del mismo tema.
Ayer hablaba de la oportunidad de invertir los fondos de reserva de la seguridad social en deuda pública española; en el post advertía que otra decisión no tendría sentido alguno, salvo que estuviésemos hablando desde un prisma financiero; y jamás económico.
Basicamente tenemos a todo el gobierno enfrascado en una particular explicación de la realidad que consiste en que se están enfrentando a todo un nuevo conjunto de personas antisistema, (médicos, jueces…) que sólo se preocupan de lo suyo.
El otro día hablaba de las limitaciones de unas limitaciones de las estadísticas, referida a la dificultad de estimar valores extremos, en el que trataba de descartar que la mayoría de la explicación del PIB fuese debido a una manipulación de los datos. Es decir, falsear.
Leo estos días muchas propuestas para solucionar el problema que la hipoteca supone ahora para muchos hogares; normalmente estamos hablando de formulas imaginativas mediante las que se comparta el sacrificio, buscando una salida a las personas y repartiendo los costes, que hasta ahora han sido soportados exclusivamente por la banca.