El otro día trataba de explicar que una de las razones por las que se estaban tomando toda una serie de decisiones en unos países, estaba en los planes de pensiones privados, de otros países.
Ayer comentaba que tras las medidas aprobadas, (todas), no está, ni de lejos, el objetivo de evitar una crisis social. De hecho, lo que nos encontramos en la realidad es con los mensajes desde unos determinados grupos de “no ha sido suficiente”, mientras que otros grupos hablan de: “ya hace tiempo que se han pasado de frenada”.
El otro día comentaba las declaraciones de Oliu, (Banco Sabadell), que afirmaba que no se estaba rescatando a la banca, sino que se rescataba a los depositarios. En un par de comentarios se opinaba que se estaba salvando a los depositarios para evitar el caos social que vendría si los bancos caen.
Ayer he colocado un post acerca de una idea de Juan Ramón Rallo, que básicamente nos cuenta que hay que incrementar el ahorro para salir de esta situación. Parece que no le ha gustado mucho y me ha respondido. Y ya que estamos, pues me toca contestar haciendo unas cuantas aclaraciones.
El fin de semana me encuentro con una idea para solucionar la crisis por parte de otro de los expertos que por ahí circulan: “la alternativa es incrementar el nivel de ahorro del sector público y del sector privado para sanear balances y pagar deudas. Con este ahorro se podrían ir pagando los vencimientos de las deudas tanto privado como públicas”
Pues por mucho que se empeñen en manifestar que se han despejado las incertidumbres, la realidad es que estamos como siempre, ya que ni estos, ni los anteriores están diseñados para conocer la realidad, sino que están diseñados única y exclusivamente para manifestar lo que los inversores quieren oír.
Agosto comenzaba con una polémica no demasiado publicitada a cuenta de una aprobación de una enmienda en Serbia, que reduce las competencias del Banco Central Serbio, a la vez que incrementa la capacidad de control del Parlamento sobre la institución. No es el primer caso, ya que exactamente la misma situación se ha dado en Hungría a principios de año.
Últimamente por todos lados nos encontramos con un número especialmente alarmante; en España existen 450.000 políticos, importe que triplica el número de políticos que existen en Alemania. Quizás puede ser uno de los ejemplos de cómo se construye una determinada realidad.
El otro día he colocado el enésimo post tratando de explicar la diferencia entre lo que es el euribor y los swaps de eonia, a cuenta de la polémica generada por la manipulación del libor. Recordemos que el leiv motiv era el tratamiento del asunto por parte de “El economista”, que es, ni más ni menos, el medio digital en información financiera y económica en España.
La semana pasada he colocado dos post en el que trataba de explicar que los ajustes que se están planteando no sólo no van a mejorar el déficit ni la competitividad, ni nos van a sacar de la crisis, sino que más bien nos ponen en una situación peor que la actual.
Acabamos de tener la presentación de los datos de los informes que han realizado las auditoras Oliver Wyman y Roland Berger, para determinar los recursos que necesitará la banca. En teoría, nos hemos gastado dos millones para que estos inteligentes hagan una tabla de Excel que aún por encima no conocemos; con el fin de incrementar la transparencia sobre el sector financiero.
Cada vez que se aprueba una medida que beneficia al sector financiero, nos encontramos con el comodín de la reactivación del crédito, y cada vez que escuchamos este comodín, ya podemos decir que directamente no se va a reactivar el crédito, como ya he dicho en más de una ocasión.
Estamos asistiendo a un autentico cachondeo en lo que respecta a lo de los números del rescate a la banca que vamos a tener que pagar todos. Por supuesto este cachondeo es todo un clásico desde antes de esta crisis que ahora está completamente descontrolado, después de unas cuantas reformas financieras y test de estrés que han sido diseñados para mentir
Estos días he estado ausente por diversos motivos, y hoy me encuentro con un clásico; el rescate de España. Al final estamos como en todos y cada uno de los casos que llevamos hasta ahora, con la salvedad de que en esta ocasión hemos tenido que olvidar aquello de “es demasiado grande”.
Otro de los aspectos que he mencionado con frecuencia es que no se deciden las medidas en función de los diagnósticos y lo que se pretende hacer, sino que se hace completamente al revés.