En el siguiente gráfico pueden verse los momentos en los que Japón realizó sus principales estímulos monetarios, para tratar de salir de la enorme crisis que sufrió a principios de los 90.
Puede verse como todos contribuyeron a que la bolsa subiera algo, aunque sus efectos a largo plazo fueron pocos.
En definitiva, viendo el ejemplo japonés, parece que imprimir nuevos billetes puede animar el mercado durante algún tiempo, pero, tarde o temprano, las cotizaciones volverán a la senda marcada por los datos de la economía real.
¿Sucederá algo parecido en las bolsas, cuando pase el efecto de las inyecciones realizadas por la FED y el resto de los bancos centrales en 2009 y 2010? Si fuera así, parece que podríamos ver correciones importantes en las bolsas a partir de mediados de este año, o, como muy tarde, para el que viene.
Sin embargo, no hay que perder de vista que la crisis de Japón fue mucho mayor que la de EEUU, ya que los precios inmobiliarios y las cotizaciones bursátiles en Japón habían alcanzado niveles completamente irracionales mientras que, en EEUU, UK, España, Irlanda,... la vivienda había subido bastante pero, ni mucho menos, hasta niveles tan exagerados como los de Japón. Y las bolsas también habían subido pero, mirando los beneficios de las empresas, en el año 2007 las cotizaciones no estaban especialmente caras. Al menos nada que ver con la bolsa japonesa del año 1990.
Como muchos japoneses se habían hipotecado para comprar una casa y muchas empresas se habían endeudado para comprar edificios y otras empresas, pagando precios desorbitados, cuando se vio que su valor real era mucho menor, buena parte de los créditos resultaron ser irrecuperables, y todo su sistema financiero parecía estar técnicamente quebrado. A pesar de la alta productividad y el liderazgo tecnológico de muchas empresas japonesas, su economía ha necesitado de dos décadas de fuertes ayudas pública para que sus bancos no quebraran y sus principales empresas pudieran salir adelante. Gracias a eso, se cambió una crisis rápida y profunda por una larga y más suave. Aunque la bolsa japonesa ha caído mucho, la economía japonesa lleva años sin registrar crecimiento y los bolsillos de muchos japoneses deben haber sufrido bastante, por la fuerte depreciación de sus casas y el dinero que habrán perdido en bolsa, el mercado laboral ha notado poco la crisis, ya que se ha ido subvencionando las industrias importantes para que mantuvieran el empleo y, gracias a eso, la tasa de paro nunca ha sido elevada. Los japoneses son ordenados hasta para sufrir crisis económicas.
Dentro de unos años veremos en que queda nuestra crisis actual. De momento, las inyecciones de dinero pueden haber distorsionado bastante la situación y, posiblemente, los crecimientos económicos del año 2010 podrían ser una auténtica mentira. Lo veremos en uno o dos años.