“El objeto de la vida no es tanto estar del lado de la mayoría, sino evitar estar en las filas de la locura”
Marco Aurelio
Fui el primero en reconocer que las cosas iban a ser difíciles en los mercados en 2016. Lo de “primero” es una forma de hablar, claro, pero “de los primeros” podría ser literal. Concretamente el 15 de Diciembre del año pasado (ver, por ejemplo, “2016, paraíso del Trader”) Pero de ahí a las cosas que se oyen ahora va un largo trecho.
Hablar es barato. Gestionar dinero de terceros o propio es más serio. Hay que diferenciar entre cosas que se dicen – o que se escriben - que tienen fundamento y cosas que no. Ocurre al alza y a la baja. A la baja lo que vende son las malas noticias. Hay un cierto masoquismo inversor: se presta más atención a las malas noticias cuando estás en el mercado y este baja. Cuando sube, el problema es que todo es bueno.
En circunstancias como estas entiendo que puede ser útil aplicar un método de análisis tan bueno como el fundamental o el técnico pero bastante menos popular: el del sentido común. En los dos sentidos: hay cosas “malas” que pasan el filtro del sentido común y otras que no. Y viceversa.
Aislémonos momentáneamente del ruido del mercado y analicemos alguna de ellas:
Miedo a China
Totalmente justificado. La segunda economía del mundo juega al ratón y al gato con los mercados sobre si sigue o no devaluando su divisa y miente descaradamente sobre los datos de su economía. Lo mínimo que aconseja un espectáculo así es prudencia.
Miedo al bajo precio del petróleo
Aquí la cosa cambia. El petróleo barato es malo para los productores, obviamente. Es de sentido común. Y eso incluye a los EE.UU. Pero decir que es malo para Europa es desafiar al sentido común. De los tres billones con “b” que se ahorran los países consumidores al año con la caída del precio del crudo, una parte importante se los ahorra la Eurozona que, además, que yo sepa no es una gran productora de crudo. Tiene efectos negativos – como que Repsol baje el dividendo – pero el efecto neto es positivo. Es más importante para la economía de la eurozona que a los hogares les baje la factura de la calefacción y a las empresas el coste de la energía que los efectos negativos sobre las empresas del sector.
También se dice que las compañías petroleras europeas dejarán de pagar a los bancos sus créditos, haciendo un paralelismo con las pequeñas empresas norteamericanas de “fracking”. La comparación es un ejemplo clarísimo de cómo puede “venirse arriba” un periodista o un analista.
Por si solos los bancos centrales no pueden animar la economía real
Cierto. Si los gobiernos no fomentan la demanda interna, bien bajando impuestos, bien con inversión pública – a ser posible mejor lo primero -, de nada sirve llenar el mercado de billetes. Eso también es de sentido común (menos para los políticos)
Los bancos centrales no pueden influir en los mercados financieros
Depende de cuáles. La Fed ya hizo todo lo que podía hacer. Y no digamos el banco de Japón. Pero el BCE todavía va muy por detrás. Decía en
mi último artículo que en el corto plazo hay dos cosas que un especulador debe tener en su radar: ponerse corto en libras para aprovechar el riesgo “Brexit” y largo en bolsa europea - y deuda corporativa de grado de inversión - de la eurozona.
Desde que el mercado empezó a poner los ojos en lo que pueda hacer el BCE en marzo el Eurostoxx 600 ha subido un 10%. Y es difícil que haya sido por otro motivo, dado que los datos económicos han ido a peor y las estimaciones de beneficios de los analistas también.
En cuanto a la deuda corporativa, ha subido un 1,19 % desde inicio del año (Índice Bloomberg EUR Investment Grade European Corporate Bond) y lo único que ha cambiado en ese mercado es el “run run” de que el BCE podría aumentar sus compras en ese tipo de activo.
Hay más. Mucho más. Pero mi intención no es ser exhaustivo. Si me apuran, ni siquiera tener razón. Lo que les recomiendo vivamente es que pasen el filtro del sentido común – su sentido común - a todo lo que vean y oigan, porque, desde quienes quieren llamar la atención hasta quienes tienen que vender noticias, hay cierta tendencia a pasarse varios pueblos al calor de la locura general que generan los momentos de crisis. Y, parafraseando a Marco Aurelio, lo que le interesa como inversor no es estar con la mayoría, sino evitar las filas de la locura.