Es curioso observar la evolución de los mercados en los últimos años. Si te fijas encuentras un elemento en común y es que, salvo raras excepciones, a más cercano un mercado de una economía que se beneficia de la revolución digital, mejor ha ido la bolsa de ese país.
Pese a la fuerte corrección que ha sufrido recientemente, el Nasdaq sigue siendo el rey de las bolsas, ya sea a uno, cinco o diez años vista. Y lo mismo se puede decir del índice amplio, el SP 500. Si se compara con las bolsas europeas o las emergentes es como comparar una liebre con varias tortugas.
También es llamativa la evolución de las bolsas de los mercados emergentes. Primero, porque representan el paradigma de lo que he afirmado al principio: las materias primas y la industria clásica han dejado de estar de moda y lo que se valora actualmente son los datos y la información. Incluso dentro de los propios emergentes la diferencia entre ganar o perder ha estado muy relacionada con el grado de participación en esta nueva revolución industrial. Países como Taiwán o Corea llevan una evolución bursátil mucho mejor que la de países como Chile, México o Sudáfrica. Y en mi opinión esto no es casual. No es que los primeros sean creadores de empresas como Google o Netflix, pero son quienes fabrican y exportan el hardware o componente físico de la revolución digital, empezando por todo tipo de dispositivos.
Esta ecuación parece que falla si incluimos a China, ya que su bolsa está que no levanta cabeza. Y China si que participa en la revolución digital. Para mí el motivo es evidente: el país tiene graves problemas, ya sean de crecimiento, burbuja inmobiliaria o guerra comercial, que de alguna manera ocultan su participación en la nueva revolución económica. Lo cual, por cierto, podría estar representando un oportunidad única de compra, es decir, aprovechar que el entorno general de China va mal para comprar a buen precio empresas que a medio y largo plazo seguirán siendo beneficiarias de la revolución digital.
Pero no quiero extenderme ni mucho menos desviarme. Lo importante es que mientras dure la revolución digital las bolsas ganadoras seguirán siendo las de economías beneficiarias de la misma. Es muy probable que en el corto plazo Europa tenga un repunte. Está tan de capa caída que los precios justifican una subida aunque solo sea por equilibrar la rentabilidad por dividendo y el PER. Pero a medio y largo plazo si el proceso de sustitución digital sigue adelante Europa, con sus políticos mediocres, sus impuestos, sus guerritas internas y su falta de apoyo a la innovación seguirán yendo por detrás de los Estados Unidos.
En cuanto a los emergentes, podrían repuntar en el corto plazo por el mismo motivo, es decir, por haber caído mucho, pero el liderazgo bursátil en el medio y largo plazo - y mientras dure la revolución digital - lo seguirán detentando los países cuyas economías participan de una u otra manera de la revolución digital.
Y finalmente China. Como digo el sector tecnológico representa una oportunidad pero el "timing" lo marca la situación de esa economía que está claro que no es muy buena si las autoridades están teniendo que implementar políticas de estímulo monetario.