Diga lo que diga Hacienda, el ETF es un fondo de inversión. Primero, porque es una institución de inversión colectiva que utiliza un amplísimo colectivo de gente a nivel mundial para invertir. Segundo, porque, de hecho, se llama “fondo”, puesto que viene del inglés “Exchange Traded Fund” o “fondo cotizado en bolsa”.
El único motivo por el que Hacienda no quiere calificarlo como fondo de inversión es recaudatorio. Las malas lenguas dicen que es también porque tampoco a bancos, gestoras y sociedades de valores les interesa llamar a las cosas por su nombre, así que se coinciden dos intereses muy potentes (frente al de los inversores, claro). Al ser un producto mucho más ágil y barato que los fondos tradicionales, si se les da el mismo tratamiento fiscal que al resto de fondos de inversión se generaría una fuerte bajada de las comisiones de gestión y un aumento brutal de la competencia, cosas ambas que le vendrían muy bien a los inversores pero muy mal al oligopolio de oferta.
En España, el ETF no cuenta con la ventaja fiscal del traspaso libre de impuestos que tienen los fondos de inversión tradicionales en España y ese es su talón de Aquiles . Eso y que los distribuidores y asesores financieros no independientes - que van a comisión y son la mayoría . no les interesa en absoluto recomendarlo, porque las comisiones del ETF son muy bajas. Por eso en España no hacen furor entre los inversores como ocurre en el resto del mundo. Porque, por lo demás, operativa y financieramente hablando, todo son ventajas.
La situación actual de los mercados financieros es perfecta para los ETF. Y aunque es casual, pues hacen falta muchos meses de nuevos desarrollos para crearlo, coincide con la puesta en marcha del nuevo servicio de asesoramiento de Nextep para el diseño de carteras formadas por estos innovadores productos.
Como hemos dicho en muchas ocasiones, la recuperación del mercado vendría marcada por el calendario de vuelta al trabajo y en qué condiciones mantuvieran gobiernos y bancos centrales el motor de la economía para poder reiniciarlo tan pronto fuera posible. En otras palabras, que la bolsa evolucionaría de forma inversamente proporcional a la evolución del virus y ayudada por las inyecciones de liquidez de los bancos centrales y las ayudas de los gobiernos. Según se redujeran los fallecimientos y los contagios y las autoridades pusieran dinero sobre la mesa subirían los mercados de renta variable. Y así ha sido.
En nuestra opinión, a partir de ahora tomará fuerza algo que ya actuaba de elemento diferenciador en esta recuperación: la percepción del mercado sobre qué países y sectores se verán más o menos afectados y cuáles se recuperarán con más fuerza. Un ejemplo meridianamente claro de esto es la recuperación que ha tenido el índice tecnológico NASDAQ – sobre ponderado por cierto en las carteras de Nextep desde hace mucho – y la que no ha tenido el mercado español, cuya economía es muy dependiente del turismo y la restauración y tiene un gobierno que no está cuidando adecuadamente al tejido productivo del país, que son pymes y autónomos.
Pero esto es solo un ejemplo. Estamos viendo grandes diferencias por sectores y por países y las vamos a seguir viendo. Si hay un producto financiero adecuado para la inversión sectorial o por países es el ETF. Porque sin duda existen fondos sectoriales, pero no son competencia en términos de comisiones frente a los ETF y tampoco en cuanto al nivel de oferta. También hay algunos indexados sectoriales y los indexados si son competitivos en costes, pero en España no es comparable la capacidad de diversificación y selección sectorial que tenemos en los ETF con la de los fondos indexados.
Lo más importante para obtener rentabilidad en una cartera de fondos siempre ha sido la distribución de activos, es decir, acertar en los activos países y sectores que mejor lo harán en el medio y largo plazo, pero es que, además, últimamente ha sido mucho más, porque como todos sabemos la gestión activa ha dejado de ser capaz de batir a los índices.
Esto no solo va a seguir ocurriendo sino que irá a más como consecuencia del proceso de selección que van a generar las consecuencias de haber detenido la economía para hacer frente al coronavirus y el efecto de este último en las distintos tipos de actividades, tanto para bien como para mal. En este contexto, el acierto en la selección de países y sectores será lo que genere resultados por encima de la media.
Y no solo en renta variable. Por ejemplo, para invertir en oro, un ETF refleja mucho mejor la evolución del precio de este metal que un fondo que invierta en minas de oro. Y si se quiere apostar contra algún activo sector o país – ponerse “corto” - lo cual también va a ser muy interesante en el futuro próximo, hay muchas más posibilidades de hacerlo utilizando ETF y es muy sencillo.
En realidad los inversores no deben de plantearse la duda cartera de ETF versus cartera de fondos tradicionales: son totalmente complementarias.
Los fondos de inversión tradicionales, pese a su alto coste, no tienen rival fiscalmente hablando. Pero para todo lo demás, incluido el precio, nada como los ETF. A partir de ahí se trata de buscar la mejor combinación. Desde utilizar la cartera de fondos de forma táctica para así no preocuparse por las plusvalías y la de ETF como cartera de comprar y mantener hasta hacer justo lo contrario: utilizar los ETF como vehículo de inversión de corto plazo para aprovechar que son mucho más líquidos y mucho más rápidos de comprar o vender que los fondos tradicionales y en la cartera de fondos invertir a más largo plazo y acumular plusvalías y dividendos.
Una de las ventajas más importantes de los ETF viene en el propio nombre: son fondos cotizados, es decir, cotizan en bolsa, así que se compran y venden como si fueran valores. Imaginen ustedes las posibilidades que da eso para salir o entrar rápidamente en el mercado en lugar de tener que esperar varios días como ocurre con los fondos de inversión.
Pese a las barreras de entrada que pone la propia industria, la presión de los inversores está haciendo que el mercado español de fondos – incluidos por supuesto los ETF – abandone poco a poco la situación de subdesarrollo frente a los países de nuestro entorno. Es una gran oportunidad para que los inversores mejoren la diversificación, la agilidad operativa y los costes de su cartera.