Hace mucho que no teníamos noticias de Manuel González, de SubastaFácil, más o menos desde otoño del 2.010, cuando nos presentó su proyecto de unos cursos a distancia para aprender el negocio de las subastas judiciales con la polémica subsiguiente respecto a las mejoras de postura y su argumentada réplica posterior. Y de repente... zas, le encuentro en un video de Antena 3, de buena factura, en el que se presentan las tres caras de las subastas judiciales: el demandado, el subastero y su cliente (adjudicatario).
Manuel me cae la mar de bien. No solo no tiene complejos como subastero, como yo mismo, sino que declara sin tapujos que tiene un altísimo ánimo de lucro. Y lo dice así, sin anestesia, como deben decirse estas cosas. Porque el peor aspecto de la corrección política no es su tontería ni su hipocresía sino su intolerancia y su tendencia a reprimir la libertad de expresión.
¿Vosotros conocéis a muchos capaces de reconocer que les mueve el deseo de lucrarse? Noooo, al contrario, a cualquier empresario que manifieste eso se le echan encima los sindicatos y los poderes públicos. Según la política imperante las empresas se instalan en los municipios para beneficiar a los vecinos y darles trabajo y prosperidad, pero jamás para beneficiarse ellas mismas ni para repartir dividendos entre los socios. Declarar eso sería su fin y no conseguirían los permisos necesarios.
Y lo mejor de todo es que además del deseo de lucrarse, a Manuel le mueve el sincero deseo de hacerlo beneficiando lo más posible al demandado.