Hay subastas que están cantadas. No hay más que sentarse a esperar y el pájaro cae en la sartén él solito. Uno de los casos de libro es el de José Luis, el zapatero que vive en el noveno, cuyo tren de vida le conduce a toda velocidad hacia la última estación.
Otro caso bastante probable es el de Alexis Zorba, el griego de la duodécima planta. A este último los bancos acreedores ya le han cortado el suministro y para renovar los créditos que le van venciendo no le queda más remedio que acudir a prestamistas. Pero claro, los intereses se lo están comiendo. Eso sí, el tío es bastante razonable y parece dispuesto a cumplir todas las condiciones que los bancos le han dictado para recuperar la senda del crédito.
Durante los últimos años, Zorba el griego se dedicó a las fiestas, a contratar nuevo personal para el servicio doméstico y a aumentar indiscriminadamente el salario de todos sus empleados. El gran vividor ha estado gastando más de lo que ingresaba y además ha estado trucando las declaraciones a Hacienda de los últimos diez años. Nada que no sepamos. Pero ahora se ha enmendado, le ha echado la culpa al anterior administrador y ha prometido despedir a unos cuantos domésticos y reducir el salario al resto. Parece que los bancos le han creído y le van a ayudar a encauzar sus finanzas.
El caso de su vecino José Luis es muy distinto. Zapatero de profesión, tiene una fábrica de zapatos pero parece que en los últimos años tuvo unos inmensos ingresos procedentes de varios pelotazos urbanísticos que dio durante el periodo de la burbuja inmobiliaria. Zapatero a tus zapatos, le decían sus mayores, pero el tío fue listo y se dedicó a comprar pisos sobre plano y a forrarse vendiéndolos a la entrega de llaves. Lo malo es que no tuvo la suficiente visión económica para darse cuenta de que semejantes ingresos extraordinarios debía gastarlos en inversión para mejorar su negocio y en formación de sus empleados y, en lugar de ello, los dedicó a "gastos corrientes" (que en seguida pasaron a ser estructurales) inflando artificialmente la estructura de su empresa, contratando empleados nuevos como loco, subiendo los salarios indiscriminadamente, sin tener en cuenta la productividad y disparando el gasto en fiestorros y cosas así.
Sus deudas no son tan grandes como las de Zorba, todo hay que decirlo, pero dice a todo el que quiere oírlo que no tiene la menor intención de reducir su nivel de vida. Manifiesta que sus empleados son los mejores y que merecen los salarios más altos, que sus hijas merecen los 100 euros que reciben de paga semanal, que no puede despedir a todos sus empleados domésticos porque ¿qué harían los pobrecitos?, y que el dinero que envía mensualmente a su madre y a su suegra para complementar sus pensiones, lo tienen bien merecido porque han trabajado toda su vida. Total que no tiene ingresos pero que tampoco tiene intención de disminuir los gastos. Entre la cigarra y la hormiga, él lo tiene muy claro.
Sigue gastando miles de euros en comprar todos los dvd´s de cine español que salen al mercado y no se pierde ningún estreno cultural. El y su familia comen en los mejores restaurantes, gasta en asesores más que ningún vecino del bloque y hasta el último de sus empleados tiene visa oro a cuenta de la empresa. Trata a los delegados sindicales de la fábrica a cuerpo de rey, dietas y sobre sueldos están a la orden del día y el gasto está tan disparado que tiene que pedir nuevos créditos cada mes.
Como es un bromista, dice que "como en el anuncio de L´oreal, nosotros lo valemos" y todos los pelotilleros que le rodean le ríen la gracia aunque por dentro están acojonados y saben que se dirigen al abismo. Porque sus acreedores les han dicho que muy bien, que lo valen, pero que a ellos les importa un carajo si lo valen o no, ni lo que merezcan o dejen de merecer las dos ancianitas o lo justos que puedan ser los salarios que paga. Que está gastando más de lo que ingresa y que se acabó el crédito, que o reduce los gastos de forma creíble o que dejan de renovar los créditos a la voz de ya. Al fin y al cabo ellos sí son serios y deben cuidar de los ahorros de sus depositantes y no utilizarlos en pagar las fiestas de terceros.
Ahora anda haciendo colectas para ayudar al griego Zorba, pero con la esperanza secreta de que se recuerde su solidaridad cuando le llegue a él el turno de darles el palo. Y pensar que hace apenas un año, ensoberbecido por los pelotazos, cual nuevo rico, le soltó a Jean Paul Bonnet, el vecino del quinto que pronto estaría en disposición de comprarle su piso pidiera lo que pidiese.
Por todo eso los subasteros, esos "lobos especuladores" sin conciencia, ya se están frotando las manos. Porque saben que, a este paso, por mucho que le ayuden sus vecinos, si no cambia de mentalidad la subasta de la casa de José Luis está asegurada, y quizá también la de Alexis Zorba. Y quien sabe, hay otros vecinos que también están en la cuerda floja. Se acerca el festín de cuervos.
PD (cotilleo de última hora): Me ha contado el portero de la finca que ayer el presidente de la comunidad llamó al zapatero y le cantó las cuarenta, así que hoy Jose Luis se ha reunido con su familia y les ha puesto las pilas, reduciéndoles la paga y suprimiendo las compras por internet. Nadie sabe cómo acabará las cosa, de momento sus hijas no le hablan, la suegra despotrica y su mujer le ha dicho que va a follar con Rita la cantadora. Continuaremos informando.