En el fondo la cuestión no deja de ser esa, aficionado y futbolista funcionan mejor con una identificación emocional, el célebre y trillado sentir los colores, pero el fútbol como negocio puede que apunte otros derroteros.
Para mí, ahora mismo el mejor es Iniesta, pero ni tiene repercusión mundial ni vende nada. Es un chico normal de Fuentealbilla, y nunca serán noticia ni sus cambios de imagen ni sus novias neumáticas ni sus fiestas con las estrellas de Hollywood, ni será icono publicitario ni referente fashion.
Es el mejor, pero no vale 100 millones y no los vale porque no los genera. No acarrea campañas de Pepsi-cola ni de Gillette ni de Armani o Calvin Klein o siquiera de Pepe Jeans. No tiene la repercusión mundial que debería merecer su juego, ni llena vallas publicitarias en Asia, ni mueve mercados como el norteamericano o el brasileño, con millones de consumidores. Como mucho anunciará una cuenta de La Caixa o las natillas Danone y será ese chico bueno que las madres quieres para sus hijas, aunque ninguna llevaría fotos suyas, en ropa interior o bien tapadito, en la carpeta.
No basta con ser uno de los mejores en el campo, aunque ayude bastante, no es necesario; quizá incluse llegue el momento en que no haga falta ganar títulos ni sea indispensable levantar trofeos, pero sí habrá que ser capaz de vender una imagen fuera del estadio y de convocar expectación y audiencias, como ya demostró Beckham. Puede que sea triste y no responda a las normas de excelencia futbolística, pero sí al show-business y al concepto de negocio que mueve millones de euros, dólares y yenes, y de espectáculo de masas. Al menos, en los mercados asiáticos y estadounidense, que dependen más del tirón mediático de determinados jugadores. Y ahí de momento también gana el Barça, por su juego de playstation.
El apunte de Echevarri no deja de ser inquietante, y es obvio que el Madrid necesita endeudarse, a pesar de la renegociación que se abrirá con patrocinadores y de la esquina del Bernabéu y del terreno de Valdebebas. No obstante, el talento debe aflorar en las ventas. Es mucho más fácil comprar a 100 millones, si se tienen, que vender caro, cuando todos los demás clubes están casi al borde de la quiebra. Y el Madrid, si intercambia cromos con otros equipos, como Negredo con el Valencia, o Van der Vart y Sneijder con el Bayern, tendrá que saber valorar a sus jugadores, igual que ha valorado los ajenos. Igual que el Barcelona si cambia cromos con el Inter, caso Etoo - Ibrahimovic, que ya hablan de 80 millones.
Dado el baremo fijado, podría desprenderse de Huntelaar 25, Diarra 25, Van der vart 12, Negredo 15, Van Nistelroy 12, Heinze 8, Javi García 5, Saviola 5, Sneijder 30, Robben 40. Al Barça, por suerte no le sobra ninguno, pero debería sacar por Hleb 15, Gudjohnsen 8, Martín Cáceres 5, y Milito, pobre Milito, qué mala suerte la de este chico.