Curiosidades de la deuda de La Caixa, Bankia y CAM
S. McCoy 11/11/2011 06:00h
Ha copado las portadas de los diarios el anuncio por parte de La Caixa de una emisión de deuda subordinada por importe de 1.500 millones de euros. Promete un cupón del 7,5% y su vencimiento está previsto para final de enero de 2017. La entidad prevé iniciar su comercialización a partir de la segunda quincena de diciembre a través de su extensa red de oficinas. La compra mínima será de 1.000 euros. Los analistas lo interpretan como un movimiento defensivo, para evitar fugas de clientela. La Caja defiende que busca diversificar, fundamentalmente en plazo, sus fuentes de financiación. Como los pagarés, se trata de un producto no sujeto a la protección del FGD. Hay obligación de abono del cupón salvo quiebra o suspensión de pagos, al contrario de lo que ocurre con las preferentes. No computa como capital básico, señal de fortaleza. Hasta ahora solo Popular y Sabadell se habían adentrado en estas aguas, con importes sustancialmente menores y cupones más altos.
Si alguien probablemente puede permitirse un “lujo” como éste en nuestro país es la institución presidida por Isidro Fainé. Sus ratios de solvencia y liquidez le avalan. Su capacidad de distribución también. La percepción de riesgo sobre la entidad es distinta y menor que la del resto de sus comparables en el proceloso universo de las cajas y se encuentra al nivel de los dos grandes bancos, mucho más diversificados internacionalmente. Aunque su negocio operativo plantea interrogantes ya recogidos en Valor Añadido (VA, El complicado dilema de La Caixa después del 20-N, 24-10-2011) la resistencia de sus ingresos por comisiones y de los derivados de su cartera industrial, dividendos y puesta en equivalencia, compensan con creces las dudas que pudieran aflorar. Su salida al mercado, en un momento en el que el conjunto del sector bancario ha de refinanciar cientos de miles de millones de euros en 2012, parece oportuna. Y pone de manifiesto la triste realidad por la que transitan productos similares de sus más inmediatos competidores.
Tomemos en caso de Banco Financiero y de Ahorros, matriz de Bankia. Tiene tres emisiones vivas de deuda subordinada en la actualidad, con vencimientos respectivamente, en julio de 2014, octubre de 2016 y enero de 2018. El rendimiento anual que están ofreciendo, a los precios vigentes y para horizontes similares al de La Caixa, es del 19% la segunda y del 15% la tercera. Se ha producido en fechas recientes un colapso en sus cotizaciones, derivado de una posible participación de BFA en la recapitalización del Banco de Valencia que afectaría a sus ya precarios niveles de recursos propios. Caídas entre 10 y 15 enteros casi de un día para otro que han disparado las TIRs implícitas. Hasta el punto de que para el plazo comparable, el diferencial de rentabilidad con respecto a la homóloga catalana supera el 11%. En función de la percepción de riesgo que se tenga de la ex caja madrileña, la oportunidad puede ser pintiparada. Y sin necesidad de esperar a vencimiento.
¿Por qué? Se trata de productos redimibles antes del vencimiento por parte del emisor en las sucesivas ventanas que se establecen en sus folletos de emisión. Pero es evidente que, en la presente coyuntura, el incentivo para recomprarlas pagando el 100% de su nominal es nulo. De hecho, mientras que el saldo vivo de la de 2014, emitida en 2004, es de un tercio de su importe inicial de 250 millones, en las otras dos permanecen en circulación los 500 y 750 millones, respectivamente, captados en 2006 por Caja Madrid. En un momento en el que el margen de intereses sufre, es hora de acudir al recurso de los Resultados por Operaciones Financieras y lanzarse a la recompra en mercado de los propios valores con una prima que incentive al tenedor a acudir, generando de este modo un beneficio contable que puede estar en los cientos de millones de euros, diferencia entre valor contable de la obligación en el balance y desembolso real. El efecto al alza que sobre el precio de los bonos tendría tal operativa aconsejaría una compra de puro trading.
Por cierto, raro, raro, raro lo de la subordinada con vencimiento septiembre de 2016 de la CAM, ya intervenida y en proceso de subasta, en breve en manos de alguna entidad con una posición de balance sustancialmente mejor al suyo. Pues bien, ha sufrido un varapalo en su cotización similar al de BFA y ofrece igualmente retornos anuales a cinco años cercanos al 24%. Las malas lenguas dicen que hay una mano vendedora extranjera a la que le importa un comino la garantía del FROB, la del adquirente y la de la madre de los ex directivos de la entidad. ¿Qué ocurrirá cuando pase a manos de un comprador con esquema de protección de activos y línea especial de liquidez del estado? Pues eso, la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida...