El nombramiento del nuevo consejero delegado de
DIA en Argentina persigue muchos objetivos que se resumen en uno solo: remontar en el país. La cadena de supermercados abrió allí su primera tienda en 1997, durante su expansión en el continente americano, pero en los últimos años ha sufrido un retroceso respecto al resto de mercados en los que está presente el grupo.
Ahora, con el fondo
Letterone como dueño de la compañía, DIA debe cumplir con los objetivos marcados pese a la situación de partida: menos tiendas y una reducción del negocio que choca con la tendencia registrada en otros países.
El encargado para conseguirlo es el nuevo CEO,
Martín Tolcachir, ex de
Carrefour.
Su llegada se anunció la pasada semana y se ha producido casi un año con el puesto de consejero delegado vacante, tras remover la cúpula por sorpresa en noviembre de 2019.
El cargo lo regentaba hasta entonces
Alejandro Grande, quien había compaginado dicha responsabilidad con la de
Recursos Humanos.
Las cifras de DIA Argentina revelan que el país no es el fuerte del grupo. Sigue siendo el tercero por volumen de ingresos, pero fue el que más retrocedió de todos los del grupo (-16%) hasta mitad de año. Otro dato llamativo estuvo en las ventas comparables durante el mismo periodo. Argentina sí creció pero, de nuevo, fue la plaza que registró el peor resultado.
La compañía tampoco goza de una cuota de mercado suficiente para colarse entre los cinco supermercados más importantes. Así, un estudio de Societé Generalé de 2017, revela que estos puestos están ocupados por Carrefour, Disco, Coto, Wallmart y La Anónima, por este orden.
Ante todo, desde DIA anuncian novedades durante la primera mitad de año en el país con el objetivo de levantar el ánimo: se han activado las mejoras en la distribución de la oferta de productos frescos en más de un 20% de las tiendas, se ha implantado la entrega de última milla desde la tienda en 140 establecimientos y se han convertido 17 tiendas a COFO, en las que DIA es la propietaria pero no la gestora. También han mejorado los niveles de existencias en tiendas y en almacenes.
El efecto divisa no acompaña
Lo cierto es que la idiosincrasia del país tampoco ayuda. El efecto divisa, al igual que ocurre en
Brasil, embarra el resultado global del grupo. No hay más que ver los resultados presentados hasta mitad de año, en el que se observa que la hiperinflación de Argentina combinada con la depreciación del real brasileño
se han comido en 70 millones menos para DIA.
Ya avisaba el propio Fridman de algunas amenazas en 2019 antes de lanzar la opa: "Argentina se encuentra en recesión y la previsión a corto plazo no es buena. El gobierno de Mauricio Macri debe implementar severas políticas fiscales y económicas para recuperar la confianza del mercado y reducir las vulnerabilidades", apuntaba cuando analizaba las perspectivas país por país.
Un año antes, no obstante, el entonces consejero delegado
Ricardo Currás negaba la mayor.
El hoy directivo investigado por la justicia afirmaba que la situación de inestabilidad del país sería "un bache más" para el grupo de supermercados pero no tendría un impacto significativo.
Tras España y Brasil
Con la salida de Francia en 2014 al vender sus tiendas a Carrefour, y de China en 2017 al traspasar el negocio al grupo Suning (el dueño del Inter de Milán), Argentina ha sido una plaza importante de las cuatro de la cadena de supermercados.
Pero el país, ante un contexto de incertidumbre, ha estado en algunos momentos más fuera que dentro de la hoja de ruta del grupo cotizado español. Fue la anterior cúpula de DIA, entonces dirigida por Borja de la Cierva, la que sondeó con bancos acreedores la posibilidad de testear en el mercado el interés de la filial argentina.
En cambio, Letterone, el fondo del magnate Mikhail Fridman que por aquel entonces solo era accionistas pero ultimaba un plan alternativo al consejo para hacerse con la firma de supermercados, se opuso. Fuentes de su brazo inversor trasladaron que la compañía debía centrarse en contribuir al crecimiento de "Brasil y Argentina", así como a "enfocarse en recuperar su negocio core en España".
Queda por ver si ahora se cumplen todos los deseos del empresario ruso. Un informe encargado por su equipo a la consultora Duff & Phelps en medio de la opa proyectaba que Argentina cerraría 2020 con 890 millones de euros en ingresos, una cifra que todavía es una incógnita pero que, traspasado el ecuador del ejercicio, significa que el objetivo no está cumplido.