No huyo, ¡marcho! Marcho a un lugar donde encontrar llevado a la práctica lo que se me ha enseñado. Que lo público es de todos, que el civismo y el esfuerzo compartidos son algo más que un gesto simbólico. Un sitio donde una discusión en una comunidad de vecinos no se convierta en un gallinero.
Mirad que patio de columnas tenemos en el Congreso de los Diputados. ¿Realmente creéis que tiene arreglo tal y como está la sociedad ahí fuera?
Con el 15M atisbé un rayo de esperanza de que los españoles teníamos dos dedos de frente, pero ¿en qué ha quedado? El que no es acusado de perroflauta está a punto de ser un terrorista... ¡Y nosotros permitiéndolo!
Volveré en cuanto España les escupa en la cara. Yo ya he hecho mucho por mi cuenta a favor de una Comunidad que permanece aletargada, adormecida y complacida. ¡Si hasta mi suegra, mujer con carrera, sentido común y amor propio ve que le hayan estafado en las preferentes como algo normal! Así no vamos a ningún lado. Debemos reclamar y tomar lo que es nuestro por derecho. Para empezar, el poder. Pero no creo que eso ocurra tal y como palpo el sentir de la calle.
Espero equivocarme muchísimo.