Total, la principal petrolera de la eurozona (con el permiso de Royal Dutch Shell que no está claro si es holandesa o británica) publicó ayer las cuentas del primer trimestre de 2015. Como esperábamos, porque ya son muchos años en el oficio, el beneficio apenas se resintió, a pesar de la descomunal caída del precio del petróleo. En concreto, a pesar de que el precio del petróleo en el primer trimestre de 2015, caía más de un 50% frente al del mismo trimestre del año anterior (53,9$ por barril de brent frente a 108,2$), el beneficio trimestral por acción de Total retrocedía apenas un 6%, desde 1,07 a 1,00 euros. Si hiciéramos el análisis en dólares la caída del beneficio por acción habría sido superior, de un 23%, desde 1,46$ a 1,13$, pero en todo caso sorprendentemente baja para un desplome de los precios del brent tan notable en tan poco tiempo.
Y es que las petroleras integradas, como Total, no solo obtienen beneficio de extraer petróleo, sino también de refinarlo y distribuirlo en su red de gasolineras. Suele suceder que cuando el precio del petróleo cae los llamados "márgenes de refino" aumentan de forma notable. En concreto, el ERMI (european refining margin indicator) se ha multiplicado por siete en un año, pasando de 6.6$ por tonelada a 47,1$ por tonelada. Ello ha permitido, en el caso de Total, que el resultado operativo procedente de su unidad de refino y química se haya triplicado, desde 346 hasta 1.100 millones de dólares, frente al mismo trimestre del año anterior, compensando parcialmente la caída del 56% en el beneficio obtenido en la actividad de exploración y producción.
¿A qué se debe esta explosiva subida de los márgenes de refino, y por qué suele coincidir con caídas notables del precio del petróleo? La respuesta es muy sencilla. Solo las grandes petroleras tienen refinerías. O refinan ellas o no refina nadie. Queda mucho más elegante poder decir que ganas dinero exponiendo a tus ingenieros al riesgo que representa buscar, encontrar y sacar petróleo en los lugares más inhóspitos del planeta. Y que por refinarlo y venderlo en las gasolineras casi no ganas nada. Cuando el petróleo está alto, así se hace. Es más tranquilizador para los políticos, siendo como es el precio de la gasolina algo muy sensible para los votantes. Pero si no es así, si a pesar de que el precio del petróleo está bajo, se gana el dinero que se gana, el contable de costes no tiene más remedio que imputar el beneficio al área de refino.
En realidad, la mayor responsabilidad sobre el precio de la gasolina la tienen las haciendas públicas, que son las primeras interesadas en que llenar el depósito no nos resulte barato, pero es innegable que el negocio de convertir crudo en gasolina es un oligopolio. Y los oligopolios, créanme, suelen ser buenos negocios.
fuente j prats gestor de abante