#3737
Los expertos abogan por la medición periódica de vitamina D en los pacientes con factores de riesgo
El objetivo es valorar la prescripción de suplementación en caso de deficiencia o insuficiencia.
Al menos un 40% de la población española tiene niveles de 25-OH-D por debajo del umbral recomendable de los 20ng/ml, un porcentaje que aumenta exponencialmente con la edad y con situaciones de riesgo. Aunque España sea uno de los países que cuenta con más horas de sol de Europa, los niveles séricos de los españoles están por debajo de los de otros europeos como, por ejemplo, los escandinavos. Parte de la solución a esta epidemia ‘silenciosa’ es la medición periódica de los niveles de la hormona D en sangre en aquellos pacientes con factores de riesgo y la prescripción de suplementación en caso de deficiencia o insuficiencia.
Esta ha sido una de las principales conclusiones del Grupo de Trabajo ‘Hormona D en 2021. Retos y estrategias ante el déficit generalizado en la población’ impulsado por Fundamed, con la colaboración de FAES FARMA, y coordinado por Esteban Jódar, jefe del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Quirón Salud (Madrid).
El déficit de esta hormona está asociado a numerosas afecciones y enfermedades como osteomalacia, raquitismo y osteoporosis
El déficit de esta hormona está asociado a numerosas afecciones y enfermedades como osteomalacia, raquitismo y osteoporosis. Cada vez son más los estudios que lo asocian a un riesgo potencial de padecer enfermedades autoinmunes, oncológicas e infecciosas, entre otras. Pese a la trascendencia fisiopatológica de la deficiencia de este sistema hormonal, no se le da la importancia que debería tener, sobre la base errónea de que es una condición supuestamente ya superada en países desarrollados. Además de la edad, el factor ambiental juega un papel clave asociado al déficit de hormona D.
Desde hace años, existe un amplio consenso en que la medición en sangre de los niveles 25-OH-D es el biomarcador bioquímico de elección. Sin embargo, existe controversia en torno a cuáles deben ser los niveles óptimos de vitamina D, expresados en niveles de 25-OH-D. En poblaciones de riesgo (por ejemplo, pacientes con osteoporosis o enfermedades óseas) existe consenso al establecer niveles de 25-OH-D mayores de 30 ng/ml como necesarios para una adecuada salud ósea, así como considerar déficit claro niveles inferiores a 12 ng/ml. Sin embargo, la discusión se centra en las concentraciones comprendidas entre 20-30 ng/ml en las que no existe un acuerdo sobre si debe considerarse insuficiencia o no como consecuencia de la falta de estandarización.
Se deberían llevar a cabo screening poblacionales en aquellos pacientes con factores de riesgo, en personas mayores institucionalizadas, en pacientes con trastornos de malabsorción y en aquellos con bypass gástrico
Por ello, los miembros del Grupo de Trabajo consideran que se deberían llevar a cabo screening poblacionales en aquellos pacientes con factores de riesgo, en personas mayores institucionalizadas, en pacientes con trastornos de malabsorción y en aquellos con bypass gástrico.
La COVID-19 y, en concreto, la mayor preocupación por la salud que ha generado la pandemia en la sociedad, ha impactado positivamente en la concienciación en torno a la importancia de la vitamina D
Concienciación en la consulta
Tanto por la ‘radiografía’ que hacen de su colectivo como por sus propias experiencias asistenciales, los expertos consideran que aún existe una baja concienciación tanto en profesionales como en la sociedad. Ahora bien, como punto positivo, la misma parece ir in crescendo. La propia COVID-19 y, en concreto, la mayor preocupación por la salud que ha generado la pandemia en la sociedad, ha impactado positivamente en la concienciación en torno a la importancia de la vitamina D. Pero hay margen de mejora y la misma debe lograrse apostando por campañas informativas —en el caso de la población— y formación expresa —respecto a los profesionales—.
De forma paralela a este parecer general, también se alerta de la necesidad de estar vigilantes a una posible ‘sobremedicación’ de la población, especialmente con el uso de suplementos no controlados (OTC). Los datos de mercado de las distribuidoras (Estudio Tendencias Cofares) reflejan que en los meses de confinamiento domiciliario se incrementó hasta un 35% la venta de suplementos vitamínicos que incluyen vitamina D.
La dieta actual, el ejercicio al aire libre y la exposición solar son insuficientes en la mayoría de los sujetos para alcanzar niveles óptimos de 25-OH-D
Sol, alimentación y suplementación
Pese a la gran cantidad de horas de sol existente en España, las actuales conductas y patrones de vida, como la jornada laboral, limitan la exposición solar. Los estudios poblaciones ya han determinado que los niveles de 25-OH-D son insuficientes, tanto en su consumo como en sus niveles séricos de vitamina D, incluso en pacientes aparentemente sanos. Por tanto, la dieta actual, el ejercicio al aire libre y la exposición solar son insuficientes en la mayoría de los sujetos. En este sentido, los especialistas puntualizan que se debe mejorar la alimentación, reforzar el consumo alimentario de productos suplementados y fomentar el ejercicio al aire libre.
La administración de calcifediol de una sola dosis mensual permite una adherencia fácil para los pacientes
Tratamiento para el déficit de vitamina D
Para el tratamiento del déficit de vitamina D en España se dispone de preparados de vitamina D3 (colecalciferol) y 25-OH-D3 (calcifediol). Los autores del informe confirman que la literatura actual ha demostrado que el calcifediol es más potente y rápido que el colecalciferol para corregir los niveles de 25-OH-D.
Por su parte, la administración de calcifediol de una sola dosis mensual permite una adherencia fácil para los pacientes. Asimismo, la administración de una dosis única al mes es adecuada para mantener niveles óptimos. Sin embargo, los miembros de este grupo multidisciplinar apuntan que se podrían recomendar la administración de dosis semanales equivalentes que se están testando en ensayos clínicos.
En cualquier caso, estos especialistas recuerdan que la prevención del déficit de vitamina D debe incluir consejos sobre un estilo de vida saludable que promuevan el ejercicio físico, eviten el tabaquismo, fomenten la exposición al sol controlada y una dieta rica en calcio y vitamina D.
El Grupo de Trabajo se hace eco de recientes publicaciones que sugieren que concentraciones bajas de 25-OH-D en sangre se asocian con una mayor susceptibilidad a la infección por el SARS-CoV-2
COVID-19 y HORMONA D
En cuanto a la COVID-19, han sido cuantiosos los estudios publicados en todo el mundo sobre la relación de unos niveles deficientes de hormona D con una peor progresión de la enfermedad. Los especialistas encuentran esta explicación en las acciones extraóseas de la hormona D, la cual es capaz de actuar en multitud de tejidos y células de nuestro organismo. Concretamente, la hormona D parece poseer efectos antiinflamatorios e inmunomoduladores, mediando en la respuesta innata y adquirida del sistema inmune a través del receptor de vitamina D (VDR). La activación de este receptor lleva a la transcripción de productos génicos que inician toda una cascada inmune regulatoria en células epiteliales e inmunes.
En base a la evidencia existente, algunos autores sugieren que contar con unos niveles séricos de 25-OH-D entre 40-60 ng/mL podría ser clave para combatir la hiperinflación de la COVID-19, generada por la tormenta de citoquinas.
Asimismo, el documento elaborado por el Grupo de Trabajo se hace eco de recientes publicaciones que sugieren que concentraciones bajas de 25-OH-D en sangre se asocian con una mayor susceptibilidad a la infección por el SARS-CoV-2, y un curso más grave. Pero los miembros del Grupo coinciden en que se necesitan más estudios al respecto y en un mayor número de pacientes.
Miembros del Grupo de Trabajo
Junto al coordinador Esteban Jódar, el Grupo de trabajo ha estado conformado por José Manuel Quesada, representante de la Sociedad Española de Investigación Ósea y del Metabolismo Mineral (SEIOMM); José Manuel Fernández, coordinador del Grupo de Trabajo de Nutrición de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SEMERGEN); Isabel Jimeno, representante de la Sociedad Española de Medicina General (SEMG); Mariola Sirvent representante de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), directora de Farmacia del Grupo HLA y coordinadora del grupo de Nutrición Clínica de la SEFH; Iría Miguéns representante de la Sociedad Española de Urgencias y Emergencias (SEMES), Ángel Gil catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos y experto en Salud Pública; y Fernando Prados, gerente del Hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal (Madrid).
Al menos un 40% de la población española tiene niveles de 25-OH-D por debajo del umbral recomendable de los 20ng/ml, un porcentaje que aumenta exponencialmente con la edad y con situaciones de riesgo. Aunque España sea uno de los países que cuenta con más horas de sol de Europa, los niveles séricos de los españoles están por debajo de los de otros europeos como, por ejemplo, los escandinavos. Parte de la solución a esta epidemia ‘silenciosa’ es la medición periódica de los niveles de la hormona D en sangre en aquellos pacientes con factores de riesgo y la prescripción de suplementación en caso de deficiencia o insuficiencia.
Esta ha sido una de las principales conclusiones del Grupo de Trabajo ‘Hormona D en 2021. Retos y estrategias ante el déficit generalizado en la población’ impulsado por Fundamed, con la colaboración de FAES FARMA, y coordinado por Esteban Jódar, jefe del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Quirón Salud (Madrid).
El déficit de esta hormona está asociado a numerosas afecciones y enfermedades como osteomalacia, raquitismo y osteoporosis
El déficit de esta hormona está asociado a numerosas afecciones y enfermedades como osteomalacia, raquitismo y osteoporosis. Cada vez son más los estudios que lo asocian a un riesgo potencial de padecer enfermedades autoinmunes, oncológicas e infecciosas, entre otras. Pese a la trascendencia fisiopatológica de la deficiencia de este sistema hormonal, no se le da la importancia que debería tener, sobre la base errónea de que es una condición supuestamente ya superada en países desarrollados. Además de la edad, el factor ambiental juega un papel clave asociado al déficit de hormona D.
Desde hace años, existe un amplio consenso en que la medición en sangre de los niveles 25-OH-D es el biomarcador bioquímico de elección. Sin embargo, existe controversia en torno a cuáles deben ser los niveles óptimos de vitamina D, expresados en niveles de 25-OH-D. En poblaciones de riesgo (por ejemplo, pacientes con osteoporosis o enfermedades óseas) existe consenso al establecer niveles de 25-OH-D mayores de 30 ng/ml como necesarios para una adecuada salud ósea, así como considerar déficit claro niveles inferiores a 12 ng/ml. Sin embargo, la discusión se centra en las concentraciones comprendidas entre 20-30 ng/ml en las que no existe un acuerdo sobre si debe considerarse insuficiencia o no como consecuencia de la falta de estandarización.
Se deberían llevar a cabo screening poblacionales en aquellos pacientes con factores de riesgo, en personas mayores institucionalizadas, en pacientes con trastornos de malabsorción y en aquellos con bypass gástrico
Por ello, los miembros del Grupo de Trabajo consideran que se deberían llevar a cabo screening poblacionales en aquellos pacientes con factores de riesgo, en personas mayores institucionalizadas, en pacientes con trastornos de malabsorción y en aquellos con bypass gástrico.
La COVID-19 y, en concreto, la mayor preocupación por la salud que ha generado la pandemia en la sociedad, ha impactado positivamente en la concienciación en torno a la importancia de la vitamina D
Concienciación en la consulta
Tanto por la ‘radiografía’ que hacen de su colectivo como por sus propias experiencias asistenciales, los expertos consideran que aún existe una baja concienciación tanto en profesionales como en la sociedad. Ahora bien, como punto positivo, la misma parece ir in crescendo. La propia COVID-19 y, en concreto, la mayor preocupación por la salud que ha generado la pandemia en la sociedad, ha impactado positivamente en la concienciación en torno a la importancia de la vitamina D. Pero hay margen de mejora y la misma debe lograrse apostando por campañas informativas —en el caso de la población— y formación expresa —respecto a los profesionales—.
De forma paralela a este parecer general, también se alerta de la necesidad de estar vigilantes a una posible ‘sobremedicación’ de la población, especialmente con el uso de suplementos no controlados (OTC). Los datos de mercado de las distribuidoras (Estudio Tendencias Cofares) reflejan que en los meses de confinamiento domiciliario se incrementó hasta un 35% la venta de suplementos vitamínicos que incluyen vitamina D.
La dieta actual, el ejercicio al aire libre y la exposición solar son insuficientes en la mayoría de los sujetos para alcanzar niveles óptimos de 25-OH-D
Sol, alimentación y suplementación
Pese a la gran cantidad de horas de sol existente en España, las actuales conductas y patrones de vida, como la jornada laboral, limitan la exposición solar. Los estudios poblaciones ya han determinado que los niveles de 25-OH-D son insuficientes, tanto en su consumo como en sus niveles séricos de vitamina D, incluso en pacientes aparentemente sanos. Por tanto, la dieta actual, el ejercicio al aire libre y la exposición solar son insuficientes en la mayoría de los sujetos. En este sentido, los especialistas puntualizan que se debe mejorar la alimentación, reforzar el consumo alimentario de productos suplementados y fomentar el ejercicio al aire libre.
La administración de calcifediol de una sola dosis mensual permite una adherencia fácil para los pacientes
Tratamiento para el déficit de vitamina D
Para el tratamiento del déficit de vitamina D en España se dispone de preparados de vitamina D3 (colecalciferol) y 25-OH-D3 (calcifediol). Los autores del informe confirman que la literatura actual ha demostrado que el calcifediol es más potente y rápido que el colecalciferol para corregir los niveles de 25-OH-D.
Por su parte, la administración de calcifediol de una sola dosis mensual permite una adherencia fácil para los pacientes. Asimismo, la administración de una dosis única al mes es adecuada para mantener niveles óptimos. Sin embargo, los miembros de este grupo multidisciplinar apuntan que se podrían recomendar la administración de dosis semanales equivalentes que se están testando en ensayos clínicos.
En cualquier caso, estos especialistas recuerdan que la prevención del déficit de vitamina D debe incluir consejos sobre un estilo de vida saludable que promuevan el ejercicio físico, eviten el tabaquismo, fomenten la exposición al sol controlada y una dieta rica en calcio y vitamina D.
El Grupo de Trabajo se hace eco de recientes publicaciones que sugieren que concentraciones bajas de 25-OH-D en sangre se asocian con una mayor susceptibilidad a la infección por el SARS-CoV-2
COVID-19 y HORMONA D
En cuanto a la COVID-19, han sido cuantiosos los estudios publicados en todo el mundo sobre la relación de unos niveles deficientes de hormona D con una peor progresión de la enfermedad. Los especialistas encuentran esta explicación en las acciones extraóseas de la hormona D, la cual es capaz de actuar en multitud de tejidos y células de nuestro organismo. Concretamente, la hormona D parece poseer efectos antiinflamatorios e inmunomoduladores, mediando en la respuesta innata y adquirida del sistema inmune a través del receptor de vitamina D (VDR). La activación de este receptor lleva a la transcripción de productos génicos que inician toda una cascada inmune regulatoria en células epiteliales e inmunes.
En base a la evidencia existente, algunos autores sugieren que contar con unos niveles séricos de 25-OH-D entre 40-60 ng/mL podría ser clave para combatir la hiperinflación de la COVID-19, generada por la tormenta de citoquinas.
Asimismo, el documento elaborado por el Grupo de Trabajo se hace eco de recientes publicaciones que sugieren que concentraciones bajas de 25-OH-D en sangre se asocian con una mayor susceptibilidad a la infección por el SARS-CoV-2, y un curso más grave. Pero los miembros del Grupo coinciden en que se necesitan más estudios al respecto y en un mayor número de pacientes.
Miembros del Grupo de Trabajo
Junto al coordinador Esteban Jódar, el Grupo de trabajo ha estado conformado por José Manuel Quesada, representante de la Sociedad Española de Investigación Ósea y del Metabolismo Mineral (SEIOMM); José Manuel Fernández, coordinador del Grupo de Trabajo de Nutrición de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SEMERGEN); Isabel Jimeno, representante de la Sociedad Española de Medicina General (SEMG); Mariola Sirvent representante de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), directora de Farmacia del Grupo HLA y coordinadora del grupo de Nutrición Clínica de la SEFH; Iría Miguéns representante de la Sociedad Española de Urgencias y Emergencias (SEMES), Ángel Gil catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos y experto en Salud Pública; y Fernando Prados, gerente del Hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal (Madrid).