Cada vez se habla más de las '
shitcoin'. Pero, ¿qué son? Para empezar hay hacer una precisión:
es un término totalmente subjetivo que se asigna a las
criptomonedas que no tienen relevancia real en el mercado.
Con todo, no hay que confundirlo con su utilidad o no, ya que una cripto puede no ser útil y sí tener atractivo para los inversores. Es el caso de las MemeCoin, como Dogecoin o SHIBA INU. Aunque puedan parecer proyectos poco serios (al menos Dogecoin empezó como una broma), es indudable que como activo especulativo han triunfado y tienen relevancia.
De hecho, personajes de relevancia, como Warren Buffet, Bill Gates, Steve Forbes o Peter Schiff, afirman que el bitcoin, la primera y más importante criptomoneda, no tiene ningún valor intrínseco. Pero dado que sí tiene una enorme importancia -creciente, además- en el mercado, incluso quien se opone a ella no debería jamás considerarla como una 'shitcoin'.
Cuando sale una ICO (initial coin offering) en la que se buscan inversores, la tentación de entrar los primeros dado el historial de revalorizaciones de otras es grande. Pero hay que tener en cuenta que existen miles de criptos y de los fracasos habla muy poca gente.
En muchas ocasiones, tras el proceso de recaudación desaparecen los impulsores o el proyecto queda abandonado. Este es un riesgo que sumar al de los hackeos, al de las plataformas fraudulentas donde se negocian o al de olvidarse la contraseña, caso de que uno tenga sus criptos en un monedero propio.
Cómo identificarlas
Hay que desconfiar de los proyectos que no están avalados por personas de prestigio. Dado que no hay tantas personas con la capacidad real para sacar adelante una cripto, hay que recelar de los impulsores de una que no son conocidos por haber trabajado como ingenieros informáticos en alguna tecnológica.
La presentación, plataforma y libro blanco son claves a la hora de analizar un proyecto de criptomoneda. Si alguien no es capaz de valorarlo y tampoco tiene la opinión a favor de un experto, es mejor que huya de ese proyecto.
Como ocurre con cualquier inversión en cualquier activo, se ha de desconfiar de las promesas de altas rentabilidades.
Y, una vez pasada la primera fase, si la cripto ya se puede negociar hay que vigilar especialmente los volúmenes. Es muy fácil que en un activo que vale, por ejemplo, 0,001, con muy poco capital se dispare en un porcentaje relevante que haga parecer que está empezando una tendencia alcista que "no te puedes perder".
Por ejemplo, SHIBA INU, que todo apunta a que no es un 'shitcoin' porque tiene cierta relevancia, cotiza en el momento en que se escribe este artículo a 0,00004624. Con ella no hay problema, su capitalización de mercado es de en torno a 25.000 millones de dólares y tiene un volumen de negociación diario de en torno a 2.000 millones de dólares.
Sin embargo, aCash, que mueve cada día poco más de 140.000 dólares, cotiza a 0,0001696. Y no digo que sea una 'shitcoin', afirmo que es muy fácil con muy poco dinero hacer ver que está de moda porque con escasos medios pueden hacer que suba mucho y aparecer 'en el radar'.
Ejemplos de 'shitcoin'
Hay muchas 'shitcoin', pero, como se comentó antes, los fracasos no se publicitan. Además, es difícil saber si detrás hay una estafa o simplemente se perdió el interés. La mayoría de las criptos fracasadas son desconocidas para el gran público.
Algunos ejemplos son Dimcoin, Matrix Al Netwotk, Boom Token, Verge y Bankera. Si bien el caso más conocido y relativamente reciente fue el de Squid, el token inspirado por la serie del Juego del Calamar de Netflix. En sus siete escasos días de vida subió más del 230.000% para luego desplomarse un 100% en segundos.
Unos desarrolladores de videojuegos crearon una versión online de la popular serie que cuenta la historia de un grupo de personas obligadas a competir en juegos infantiles mortales por dinero.
Para competir necesitarías una criptomoneda llamada 'Squid' (calamar en inglés). "Cuantas más personas se unan, mayor será la bolsa de recompensas", decían los creadores.
Todo apunta a que fue una estafa.