Una de las grandes ventajas del inversor minorista que opera en bolsa es la liquidez, es decir, la posibilidad de deshacer una determinada posición en un espacio muy reducido de tiempo, que dependiendo de la acción y de su volumen puede ser incluso de segundos. Sin embargo, para un inversor que decide destinar sus ahorros a la compra de un bien inmueble, por ejemplo, este concepto de liquidez es mucho más relativo: debe saber de antemano que hacer líquida su inversión le puede costar al menos varios meses, y que puede no acertar con el momento más adecuado para ello, por lo que debe armarse de una estructura mental “largo placista”, y ser muy consciente de que debe destinar unos recursos perfectamente medidos y que no va a necesitar hacer líquido en mucho tiempo ¿Tiene sentido estar llamando cada cinco minutos a su agente inmobiliario para comprobar por cuánto podría vender su propiedad? Desgraciadamente este es el contra-efecto de la fácil liquidez de las acciones de empresas que cotizan en bolsa, que a veces confunde y hace perder la perspectiva del largo plazo y la diferencia entre precio y valor.
He vuelto a leer una y otra vez los dos últimos hechos relevantes publicados a finales de octubre sobre la venta del 14,45% de DCN a Merlin Properties, y he vuelto a repasar una y otra vez el impacto sobre los estados financieros de la compañía, y por más vueltas que le doy no llego a otra conclusión que la que he expuesto en post anteriores, es decir, un cambio radical para bien: con Deuda financiera Neta Negativa y más caja que deuda, con unos Fondos Propios por fin sólidos, con un ahorro muy significativo de intereses financieros ad infinitum, con una deuda bancaria refinanciada a larguísimo plazo, y sin la necesidad ya de emitir nuevas acciones que diluyan a los accionistas actuales. Pero es que además, el ritmo de adjudicaciones de obra sigue a buen ritmo, con lo que desde el punto de vista fundamental nada hace indicar que se haya producido ningún cambio que justifique esta caída o que sugieran un inminente debacle, como la trayectoria bursátil parece sugerir.
Dicho esto, también hay que matizar que cualquier análisis puede contener errores de muchos tipos, o pueden producirse circunstancias inesperadas desconocidas por la mayoría de actores que sigan la acción, pero no para otros cuyo conocimiento “privilegiado” podría justificar la venta de acciones a estos precios, y esto lo escribe alguien que picó con la estafa contable de Pescanova hace unos años. No quiero ser catastrofista ni mucho menos, lo que quiero decir es que nada está exento de riesgo, por muy seguro que estemos, y que siempre habrá que gestionar la incertidumbre mediante unas reglas que cada inversor deberá fijar de forma individual, como si fuera un frío algoritmo informático, y que deberá ir en función a su tolerancia al riesgo, básicamente, a poder dormir por las noches y que el hecho no afecte a su actividad cotidiana.
No puedo dar ninguna respuesta a lo que preguntáis y desconozco las causas del por qué de estos precios. Pero el algoritmo que regula mis inversiones (basado en el análisis fundamental) no está para nada inquieto, y duermo muy bien por las noches, supongo que por el ejemplo que he puesto al principio y porque la experiencia y los años me hacen relativizar cada vez más el concepto del precio de las cosas.
P.D: Ni que decir tiene que lo que escribo son solo reflexiones. Por favor, que nadie tome decisiones en función a lo que se escribe en los foros de bolsa, cada uno debe tener su propio criterio, actuar en consecuencia y ser el único responsable de sus acciones.