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Pulso de Mercado: Intradía

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#215505

Re: Pulso de Mercado: Intradía

Las mujeres lideran la resistencia a Trump


Todo indica que serán las mujeres las que van a tumbar al actual presidente en estas elecciones



Ivanka Trump, hija del presidente, visita la escuela de secundaria Slam Academy durante su campaña electoral en Florida 


En el resto del mundo, concepto un poco ajeno en este ensimismadísimo país, la noticia principal es el coronavirus. Aquí es el virus Trump.

Tras una semana en Pensilvania, estado que los expertos dicen que va a ser decisivo en el resultado de las elecciones presidenciales, donde tanto Donald Trump como su rival J oseph Biden van a celebrar los últimos actos de sus campañas hoy lunes, he llegado en coche con mi amigo Lenny a la relativa paz de Nueva York. En el camino escuchábamos como siempre la radio. Oímos esta grabación.

“Martha, date prisa. Rápido. Rápido. ¡Vamos! ¡Rápido! ¡Tienes un minuto! ¡Un minuto, Martha! No quieren oír esto, Martha. Venga. Vamos, vamos. ¡Rápido, rápido, rápido! ¡Venga! ¡Vamos!”

Era Trump en un mítin electoral en Arizona. Martha es Martha McSally, una senadora de su partido republicano que va a sufrir para no perder su escaño en las elecciones del martes. Por eso se le dio la inusual oportunidad de compartir el escenario con Trump.

Pero llegado el momento, Trump no pudo contenerse. No pudo hacer un pequeño sacrificio para su propio partido. No pudo exhibir la más elemental cortesía hacia una mujer que ha sido su fiel aliada en Washington y que, por cierto, llegó en su día al rango de coronel en la fuerza aérea, habiendo sido la primera mujer en la historia de Estados Unidos en entrar en combate como piloto de un avión de guerra.

“¡Mujeres de clase media, quiero gustarles, pero no tengo tanto tiempo para hacerme el simpático”, dice Trump



Para Trump, irrelevante. Ante la singular e insoportable noción de no ser por un momento el único centro de atención, la humilló. Ante las 15,000 personas presentes en el acto de Arizona, y las millones más en radio y televisión, le grita que a nadie le interesa lo que ella vaya a decir, que le daba un minuto máximo, que se vaya rápido, rápido para que la gente le pueda escuchar (durante casi hora y media, resultó) a él, el rey sol, el dios naranja que los fieles habían acudido a alabar.

Escuchamos la grabación y Lenny me comentó: “¡Y después se sorprende de que las mujeres no van a votar por él!”

Es que es verdad. Todo indica -las encuestas, los infinitos análisis, las entrevistas que los medios han hecho ya con media ciudadanía—que las mujeres van a tumbar a Trump, que Biden va a ganar las elecciones gracias al voto de las mujeres, concretamente las mujeres blancas, 53 por ciento de las cuales votaron por él en 2016.

Entonces tenían la excusa de la ignorancia. Bueno hasta cierto punto, porque ya todo el mundo se había enterado de las innombrables groserías que soltó una vez ante las cámaras cuando se jactaba de sus dones de seductor. Pero ahora ya no hay espacio para la duda. Le han podido ver y escuchar y leer sus tuits, todos los días, durante cuatro años, y saben cómo es.

¿Cómo es? Le pregunté a varias mujeres que me encontré en mi hotel, en un bar y en la calle en mi última parada en Pensilvania, la ciudad de Scranton, cómo veían a Trump. Me limité a mujeres blancas de la clase media urbana, ya que entre las negras -gente de mejor gusto, evidentemente- apenas el cuatro por ciento votó por Trump la última vez.

Aquí van tres de las respuestas que recibí, todas típicas.

“Es una persona horrible. Me avergüenza, hablando con usted, un extranjero, que sea presidente de mi país.”

“Si eliges un payaso lo que vas a tener es un circo.”

“Ese hombre es un cerdo. Es basura. La más pura basura.”

Podría seguir, pero sería más de lo mismo.

La esposa de Trump, la exmodelo eslovena Melania, hace lo que puede, pobre mujer. Apareció en otro pueblo de Pensilvania hace cuatro días vestida en lo que parecía ser el uniforme de una sargento del ejército soviético para hablar “como madre y esposa” y declarar que “Donald” tenía que seguir en la Casa Blanca “para que pueda terminar lo que empezó” y evitar que “el socialismo” destruyera el país.

Una encuesta indica que el 56% de las mujeres blancas tienen una “muy desfavorable” opinión del candidato



La gran rival de Melania, la hija de Trump, Ivanka (se odian, dicen), también hizo una aparición electoral esta semana pero eligió una ruta menos sofisticada para intentar convencer a las mujeres de que su papá era su hombre. Nada complicado, nada de socialismo y tal, la esbelta Ivanka decidió que la mejor manera de comunicarse con las matronas que acudieron a escucharla en la ciudad de Milwaukee, Wisconsin, sería hablando de postres, específicamente de helados.

“La gente de este estado come 21 millones de galones de helado cada año,” arrancó Ivanka, entre sonrisas agradecidas y aplausos de orgullo cívico. “Wow! ¡Cuando mis niños se enteraron de esto dijeron que querían mudarse a esta ciudad!” (Risas histéricas, más aplausos.) “¡Así que la familia Kushner (el nombre de su marido) puede que se venga a vivir a Milwaukee!” (El público se pone de pie, como si Ivanka hubiese marcado el gol de la victoria en la final de la copa del mundo.)

Sí, éste es el nivel. Habrá convencido a las trumperas incondicionales, estancadas muchas de ellas en una visión del mundo de los años cincuenta, pero es difícil que sus argumentos gastronómicos hubieran hecho mucha mella en las que han dado el paso al siglo XXI, por ejemplo las que veo a través de mi ventana ahora paseando por las calles de Nueva York.

En camino a aquí, en Nueva Jersey, hablamos con un profesor universitario que nos dijo que eran las mujeres las que estaban potenciando la derrota de Trump, que entre otras cosas miles de ellas habían estado tocando puertas en su estado a favor de Biden. Sí. Las mujeres están liderando la resistencia a Trump, está claro. Y Trump lo sabe. En un discurso hace un par de semanas exhibió su desesperación ante esta ineluctable realidad. “Mujeres de clase media,” exclamó, “¡por favor quiero gustarles! Por favor. ¡Por favor!” Pero, una vez más, no pudo controlarse. Metió la pata. Estaba impaciente, no tenía tiempo, tenía otras cosas que hacer y, acto seguido, agregó: “!Por favor! Pero… miren, no tengo tanto tiempo como para hacerme el simpático. Estoy apurado. Me tengo que ir.”

Y se fue. Y unos días después se publicó el resultado de una encuesta del New York Times que indicó que el 56 por ciento de las mujeres blancas tenían una “muy desfavorable” opinión de él. Y por eso va a perder las elecciones. Y por eso la candidata demócrata a vicepresidenta, Kamala Harris, va a trabajar en la Casa Blanca durante los próximos cuatro años y el absurdo y misógino Donald Trump no.

Fuente.- La Vanguardia

#215506

Re: Pulso de Mercado: Intradía

En el fondo el sistema de los EEUU donde todos los votos de un estado van a un candidato es bastante injusto.. pero creo que la ventaja de Biden es holgada, y además la gente está harta de Trump y está votando mucha gente, buenos indicadores para un cambio. 
#215508

Re: Pulso de Mercado: Intradía

Se lo podemos preguntar al sector olivarero de Andalucía, a quién prefieren.
#215509

Re: Pulso de Mercado: Intradía

 

Donald Trump: odiado en la gran ciudad, amado en el interior


El desprecio que sienten los neoyorquinos por el vecino Trump contrasta con el amor que le profesan en zonas rurales



Un activista incita al voto frente al Madison Square Garden, convertido en centro de votaciones


Un vehículo pick up circula por la avenida Broadway, en Manhattan. Una cabeza gigante de Donald Trump ocupa el remolque.

Lleva un par de carteles. En la parte trasera se lee: “Vota por mi y muere”. En el lateral del copiloto, este otro mensaje ilustrado: la palabra “apoyo” está al lado del dibujo de una calavera. Debajo esta otra expresión: “Trump muerte móvil”.

El conductor, de mediana edad, vecino del acomodado y progresista Upper West Side, aseguró que no le tiene ningún respeto a este presidente. “Es el peor de la historia del país. No le importa enviarnos al otro mundo si puede lograr la reelección”, subrayó antes de arrancar al cambiar el semáforo en la calle 79.

La gestión del coronavirus ha incrementado el desprecio de los neoyorquinos hacia Trump.

Hay otras escenas en vísperas electorales en la ciudad donde hace 74 años nació el presidente de Estados Unidos y candidato a un segundo mandato.

Las últimas encuestas mantienen la ventaja de Biden, pero hay desconfianza tras el error del 2016


Esta celebración de Halloween, por lo general con cantidad de colorido por los disfraces, carece del ambiente de otras ocasiones. En esta época en que las máscaras se han integrado en el vestuario común, este sábado se palpó el desasosiego, la incertidumbre. Hubo mucha menos decoración y multitudes rondando por las calles.

Para mayor desolación, la fiesta coincidió con una noche de baja temperatura. Esto provocó que las terrazas, pese a las estufas, tuvieran una concurrencia muy inferior a la habitual, mientras los operarios hacían horas extra para sellar las tiendas con placas de madera contrachapada por el temor a incidentes post electorales.

Esta es otra diferencia con pasadas citas en las urnas.

Una pintada en la acera. “Este es el último Halloween en el que tenemos un monstruo en la Casa Blanca”. Justo al lado, una pareja tiene instalada una mesa en la que se venden chapas de publicidad política. Muy pro Joe Biden, el candidato demócrata.

En una está junto a Kamala Harris, “una batalla por el alma de América”, reza la leyenda. “Le peinaremos”, se afirma en otra donde Trump aparece con el pelo revuelto. “Trump miente, la gente muere” o “Cuando eliges a un payaso, tienes un circo”, con el presidente maquillado como de clown. “Va a volver a ganar”, respondió la vendedora de esos pins. “Me sabe mal, me duele, pero va a ganar”, insistió. Su compañero en el negocio la corrigió: “No, va a ganar Joe Biden”.

La sombra de 2016 es alargada. Entonces, como ahora, las encuestas daban perdedor a Trump y se equivocaron. Los últimos sondeos publicados este domingo mantienen a Biden al frente, a diez puntos a nivel nacional y liderando en estados clave.

Las dudas son, sin embargo, más que evidentes frente a esos pronósticos. Hay un dato cierto: más de 91 millones de estadounidenses ya han votado por adelantado, cifra récord que augura una participación muy superior a otros comicios. A más participación, más opciones para Biden, sostienen los expertos.

Se dice que nadie es profeta en su tierra y Donald Trump da fe. En su ciudad natal cosechó uno de los peores resultados hace cuatro años. Hillary Clinton recibió el 79% de los votos, por el 19% de Trump. Sólo mantiene dos bastiones, un enclave blanco en el distrito de Staten Island y en otro del mismo color en Breezy Point, una comunidad privada en la playa, en Queens. Ahí se pueden ver carteles que serían más que raros en otros puntos de la ciudad: “Sí, soy una chica Trump”.

Estos dos islotes conectan directamente con las zonas interiores de EE.UU. En un reciente viaje por cuatro estados rurales, donde Trump conserva su granero, muchos votantes lo consideran un empresario de éxito, un billonario admirable. Esta opinión contrasta con la que mantienen numerosos neoyorquinos, para quienes Trump heredó el negocio de su padre, que estuvo al borde la ruina y que es un corrupto que no paga impuestos.

“Veo en televisión a gente que odia que yo votara por Trump, como si hubiera hecho algo incorrecto”, comenta Beau Ravellette, editor de diarios locales con base en Philip (Dakota del Sur). “Al presidente Trump se la ha tratado con falta de respeto y gracias a él la economía ha tenido un boom, incluso en un pueblo pequeño como este”, añadió.

“A mi no me van a asustar con la pandemia”, remarcó Scott Kennedy, ranchero. “No me preocupa cómo ha gestionado esta crisis, pero él es un constructor, consigue las cosas”, matizó.

Bob Coronato, artista nacido en Nueva Jersey, formado en California y afincado en Hulett (Wyoming), remarcó lo raro que resulta que un neoyorquino, que tal vez lo más verde que haya visto en su vida es un campo de golf, sea adorado en el interior. “Les ha dado cosas buenas. Ha suprimido regulaciones ambientales, medidas muy admiradas en las ciudades donde no las sufren, y la mayoría de las comunidades rurales han sentido un alivio. Tenían las manos atadas por esas regulaciones”.

Fuente.- La Vanguardia
#215511

La actividad manufacturera de EEUU se acerca a su máximo de 2 años en octubre, según el ISM

Buenas tardes.
WASHINGTON, 2 nov (Reuters) - La actividad del sector manufacturero de Estados Unidos se aceleró en octubre, con un incremento en los nuevos pedidos a un máximo de casi 17 años, en medio de un cambio hacia el gasto en bienes como los vehículos motorizados.
El Instituto de Gerencia y Abastecimiento (ISM) dijo el lunes que su índice de actividad fabril nacional subió a 59,3 el mes pasado, la cifra más fuerte desde noviembre de 2018 y tras la lectura de 55,4 de septiembre.
Analistas consultados por Reuters esperaban un alza a 55,8.
La marca de 50 separa la contracción de expansión.
Información de Lucia Mutikani. Editado en español por Janisse Huambachano
Un saludo!

Mañana sabré explicar lo que ocurrió hoy

#215512

Re: Pulso de Mercado: Intradía

 

La Unión Europea confía en recuperar a Estados Unidos, el socio que la abandonó


El triunfo de Biden permitiría volver a un EE.UU. predecible y a más cooperación


El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, habla con Donald Trump en la última reunión de la alianza, en diciembre del año pasado 

El próximo martes Europa tiene la oportunidad de recuperar al socio perdido, de salir de la semiorfandad a que se ha visto reducida por unos Estados Unidos abanderados del unilateralismo y el proteccionismo comercial, frente a una Unión Europea defensora del multilateralismo, un espacio en el que empieza a sentirse muy sola. Este cambio será posible si los electores norteamericanos eligen a Joe Biden, lo que implicaría volver a un Washington predecible y con una agenda más coincidente.

En caso contrario, cuatro años más de Trump en la Casa Blanca hacen prever que lo que ahora se ha dañado en las relaciones transatlánticas solo puede empeorar. Más si tenemos en cuenta cómo fallaron los pronósticos sobre la moderación de Trump una vez asumiera al poder. La realidad mostró el efecto contrario, más bien se envalentonó. A saber a qué grado de engallamiento puede llegar con una ratificación.

Limitaciones

Con Trump o Biden, el trato con China seguirá enfrentando a Bruselas y Washington


“Trump ha dejado patente que suele entender las relaciones internacionales como un juego de suma cero, con vencedores y vencidos”, ha escrito Javier Solana, antiguo Alto Representante de la UE y secretario general de la OTAN, precisamente dos de las instituciones que más sufren el trumpismo. En la Alianza Atlántica, nunca Washington había puesto en duda la garantía de seguridad a un socio. Hasta la llegada de Trump. En la UE, las sanciones y represalias hacen temer una guerra comercial abierta.

“Un Joe Biden en la Casa Blanca sacaría de la mesa la amenaza de una guerra comercial entre EE.UU. y la UE, y abriría nuevas áreas de cooperación. Pero aún seguirían en desacuerdo en muchos temas, particularmente en cómo tratar con China”, escribe Sam Lowe, del Centre for European Reform. En definitiva, que tampoco hay que pensar que con un demócrata en la presidencia se volvería al mundo de ayer. Hay un contexto distinto al de hace cuatro años: China es vista como un adversario formidable, la polarización es máxima en la sociedad norteamericana y la prioridad inicial del Biden presidente sería la crisis económica relacionada con la pandemia.


Poroshenko, Merkel y Biden, durante un encuentro en Munich, en 2015



“Una administración Biden priorizaría por encima de todo lo demás afrontar los problemas domésticos, más que las relaciones comerciales, al menos inicialmente”, mantienen Uri Dadush y Guntram Wolff, de Bruegel.

En Bruselas nadie espera encontrar a un Biden librecambista. Su retórica electoral, con eslóganes como “Buy America” o “Make it in America”, avisa de que no será tan favorable al libre comercio como le gustaría a la UE. Pero la aproximación sería clara en muchos terrenos como el cambio climático, con su promesa de volver al acuerdo de París que Trump abandonó; en la parálisis de la OMC, aunque la crisis viene de lejos y previsiblemente seguirá; y en una política de menos amenazas y más diálogo antes de desenfundar sanciones comerciales.

Biden en la Casa Blanca sacaría de la mesa la amenaza de una guerra comercial entre EE.UU. y la UE


En cambio, con Trump la previsión es exactamente la contraria. “Bajo un segundo mandado de Trump, la actual política escéptica, incluso hostil, hacia la UE es probable que se intensifique”, sostienen Dadush y Wolff, que prevén que las actuales áreas de tensión comercial, que incluyen el acero, la privacidad de los datos, la tasa digital y los subsidios de Airbus y Boeing, podrían escalar hacia una “guerra comercial en toda regla que incluyera aranceles a los coches europeos y un desafío directo a la Política Agrícola Común”.

Con Trump o con Biden, la rivalidad estratégica entre EE.UU. y China será el eje sobre el que girará la política internacional en los próximos años. El papel más activo que quiere jugar China se combina con una retirada progresiva de EE.UU. como líder global. Ha abandonado aquella antigua Pax Americana. El último ejemplo es su alejamiento de cualquier liderazgo en la última crisis, la del Covid-19.

En este contexto, la Unión Europea tiene que buscar su rol. Según el Alto Representante, Josep Borrell, debe aprender rápidamente a hablar el lenguaje del poder. “Tenemos muchos instrumentos para ejercer influencia y el problema de Europa no es la falta de poder. El problema es la falta de voluntad política para que la agregación de sus poderes garantice su coherencia y maximice su impacto. La diplomacia no puede tener éxito si no está apoyada por la acción”, ha dicho Borrell. No se refiere al poder militar, sino a utilizar la política de comercio, el poder financiero y los instrumentos de seguridad y defensa de manera coordinada, que sumen para el mismo objetivo.

Con Trump o con Biden, a la UE le conviene aprender a usar este lenguaje del poder. Con una repetición del mandato del republicano, este aprendizaje ya sería una urgencia.

Fuente.- La Vanguardia