PUBLICADO 13/01/2021 04:45
La deuda de las administraciones públicas cerró el mes de octubre en 1.306 billones de euros, según el último dato publicado por el
Banco de España. Son
117.169 millones más que a cierre de 2019, un 9,8% en términos relativos, pero faltan aún los datos de los dos últimos meses del año. No es el único desequilibrio que preocupa al Banco Central Europeo acerca de la marcha de la economía española, pero sí el más preocupante a medio plazo. España pagará este año 31.675 millones de euros en intereses por financiar sus desajustes, 6.663 millones más que por las prestaciones por desempleo (25.012 millones), según los datos recogidos en los
Presupuestos Generales del Estado.
Al BCE y a la
Comisión Europea lo que más le preocupa no es sólo que la deuda haya alcanzado en octubre el 114,1% del PIB, sino la tendencia que sigue desde 2019, solo sostenible, en su opinión, en tiempos de tipos tan bajos como los actuales. Las previsiones indican que
España ha podido cerrar el ejercicio 2020 con una deuda 1,19 veces su Producto Interior Bruto (el propio Gobierno lo da por hecho en los PGE para el próximo año) y llegar a alcanzar entre el 125% y el 130% de su PIB el año próximo, según Bruselas.
Dentro de dos meses se cumplirán cinco años desde que el consejo de gobierno del BCE bajara el precio del dinero al 0%, en una decisión que en su momento fue histórica y que por su longevidad ha dejado de ser novedad. A pesar del desplome de los tipos de interés, España lleva desde 2017 destinando al pago de los intereses de la deuda una media de 31.500 millones de euros anuales, con mínimas oscilaciones. Son casi 87 millones de euros los que hay que pagar cada día o 3,6 millones cada hora.
¿Cuál es la razón? El aumento del volumen de la deuda en términos absolutos se ha “comido” la bajada de su coste medio. En 2014, por ejemplo, el coste medio de la deuda española (entonces 841.000 millones de euros) era del 3,5%. El pasado año, según el resumen de la Dirección General del Tesoro, se quedó en el 1,86%, 33 puntos básicos por debajo del coste de 2019.
El coste de esa financiación, lo que en términos financieros se conoce como el servicio de la deuda, ha permanecido invariable en los últimos años. En 2016, España pagó 33.490 millones de euros por los préstamos. En 2017 lo redujo a 32.171 millones. Pero desde entonces la “hipoteca” apenas ha variado en 200 millones sobre la media de 31.500. En los últimos cinco años (2017-2021) España habrá destinado 158.200 millones de euros a pagar los intereses de su endeudamiento, más que lo presupuestado para el todo el ejercicio en curso para abonar las pensiones a los 8,7 millones de ciudadanos con derecho a percibirlas.
Los intereses de la deuda son el 97,5% de los gastos financieros de los Presupuestos Generales. Equivalen en volumen a las aportaciones del Estado para sostener la Seguridad Social y su ya crónico déficit anual (31.177 millones); son más que el presupuesto anual del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones de José Luis Escrivá o que el pago de la nómina anual de las pensiones de viudedad (24.614 millones) y de orfandad (2.568 millones) juntas.
Para financiar el endeudamiento actual, el Tesoro tienen previsto emitir a lo largo del presente año un total de 289.138 millones de euros, de los que 184.380 millones corresponderán a emisiones a medio y largo plazo, y el resto (104.758 millones) a corto. En total, alrededor de 190.000 millones se destinarán a refinanciar la actual deuda (con el fin de ampliar su vida media y reducir su coste) y otros 100.000 millones corresponderán a nuevas emisiones.