Le Revenu-07/10/2022 a las 09:03
Con el resurgimiento de la inflación, la subida de tipos tardó en llegar. La moneda única se encuentra en una situación de confusión.
¿Hasta dónde puede llegar la crisis de confianza en la moneda única? Dada la naturaleza sin precedentes de la situación económica en la zona del euro, nos encontramos en aguas inexploradas. Hay que remontarse a principios de los años 80 para encontrar tasas de inflación de dos dígitos en Europa.
Sin embargo, en el actual contexto de endurecimiento monetario, con una recesión que ya se vislumbra por doquier, la actuación del Banco Central Europeo (BCE) suscita dudas y críticas. Mientras que la Reserva Federal estadounidense (Fed) inició su ciclo de subidas de tipos de interés en marzo, su homóloga europea no dio su primer paso en este sentido hasta el 21 de julio. Aunque la Fed ha intentado desde entonces recuperar el terreno perdido, con un aumento de 75 puntos básicos el 8 de septiembre, al que debería seguir otro aumento de la misma magnitud a finales de este mes, el diferencial sigue siendo de 200 puntos básicos a favor del dólar. Esto explica en gran medida la caída del euro, que ha perdido más de un 15% frente al billete verde desde principios de año.
Para el BCE, la inflación empezó a ser un problema a finales de 2021. Por lo tanto, "ha fracasado en su primera prueba", afirma Xueming Song, analista de la gestora DWS. Sin embargo, según sus estatutos, su única misión es garantizar la estabilidad de los precios, mientras que la Reserva Federal también debe tratar de promover el pleno empleo.
Recesión inevitable
Su lentitud para reaccionar es tanto más injustificable cuanto que la inflación ya se había despertado en Europa antes de la guerra de Ucrania, bajo el efecto de una política monetaria acomodaticia destinada a estimular la economía, señala el economista Marc Touati, presidente de la empresa ACDEFI. Esta inacción habría tenido efectos perversos. Hoy, la recesión parece inevitable. Es cierto que la inflación es difícil de combatir en Europa porque se debe en parte a los acontecimientos geopolíticos.
La Fed actúa sobre ella por el lado de la demanda, endureciendo las condiciones de financiación. El BCE, por su parte, no puede hacer nada para moderar los precios de la energía, que, junto con los alimentos, contribuyen hasta el 70% de la inflación, afirma Crédit Agricole.
Pero la raíz del problema está en otra parte: el BCE se ha dado en la práctica varios mandatos, como explica DWS. En julio de 2012, hizo saber por voz de su entonces presidente, Mario Draghi, que defendería la moneda común "cueste lo que cueste". Al hacerlo, ya se había desviado de su misión principal. Estas palabras habían impresionado a los mercados en un momento en que dudaban de la durabilidad del euro, dado el alto nivel de endeudamiento de algunos países miembros. Estas dudas tienden ahora a resurgir.
Riesgos de insolvencia
A medida que los tipos de interés suben, la cuestión es si los Estados (como Italia) seguirán siendo capaces de pagar el servicio de su deuda, ya que el mercado les exige una prima de riesgo. Pero aunque los riesgos de insolvencia deberían ser normalmente responsabilidad de los ministerios de finanzas, el BCE ha tomado medidas para combatir la fragmentación de los rendimientos, especialmente con el mecanismo de IPT presentado el pasado mes de julio (véase Le Revenu nº 1699).
Sin embargo, "luchar al mismo tiempo contra la inflación, el desempleo y el riesgo de crédito no es posible", resume el analista de DWS. Y para Marc Touati, el riesgo de que la zona euro estalle, ante un nivel de deuda que acabaría siendo insostenible para algunos países, podría obligar a los gobiernos a tomar un camino al que parecían haber dado la espalda durante años: subir los impuestos. Se trata de un camino muy peligroso tanto desde el punto de vista político como económico y social.
Ni tan arrepentido ni encantado de haberme conocido