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Los inversores deben tener cuidado: el mercado de 2 billones de dólares para las acciones chinas se basa en una base inestable de libros no auditados y empresas fantasma dudosas.
La bajada del valor de las acciones de algunas empresas chinas podría seguir empeorando en un futuro próximo.
China ha propuesto nuevas reglas que requieren que las grandes empresas de tecnología se sometan a una revisión de ciberseguridad antes de cotizar sus acciones en los mercados extranjeros
Durante el año pasado, según el Financial Times, los inversores de todo el mundo compraron acciones y bonos chinos por valor de más de 800.000 millones de dólares (unos 683.000 millones de euros), un aumento del 40% en comparación con el año anterior. Goldman Sachs, JP Morgan Chase, Morgan Stanley, Citigroup, BlackRock, es decir, las instituciones financieras más grandes y poderosas de Estados Unidos están compitiendo por hacer negocios en China. El legendario inversor Ray Dalio, fundador del fondo de capital riesgo más grande del mundo, advirtió el año pasado que el mundo estaba infraponderado en acciones y bonos chinos. Charlie Munger, la mano derecha de Warren Buffett, ha alabado repetidamente al gobierno chino por permitir que las empresas prosperen y que la gente gane dinero.
Impulsado por un hambre insaciable de crecimiento y ganancias, Wall Street ha buscado oportunidades durante mucho tiempo en la segunda economía más grande del mundo. Ayuda que China ejemplifique el tipo de certeza que supuestamente brindan los regímenes autoritarios. Como dijo Larry Fink, CEO de BlackRock, el administrador de dinero más grande del mundo, hace 10 años: "A los mercados no les gusta la incertidumbre. A los mercados les gustan los gobiernos totalitarios, en los que uno comprende lo que hay ahí fuera".
Por lo tanto, no es de extrañar que cuando las empresas tecnológicas chinas más populares deciden cotizar en bolsa en Estados Unidos, sus carteras de pedidos suelen estar suscritas en exceso, lo que significa que la demanda de los inversores supera la oferta disponible de acciones. En mayo, según la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad entre Estados Unidos y China, había 248 empresas del país asiático que cotizaban en las bolsas estadounidenses con una capitalización de mercado total de 2,1 billones de dólares.
Pero este mes, la "certeza" proporcionada por un régimen antidemocrático comenzó a parecer menos una apuesta segura y más una apuesta gigante. El 2 de julio, solo 2 días después de que la aplicación china Didi Global recaudara más de 3.700 millones de euros en su debut en la Bolsa de Valores de Nueva York, los reguladores chinos anunciaron una investigación sobre la compañía por motivos de protección de la seguridad nacional. En el transcurso de 4 semanas, Didi perdió casi 28.000 millones de euros en valor de mercado y China propuso nuevas reglas que requieren que las grandes empresas de tecnología se sometan a una revisión de ciberseguridad antes de cotizar sus acciones en los mercados extranjeros. Como resultado, una gran cantidad de empresas chinas, incluido el propietario de TikTok, ByteDance, la empresa de tecnología médica LinkDoc, la aplicación de fitness Keep y la startup de entrega de verduras Meicai, han detenido sus planes para lanzar ofertas públicas iniciales en Wall Street.
La aplicación china de transporte compartido Didi Global recaudó más de 3.700 millones de euros en su debut en Wall Street. 2 días después, colapsó bajo el escrutinio regulatorio.
"China no esperaba que los macrodatos se convirtieran en algo poderoso. Ahora que lo es, están tomando medidas enérgicas", afirma Perth Tolle, fundador de Life + Liberty Indexes. También señala a Ant Financial, la filial de tecnología financiera de Alibaba, que se vio obligada a renunciar a lo que se esperaba que fuera la OPV más grande de la historia después de que el fundador Jack Ma hiciera una serie de comentarios descarados condenando las regulaciones bancarias en China. “Esto no es certeza”, opin Tolle. "Esta es una limitación para el crecimiento", añade.
Pero la represión de China contra las grandes tecnologías está lejos de ser el riesgo más grave de las acciones chinas. Al explotar hábilmente 2 lagunas regulatorias, una en Beijing y otra en Washington, las empresas chinas han evadido la supervisión tanto en el país como en el extranjero, manteniendo a los inversores en la oscuridad sobre el verdadero estado de sus finanzas. El mercado de 2 billones de dólares para las acciones chinas es efectivamente un castillo de naipes financiero construido sobre una base inestable de libros no auditados y compañías fantasma dudosas.
"Hemos estado diciendo durante años que estas estructuras no están esencialmente probadas bajo la ley china, y su aplicación existe por capricho del gobierno chino. Cuando hay un gobierno que puede cambiar de manera muy rápida y arbitraria su posición sobre la validez y exigibilidad de estos contratos, o incluso si algunas de estas empresas deberían cotizar en el extranjero, es un riesgo enorme para la propiedad de acciones a largo plazo", destaca Soren Aandahl, director de inversiones del fondo Blue Orca Capital.
La laguna jurídica en el corazón de un mercado de 2 billones de dólares
Para eludir la regulación en casa, muchas empresas chinas que venden sus acciones en el extranjero lo hacen a través de una estructura legal llamada entidad de interés variable. La VIE, generalmente constituida fuera de China, permite a las corporaciones establecer empresas fantasmas en paraísos fiscales como las Islas Caimán o las Islas Vírgenes Británicas. Antes de cotizar en Wall Street, las empresas fantasmas entran en una compleja red de contratos que les otorga la "propiedad" de facto de su empresa matriz china. Cuando los inversores estadounidenses piensan que están comprando acciones de una empresa china como Didi, en realidad están entregando su dinero a una empresa fantasma vacía en las Islas Caimán que ha establecido acuerdos contractuales con Didi en China.
China impone severas restricciones a la propiedad extranjera en empresas del país que operan en sectores sensibles como tecnología, medios y telecomunicaciones. Pero el vacío legal de la VIE permite efectivamente a estas compañías hacerse pasar por entidades extranjeras exentas de la prohibición de la inversión extranjera.
El vacío legal existe desde el año 2000, cuando la empresa de medios china Sina Corp. creó una VIE para cotizar en el Nasdaq. Al principio, China indicó que tomaría medidas contundentes contra la maniobra. "Recuerdo cuando Sina cotizó por primera vez", comenta Anne Stevenson-Yang, cofundadora y directora de investigación de J Capital Research, que se centra en China. "El jefe del Ministerio de Correos y Telecomunicaciones celebró una conferencia de prensa y dijo que esto es ilegal: no se puede tener propiedad extranjera de los activos de telecomunicaciones chinos", añade.
Pero al final, según Stevenson-Yang, el apetito de China por el crecimiento económico superó sus preocupaciones sobre las inversiones extranjeras en industrias sensibles.
El vacío legal de VIE abrió una compuerta de dinero extranjero. Durante las últimas 2 décadas, atraídos por el vasto grupo internacional de capital inversor, y el prestigio y liquidez que provienen de cotizar en Wall Street, las empresas chinas han acudido en masa a las bolsas estadounidenses. El South China Morning Post informó que unas 100 empresas VIE ahora representan alrededor de 4 billones de dólares de capitalización en el índice MSCI China, incluidos casi 600.000 millones de euros de inversores estadounidenses.
Ahora, sin embargo, esas inversiones enfrentan un riesgo significativo. Según se informa, la Comisión Reguladora de Valores de China está planeando cambios en las reglas que cerrarían la laguna jurídica, evitando que las empresas chinas coticen en el extranjero incluso si están vendiendo acciones a través de contratos VIE establecidos. "Los contratos en sí mismos no significan nada porque están regidos por el sistema legal de la República Popular China. Los inversores estadounidenses deben comprender que cualquiera de estas empresas podría desconectarse en cualquier momento, dejándolas con acciones sin valor en un caparazón de Cayman vacío", indica Dan David, fundador de Wolfpack Research.
Stevenson-Yang, quien también predice el final de la estructura VIE, cree que el gobierno chino los eliminará gradualmente en lugar de instituir una prohibición inmediata. "No van a decir de inmediato: 'Todas las VIE son simplemente ilegales y los extranjeros en realidad no poseen nada'. Lo que van a hacer es requerir una reestructuración para que las VIE sean llevadas a tierra", aventura la directora.
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P.D: El artículo completo es muy interesante y es un aviso a navegantes.
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