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Versos sueltos

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Versos sueltos
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Versos sueltos
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#4857

Re: Versos sueltos

.

 

  PRISMA

Yo soy un punto muerto en medio de la hora,
equidistante al grito náufrago de una estrella,
un parque de manubrio se engarrota en la sombra,
y la luna sin cuerda
me oprime en las vidrieras.
                                                Margaritas de oro
                                                deshojadas al viento.

La ciudad insurrecta de anuncios luminosos
flota en los almanaques,
y allá de tarde en tarde,
por la calle planchada se desangra un eléctrico.

El insomnio, lo mismo que una enredadera,
se abraza a los andamios sinoples del telégrafo,
y mientras que los ruidos descerrajan las puertas,
la noche ha enflaquecido lamiendo su recuerdo.

El silencio amarillo suena sobre mis ojos.
¡Prisma!, diáfana mía, para sentirlo todo!

yo departí sus manos,
pero en aquella hora
gris de las estaciones,
sus palabras mojadas se me echaron al cuello,
y una locomotora
sedienta de kilómetros la arrancó de mis brazos.

Hoy suenan sus palabras más heladas que nunca.
¡Y la locura de Edison a manos de la lluvia!

El cielo es un obstáculo para el hotel inverso
refractado en las lunas sombrías de los espejos;
los violines se suben como la champaña,
y mientras las ojeras sondean la madrugada,
el invierno huesosos tirita en los percheros.

Mis nervios se derraman.
                                          La estrella del recuerdo
naufraga en el agua
del silencio.
                        Tú y yo
                                  Coincidimos
en la noche terrible,
meditación temática
deshojada en jardines.

locomotoras, gritos,
arsenales, telégrafos.

El amor y la vida
son hoy sindicalistas,

y todo se dilata en círculos concéntricos.

autógrafo

Manuel Maples Arce

 

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.

#4858

Re: Versos sueltos

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COPLAS DE DON JORGE MANRIQUE POR LA MUERTE DE SU PADRE

                    I

  Recuerde el alma dormida, 
avive el seso e despierte 
  contemplando 
cómo se passa la vida, 
cómo se viene la muerte 
  tan callando; 
  cuán presto se va el plazer, 
cómo, después de acordado, 
  da dolor; 
cómo, a nuestro parescer, 
cualquiere tiempo passado 
  fue mejor.

                    II

  Pues si vemos lo presente 
cómo en un punto s'es ido 
  e acabado, 
si juzgamos sabiamente, 
daremos lo non venido 
  por passado. 
  Non se engañe nadi, no, 
pensando que ha de durar 
  lo que espera 
más que duró lo que vio, 
pues que todo ha de passar 
  por tal manera.

                    III

  Nuestras vidas son los ríos 
que van a dar en la mar, 
  qu'es el morir; 
allí van los señoríos 
derechos a se acabar 
  e consumir; 
  allí los ríos caudales, 
allí los otros medianos 
  e más chicos, 
allegados, son iguales 
los que viven por sus manos 
  e los ricos.

            INVOCACIÓN

                    IV

  Dexo las invocaciones 
de los famosos poetas 
  y oradores; 
non curo de sus ficciones, 
que traen yerbas secretas 
  sus sabores. 
  Aquél sólo m'encomiendo, 
Aquél sólo invoco yo 
  de verdad, 
que en este mundo viviendo, 
el mundo non conoció 
  su deidad.

                    V

  Este mundo es el camino 
para el otro, qu'es morada 
  sin pesar; 
mas cumple tener buen tino 
para andar esta jornada 
  sin errar. 
  Partimos cuando nascemos, 
andamos mientra vivimos, 
  e llegamos 
al tiempo que feneçemos; 
assí que cuando morimos, 
  descansamos.

                    VI

  Este mundo bueno fue 
si bien usásemos dél 
  como debemos, 
porque, segund nuestra fe, 
es para ganar aquél 
  que atendemos. 
  Aun aquel fijo de Dios 
para sobirnos al cielo 
  descendió 
a nescer acá entre nos, 
y a vivir en este suelo 
  do murió.

                    VII

  Si fuesse en nuestro poder 
hazer la cara hermosa 
  corporal, 
como podemos hazer 
el alma tan glorïosa 
  angelical, 
  ¡qué diligencia tan viva 
toviéramos toda hora 
  e tan presta, 
en componer la cativa, 
dexándonos la señora 
  descompuesta!

                    VIII

  Ved de cuán poco valor 
son las cosas tras que andamos 
  y corremos, 
que, en este mundo traidor, 
aun primero que muramos 
  las perdemos. 
  Dellas deshaze la edad, 
dellas casos desastrados 
  que acaeçen, 
dellas, por su calidad, 
en los más altos estados 
  desfallescen.

                    IX

  Dezidme: La hermosura, 
la gentil frescura y tez 
  de la cara, 
la color e la blancura, 
cuando viene la vejez, 
  ¿cuál se para? 
  Las mañas e ligereza 
e la fuerça corporal 
  de juventud, 
todo se torna graveza 
cuando llega el arrabal 
  de senectud.

                    X

  Pues la sangre de los godos, 
y el linaje e la nobleza 
  tan crescida, 
¡por cuántas vías e modos 
se pierde su grand alteza 
  en esta vida! 
  Unos, por poco valer, 
por cuán baxos e abatidos 
  que los tienen; 
otros que, por non tener, 
con oficios non debidos 
  se mantienen.

                    XI

  Los estados e riqueza, 
que nos dexen a deshora 
  ¿quién lo duda?, 
non les pidamos firmeza. 
pues que son d'una señora; 
  que se muda, 
  que bienes son de Fortuna 
que revuelven con su rueda 
  presurosa, 
la cual non puede ser una 
ni estar estable ni queda 
  en una cosa.

                    XII

  Pero digo c'acompañen 
e lleguen fasta la fuessa 
  con su dueño: 
por esso non nos engañen, 
pues se va la vida apriessa 
  como sueño, 
e los deleites d'acá 
son, en que nos deleitamos, 
  temporales, 
e los tormentos d'allá, 
que por ellos esperamos, 
  eternales.

                    XIII

  Los plazeres e dulçores 
desta vida trabajada 
  que tenemos, 
non son sino corredores, 
e la muerte, la çelada 
  en que caemos. 
  Non mirando a nuestro daño, 
corremos a rienda suelta 
  sin parar; 
desque vemos el engaño 
y queremos dar la vuelta 
  no hay lugar.

                    XIV

  Esos reyes poderosos 
que vemos por escripturas 
  ya passadas 
con casos tristes, llorosos, 
fueron sus buenas venturas 
  trastornadas; 
  assí, que no hay cosa fuerte, 
que a papas y emperadores 
  e perlados, 
assí los trata la muerte 
como a los pobres pastores 
  de ganados.

                    XV

  Dexemos a los troyanos, 
que sus males non los vimos, 
  ni sus glorias; 
dexemos a los romanos, 
aunque oímos e leímos 
  sus hestorias; 
  non curemos de saber 
lo d'aquel siglo passado 
  qué fue d'ello; 
vengamos a lo d'ayer, 
que también es olvidado 
  como aquello.

                    XVI

  ¿Qué se hizo el rey don Joan? 
Los infantes d'Aragón 
  ¿qué se hizieron? 
¿Qué fue de tanto galán, 
qué de tanta invinción 
  como truxeron? 
  ¿Fueron sino devaneos, 
qué fueron sino verduras 
  de las eras, 
las justas e los torneos, 
paramentos, bordaduras 
  e çimeras?

                    XVII

  ¿Qué se hizieron las damas, 
sus tocados e vestidos, 
  sus olores? 
¿Qué se hizieron las llamas 
de los fuegos encendidos 
  d'amadores? 
  ¿Qué se hizo aquel trovar, 
las músicas acordadas 
  que tañían? 
¿Qué se hizo aquel dançar, 
aquellas ropas chapadas 
  que traían?

                    XVIII

  Pues el otro, su heredero 
don Anrique, ¡qué poderes 
  alcançaba! 
¡Cuánd blando, cuánd halaguero 
el mundo con sus plazeres 
  se le daba! 
  Mas verás cuánd enemigo, 
cuánd contrario, cuánd cruel 
  se le mostró; 
habiéndole sido amigo, 
¡cuánd poco duró con él 
  lo que le dio!

                    XIX

  Las dávidas desmedidas, 
los edeficios reales 
  llenos d'oro, 
las vaxillas tan fabridas 
los enriques e reales 
  del tesoro, 
  los jaezes, los caballos 
de sus gentes e atavíos 
  tan sobrados 
¿dónde iremos a buscallos?; 
¿qué fueron sino rocíos 
  de los prados?

                    XX

  Pues su hermano el innocente 
qu'en su vida sucesor 
  se llamó 
¡qué corte tan excellente 
tuvo, e cuánto grand señor 
  le siguió! 
  Mas, como fuesse mortal, 
metióle la Muerte luego 
  en su fragua. 
¡Oh jüicio divinal!, 
cuando más ardía el fuego, 
  echaste agua.

                    XXI

  Pues aquel grand Condestable, 
maestre que conoscimos 
  tan privado, 
non cumple que dél se hable, 
mas sólo como lo vimos 
  degollado. 
  Sus infinitos tesoros, 
sus villas e sus lugares, 
  su mandar, 
¿qué le fueron sino lloros?, 
¿qué fueron sino pesares 
  al dexar?

                    XXII

  E los otros dos hermanos, 
maestres tan prosperados 
  como reyes, 
c'a los grandes e medianos 
truxieron tan sojuzgados 
  a sus leyes; 
  aquella prosperidad 
qu'en tan alto fue subida 
  y ensalzada, 
¿qué fue sino claridad 
que cuando más encendida 
  fue amatada?

                    XXIII

  Tantos duques excelentes, 
tantos marqueses e condes 
  e varones 
como vimos tan potentes, 
dí, Muerte, ¿dó los escondes, 
  e traspones? 
  E las sus claras hazañas 
que hizieron en las guerras 
  y en las pazes, 
cuando tú, cruda, t'ensañas, 
con tu fuerça, las atierras 
  e desfazes.

                    XXIV

  Las huestes inumerables, 
los pendones, estandartes 
  e banderas, 
los castillos impugnables, 
los muros e balüartes 
  e barreras, 
  la cava honda, chapada, 
o cualquier otro reparo, 
  ¿qué aprovecha? 
Cuando tú vienes airada, 
todo lo passas de claro 
  con tu flecha.

                    XXV

  Aquel de buenos abrigo, 
amado, por virtuoso, 
  de la gente, 
el maestre don Rodrigo 
Manrique, tanto famoso 
  e tan valiente; 
sus hechos grandes e claros 
non cumple que los alabe, 
  pues los vieron; 
ni los quiero hazer caros, 
pues qu'el mundo todo sabe 
  cuáles fueron.

                    XXVI

  Amigo de sus amigos, 
¡qué señor para criados 
  e parientes! 
¡Qué enemigo d'enemigos! 
¡Qué maestro d'esforçados 
  e valientes! 
  ¡Qué seso para discretos! 
¡Qué gracia para donosos! 
  ¡Qué razón! 
¡Qué benino a los sujetos! 
¡A los bravos e dañosos, 
  qué león!

                    XXVII

  En ventura, Octavïano; 
Julio César en vencer 
  e batallar; 
en la virtud, Africano; 
Aníbal en el saber 
  e trabajar; 
  en la bondad, un Trajano; 
Tito en liberalidad 
  con alegría; 
en su braço, Aureliano; 
Marco Atilio en la verdad 
  que prometía.

                    XXVIII

  Antoño Pío en clemencia; 
Marco Aurelio en igualdad 
  del semblante; 
Adriano en la elocuencia; 
Teodosio en humanidad 
  e buen talante. 
  Aurelio Alexandre fue 
en desciplina e rigor 
  de la guerra; 
un Constantino en la fe, 
Camilo en el grand amor 
  de su tierra.

                    XXIX

  Non dexó grandes tesoros, 
ni alcançó muchas riquezas 
  ni vaxillas; 
mas fizo guerra a los moros 
ganando sus fortalezas 
  e sus villas; 
  y en las lides que venció, 
cuántos moros e cavallos 
  se perdieron; 
y en este oficio ganó 
las rentas e los vasallos 
  que le dieron.

                    XXX

  Pues por su honra y estado, 
en otros tiempos passados 
  ¿cómo s'hubo? 
Quedando desamparado, 
con hermanos e criados 
  se sostuvo. 
  Después que fechos famosos 
fizo en esta misma guerra 
  que hazía, 
fizo tratos tan honrosos 
que le dieron aun más tierra 
  que tenía.

                    XXXI

  Estas sus viejas hestorias 
que con su braço pintó 
  en joventud, 
con otras nuevas victorias 
agora las renovó 
  en senectud. 
  Por su gran habilidad, 
por méritos e ancianía 
  bien gastada, 
alcançó la dignidad 
de la grand Caballería 
  dell Espada.

                    XXXII

  E sus villas e sus tierras, 
ocupadas de tiranos 
  las halló; 
mas por çercos e por guerras 
e por fuerça de sus manos 
  las cobró. 
  Pues nuestro rey natural, 
si de las obras que obró 
  fue servido, 
dígalo el de Portogal, 
y, en Castilla, quien siguió 
  su partido.

                    XXXIII

  Después de puesta la vida 
tantas vezes por su ley 
  al tablero; 
después de tan bien servida 
la corona de su rey 
  verdadero; 
  después de tanta hazaña 
a que non puede bastar 
  cuenta cierta, 
en la su villa d'Ocaña 
vino la Muerte a llamar 
  a su puerta,

                    XXXIV

  diziendo: "Buen caballero, 
dexad el mundo engañoso 
  e su halago; 
vuestro corazón d'azero 
muestre su esfuerço famoso 
  en este trago; 
  e pues de vida e salud 
fezistes tan poca cuenta 
  por la fama; 
esfuércese la virtud 
para sofrir esta afruenta 
  que vos llama."

                    XXXV

  "Non se vos haga tan amarga 
la batalla temerosa 
  qu'esperáis, 
pues otra vida más larga 
de la fama glorïosa 
  acá dexáis. 
  Aunqu'esta vida d'honor 
tampoco no es eternal 
  ni verdadera; 
mas, con todo, es muy mejor 
que la otra temporal, 
  peresçedera."

                    XXXVI

  "El vivir qu'es perdurable 
non se gana con estados 
  mundanales, 
ni con vida delectable 
donde moran los pecados 
  infernales; 
  mas los buenos religiosos 
gánanlo con oraciones 
  e con lloros; 
los caballeros famosos, 
con trabajos e aflicciones 
  contra moros."

                    XXXVII

  "E pues vos, claro varón, 
tanta sangre derramastes 
  de paganos, 
esperad el galardón 
que en este mundo ganastes 
  por las manos; 
e con esta confiança 
e con la fe tan entera 
  que tenéis, 
partid con buena esperança, 
qu'estotra vida tercera 
  ganaréis."

[Responde el Maestre:]

                    XXXVIII

  "Non tengamos tiempo ya 
en esta vida mesquina 
  por tal modo, 
que mi voluntad está 
conforme con la divina 
  para todo; 
  e consiento en mi morir 
con voluntad plazentera, 
  clara e pura, 
que querer hombre vivir 
cuando Dios quiere que muera, 
  es locura."

[Del maestre a Jesús]

                    XXXIX

  "Tú que, por nuestra maldad, 
tomaste forma servil 
  e baxo nombre; 
tú, que a tu divinidad 
juntaste cosa tan vil 
  como es el hombre; 
tú, que tan grandes tormentos 
sofriste sin resistencia 
  en tu persona, 
non por mis merescimientos, 
mas por tu sola clemencia 
  me perdona".

        FIN

                    XL

  Assí, con tal entender, 
todos sentidos humanos 
  conservados, 
cercado de su mujer 
y de sus hijos e hermanos 
  e criados, 
  dio el alma a quien gela dio 
(el cual la ponga en el cielo 
  en su gloria), 
que aunque la vida perdió, 
dexónos harto consuelo 
  su memoria.



Jorge Manrique, 1477

 

 

Poco importa repetir, si lo que se repite es bueno y se repite con buena intención.

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

 

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#4859

Re: Versos sueltos

,

  Velázquez
  DON JUAN DE AUSTRIA

Don Juan de Austria el bufón... Don Juan terrible,
la socarrona cara jocoseria,
bajo el gorro anacrónico y risible...
¡Don Juan de la verdad y la miseria!

Hay en sus ojos de amargura un sello,
y en vano burlan de su mal talante
las damas del absurdo guardainfante
y décuple archivolta en el cabello.

No fue en Lepanto, pese a su alto nombre;
pero, amigo de un rey de glorias harto,
entre sus timbres de alta prez hay uno

que hace de él un amable gentilhombre:
prestó un doblón al gran Felipe Cuarto
en cierta noche de terrible ayuno.

autógrafo

Manuel Machado

 

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

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#4860

Re: Versos sueltos

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    LA MUJER SEVILLANA

                  I
              CARMEN

Cuando al caer la tarde, como un suspiro, orea
los rumorosos patios del barrio de Triana,
y el cabello de Carmen, que de negro azulea,
y sus ojos, en donde amor florece y grana...

Envuelto en ese halo de gracia, que defiende
al hombre que es amado de una mujer hermosa,
pasa Antonio; y, en una larga mirada, enciende
el alma y las mejillas de Carmen, ruborosa.

Ella lo ve alejarse, sintiendo confundido
al latir de su pecho el paso conocido.

Y al rezar el Rosario, y al regar las macetas,
un nombre la perturba con delicias secretas...

Y sola ante el espejo —confesará mañana—,
prende en su negro pelo una rosa temprana.

                  II
              ROSARIO

«Los hombres son los hombres». Y hay cosas en la vida...
Ante tales razones, Rosario, convencida,
inclina a la costura la gallarda cabeza,
donde luce una rosa que envidia su belleza.

Y a pensar en su hogar, limpio como un espejo,
que ella cuida y encanta sólo con el reflejo
de su gracia... Rosario lo que es el mundo ignora.
Cuando Juan viene, ríe. Si Juan se tarda, llora.

él, que la quiere mucho, aunque lo diga poco,
vuelve siempre a la sombra del amor verdadero.
Ella espera, y el nido amante y dulce cuida,

donde crece la planta de su cariño loco.
Y Juan no viene acaso aquella noche; pero...
«Los hombres son los hombres».  Y hay cosas en la vida...

                  III
                 ANA

¿Conocéis la leyenda que atribuye a Santa Ana
la invención del puchero?... ¿Y aquella otra, llena
de aroma y gracia, de una hierba que es buena,
en competencia con otra que es mejor, Ana?

Y en la ruda corteza de los augustos robles
viendo gotas de lluvia resbalar como llanto,
¿pensasteis en los rostros arrugados y nobles
de las abuelas, reinas-madres, que amaron tanto?...

Todo ello se evoca viendo a esta vieja santa,
a quien nimba una lumbre de hogar inextinguida,
bajo la gracia pura del sevillano cielo...

Y aun, con alegres cuentos, al nietecillo encanta;
y aun, heroica, conserva, al final de la vida,
la sonrisa en los labios y la rosa en el pelo.

autógrafo

Manuel Machado

 

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!
 

 

 

 

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#4861

Re: Versos sueltos

Los cuadros hay que verlos junto a un experto que te los pueda explicar.

 

 

        Goya
  LOS FUSILAMIENTOS DE LA MONCLOA

Él lo vio... Noche negra, luz de infierno...
Hedor de sangre y pólvora, gemidos...
Unos brazos abiertos, extendidos
en ese gesto del dolor eterno.

Una farola en tierra, casi alumbra
con un halo amarillo que horripila,
de los fusiles la uniforme fila
monótona y brutal en la penumbra.

Maldiciones, quejidos... Un instante
primero que la voz de mando suene;
un fraile muestra el implacable cielo.

Y en convulso montón agonizante,
a medio rematar, por tandas viene
la eterna carne de cañón al suelo.

autógrafo

Manuel Machado

 

 

Aprendes  a mirar con otros ojos

 

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

 

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#4862

Re: Versos sueltos

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  KYRIE ELEYSON

La Caridad, la Caridad, la Caridad...
Tus llagas otra vez, Señor, al mundo muestra,
y tu corona de espinas, y tu diestra
horadada por el clavo de la impiedad.

Dinos de nuevo aquella palabra que nos hace
llorar... y nos derrite la maldad en el pecho,
y nos da paz, amor y olvido. Y satisface
como el correr seguro del río por su lecho.

Y que un paisaje matinal y que una buena
esperanza nos den la alegria piadosa,
y que sea el amor de Dios nuestra verdad.

Que seamos buenos para librarnos de la pena.
y que nunca olvidemos esta única cosa:
¡La Caridad, la Caridad, la Caridad!...

autógrafo

Manuel Machado

 

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

 

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#4863

Re: Versos sueltos

.

 

        Beato Angélico
      LA ANUNCIAClÓN

La campanada blanca de maitines
al seráfico artista ha despertado,
y, al ponerse a pintar, tiene a su lado
un coro de rosados querubínes.

Y ellos le enseñan cómo se ilumina
la frente y las mejillas ideales
de María, los ojos virginales,
la mano transparente y ambarina.

Y el candor le presentan de sus alas
para que copie su infantil blancura
en las alas del ángel celestial,

que, ataviado de perlinas galas,
fecunda el seno de la Virgen pura,
como el rayo del sol por el cristal.

autógrafo

Manuel Machado

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

 

 

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#4864

Re: Versos sueltos

¿Cuántas puedo recitar de memoria de Antonio Machado? Muchas. 

 

Me apasionaba de joven.

 

 

 

Yo voy soñando caminos 
de la tarde. ¡Las colinas 
doradas, los verdes pinos, 
las polvorientas encinas!...

¿Adónde el camino irá? 
Yo voy cantando, viajero, 
a lo largo del sendero... 
—La tarde cayendo está—.

En el corazón tenía 
la espina de una pasión; 
logré arrancármela un día; 
ya no siento el corazón
.

Y todo el campo un momento 
se queda, mudo y sombrío, 
meditando. Suena el viento 
en los álamos del río.

La tarde más se oscurece; 
y el camino se serpea 
y débilmente blanquea, 
se enturbia y desaparece.

Mi cantar vuelve a plañir: 
Aguda espina dorada, 
quién te volviera a sentir 
en el corazón clavada
.

autógrafo

Antonio Machado

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

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