¡Buenas tardeeees!
Como más vale tarde que nunca, hoy Pedro me ha hecho entrega de las dos cajas de pastas conventuales de mis monjitas favoritas, las Clarisas, que como sabes son las del pueblo de mi madre. Por cierto, en su convento de Elche fue donde encargué las Misas Gregorianas por el eterno descanso de mi tío Darío.
Al grano.
De parte de mi barbudín, el genuino Karlicones, de mi padre que también ha comido, y de la menda lerenda: ¡¡¡¡Muchísimas gracias!!!! Están buenísimas tanto las "pastas Isabeles" como los "Feos", que de feos no tienen nada. A Rigoberto le he dado un trocito minúsculo para que chupetee y luego no me lo podía quitar de encima, jajajaaaa. Se ve que a él también le han gustado muchísimo. Y no es para menos porque están deliciosas.
Luego nos tomaremos un cafecito y repetiremos manjar. Ojalá pases por aquí algun día y podamos responderte al detallazo como se merece, porque además de llenarnos la tripita y estarte muy agradecidos, nos ha hecho mucha ilusión probar las dos variedades.
Ahora tenemos claro que cuando nos toque visitar la preciosa ciudad de Valladolid, habrá una visita obligada al Monasterio de Santa Isabel.
Un abrazo y de todo corazón: ¡¡muchas gracias!!
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.