Las tapas que yo sepa típicas en toda España (menos en el P. Vasco, que somos raritos hasta para eso, jajaja) son un platito con algo para comer con cubiertos, ¿me equivoco?. Es lo que entiendo por "tapa", aunque igual estoy más equivocada que Machoman en el baño de Señoras...
Y los pintxos -los de toda la vida de mi tierra- eran bocaditos que se pinchaban con un palillo de dientes y se llevaban a la boca con la mano.
¿Qué ocurre hoy en día? Que con la "finOlidad" de la alta cocina, los pintxos se sirven con cucharilla, tenedor, cuchillo y hasta servilleta de hilo si me apuras, que tirar al suelo el palillo está mal visto hasta en Bilbao, vamos, que no es elegante. Y ahora tapas y pintxos se confunden.
Y como bilbaína de pro que soy (de más de 40, de costumbres sencillas, pero ya acostumbrada y demasiado vieja para cambiar) sigo pensando que para degustar un pintxito hay que pinchar, comer y tirar el palillo al suelo, limpiarse si se tercia con servilleta de papel y tirarla seguidamente también al suelo... y la tapa, de toda la vida más elegante, no te permite lanzar el tenedor al aire, jajaja
Gracias por la dirección del Aurrera (¡Adelante! como dice el BBVA). Otro destino para el finde. Como pongan buenos pintxos me hago "socia". Pues mira tú por donde, creo que ya lo dije el otro día, de las pocas cosas que añoro en Elche son el bacalao al pilpil y los pintxitos. Como me hayas descubierto la solución le pido al Excelentísimo Sr. Alcalde de Elx -íntimo de Pedrovera- que te haga un monumento en la Glorieta.
Un saludo.
No es que el Lizarrán sea malo. Lo que ponen suele estar rico. Es que les tengo un poco de manía porque la primera vez que estuve en uno en Alicante en la Rambla de M.N. iba yo con la idea de pintxos bilbaínos, de ésto ya hace unos añitos. Y lo primero que me preguntaron fue: ¿Sabe usted cómo funciona ésto de los pinchos? Estupefacta contesté: Claro, ¡¡soy de Bilbao!!
Y me dijo: Bueno, pues entonces ya sabe que hay que dejar los palillos en el plato, para que luego podamos contarlos. ¿¿¿CÓMORRRR???
Te juro que no sé cómo lo hacían, pero los camareros en Bilbao de tascas, tabernas y bares parecía que no te miraban cuando ibas cogiendo los pintxos, pero aún tirando los palillos sabían de sobra el número exacto de los que te habías comido. Aunque fuéramos toda la cuadrilla de amigos junta, ¡¡No había forma de engañarles!! (Ni tragándote el palillo, jajaja)
Otro saludo que cojo carrete y no callo.
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.