Héte aquí, ahí quería llegar yo.
La compañía puede ser de 10. El motivo de celebración también de 10. El espíritu festivo también le ponemos un 10. La calidad de la comida no le quito ni un céntimo a la puntuación, otro 10.
Pero si pido un soufflé de chocolate, quiero ver un soufflé en mi plato, y no un bizcocho hinchado relleno de chocolate con CERO de presentación. Porque una tiene ya unos añitos y le toca las naricitas que la intenten engañar.
Como habíamos ido otras veces al mismo restaurante, puedo comparar precios y raciones. ¡Un cambio espectacular, pero por escatimada la cantidad y exagerado el precio.
Y concluyo diciendo que la presentación de un plato también se paga. La comida se puede servir como en casa, de una manera más o menos sencillita y se come y está buenísima. Pero si voy a un restaurante y por lo mismo que en casa, pretenden cobrarme 20 veces su valor, exijo que la presentación tenga 20 veces más belleza que en mi casa.
Unas habas frescas y unas aceitunas gordales son aperitivos de tasca barata. Lo siento si sueno "pija", pero es mi pensamiento. Y las quiero pagar con el precio de taberna y no de restaurante de lujo.
Tener manteles limpios, recién planchados, servir con elegancia cuesta su dinero. Puede sobrarte o no, pero si lo recibes hay que pagarlo. Si no lo recibes, obviamente, es un sablazo.
Cuando postee las fotos me entenderás mejor...
Al salir de allí, tanto mi marido como yo, sacamos las llaves...
Un saludo cordial
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.